lunes, 6 de octubre de 2008

El juego en las salas y casinos mueve cerca de $ 179 millones en la provincia

Argentina - Entre Ríos. En lo que va del 2008 el Instituto de Ayuda Financiera a la Acción Social ha distribuido más de 52 millones entre el sistema jubilatorio de amas de casa, deportes y tesorería de la Provincia. Existe en Entre Ríos un programa de ayuda al ludópata, pero de momento se limita a colaborar con el enfermo que pide su autoexclusión de las salas.
Durante el 2007 el Gobierno de la provincia de Buenos Aires distribuyó 375 millones de pesos provenientes del juego entre las áreas de deportes, desarrollo humano, educación, salud y seguridad.
En el mismo período, en Entre Ríos, la recaudación del Iafas ascendió a los 179 millones de pesos, en concepto del total de las utilidades, que contempla la venta en salas y casinos de la provincia, descontando los premios abonados. De ese monto final, 55 millones fueron aportados por los siete casinos y sus tres anexos que funcionan en Entre Ríos y 124 millones por las salas de tragamonedas que suman un total de 36.
En el año en curso, el Iafas ya distribuyó recursos por más de 52 millones de pesos: 2.100.000 fueron destinado a deportes, 36.700.000 al sistema jubilatorio de amas de casa y 13.500.000 a Tesorería de la Provincia, que a su vez reasigna el dinero para las áreas de Salud y Educación.
EN DIEZ AÑOS. En 1998 ya funcionaban seis casinos en Entre Ríos y sólo tres salas de tragamonedas, ubicadas una en Paraná, otra en Colón y una más en Gualeguaychú.
En el año 2000 se crea el anexo del casino de Colón en Concepción del Uruguay; en 2005 se instala el casino de Victoria; en el 2007 el de Gualeguay dependiente de Gualeguaychú y finalmente este año se añadió el anexo del casino de Federación en la localidad de Chajarí.
Por otra parte, desde el 2002 comenzaron a abrir sus puertas, en casi todas las cabeceras provinciales, incluso en la Ruta 14, las salas tragamonedas, hasta llegar a 36 enumerando aquellas que funcionan en los casinos.
PREVENCIÓN. “Bienvenido. Este sitio forma parte del servicio de información y orientación al usuario de juegos de apuestas, creado por el Iafas con la finalidad de prevenir excesos que puedan afectar la salud, la salud mental, la social y la economía de los jugadores o sus familias. Además de informarte, este espacio te da la posibilidad de realizar consultas en forma anónima y gratuita. Por el momento, escribirnos a contacto@prevenjuego.com.ar y te responderemos a la brevedad. Próximamente, podrás comunicarse a nuestra línea gratuita 0800 y participar en el foro o conversar en el chat con otras personas”.
El párrafo transcripto figura en la apertura de la página de Prevenjuego, un programa provincial de ayuda al ludópata lanzado en agosto de 2007, con la finalidad de mitigar la contradicción del Estado que fomenta el juego con fines sociales, contribuyendo al mismo tiempo a generar un importante número de jugadores compulsivos.
Si bien el inicio del programa anunciaba la creación de un 0800, entre otros servicios, a un año de su lanzamiento la iniciativa tiene otros horizontes.
En principio, en marzo de este año se vencieron los contratos de los profesionales abocados al desarrollo de Prevenjuego y los mismos no fueron renovados.
La titular del área en la actualidad es Rosana Borini, quien además cuenta con la asistencia de otro empleado del Iafas. Ambos se dedican a cumplir con uno de los proyectos que se incluían en el programa: la autoexclusión de ludópatas.
AUTOEXCLUIDOS. “Nosotros tenemos actualmente un dispositivo que se llama de autoexclusión, en ese sentido la persona que está afectada por la adicción va a la institución y pide que se le prohíba el ingreso a la sala. Nosotros le tomamos los datos, le sacamos una fotografía y la persona se compromete a no retornar a las salas por un año; en caso de que no cumpla, el personal de la sala le pide que se retire”, detalla Borini.
PREVENJUEGO. La titular del programa detalla que hay entre seis y siete consultas semanales y que aproximadamente el 30 % pide su exclusión de las salas de juego.
Borini advierte que el sistema “no es un tramite administrativo, merece una atención personalizada, de escucha atenta, porque cuando presentan la problemática aparecen un montón de cosas que acompañan la adicción al juego”. Algunos ludópatas son derivados al Centro Huellas de rehabilitación y otros a diferentes profesionales.
De todos modos, Borini admite que “hay un cierto temor de parte de los jugadores a que eso se haga público, hay como una representación de que la ficha va a aparecer pegada en la puerta de entrada de los casinos”.
La atención al ludópata en el segundo piso del Iafas funciona hace cinco meses, de 17 a 21, y la idea es que se le añadan otras actividades que cooperen para una verdadera contención del enfermo por el juego. En esa dirección, el proyecto es conformar grupos de autoayuda y provincializar el trabajo del programa.
“Nosotros hemos enviado los instructivos del formulario de autoexclusión a todas las salas, este mes vamos a mudarnos a un departamento para que sea más sencillo el acceso de aquellos que quieran realizar consultas”, detalla Borini.
Si bien el lanzamiento del programa en 2007 prometía otros servicios, Borini rescata que “debemos ser la tercera provincia en el país que está tomando la problemática, la primera fue Buenos Aires y Misiones también que está avanzado en el tema”.
En ese sentido, la titular de Prevenjuego destaca el compromiso que debe tener Entre Ríos con el problema, más aún teniendo en cuenta que “somos la única provincia que administra el 100 % de los juegos y eso significa que tenemos mayor responsabilidad”.
Todas las salas de juego
Casinos con salas tragamonedas: Colón, Federación, Gualeguaychú, Concordia, Paraná, La Paz y Victoria.
Anexos con tragamonedas: Concepción del Uruguay, dependiente de Colón; Chajarí, de Federación; Gualeguay, de Gualeguaychú.
Tragamonedas: Villa Elisa, Feliciano, Ruta 14, Rosario del Tala, Urdinarrain, Federal, Villaguay, San Salvador, Paraná (anexo de calle 25 de mayo), Crespo, Diamante, Bovril, Viale, Nogoyá, María Grande y Santa Elena.
A la hora de la solapa
Todavía no son las tres de la tarde. Las calles del centro responden a la lógica de la siesta: no hay casi nadie, salvo dos pibes fumando bajo la sombra de un árbol y una chica que evidentemente llega tarde al trabajo.
En las cercanías del bingo, cinco autos esperan clientes y dos mujeres, cada una por su lado, abren la puerta de entrada y permiten que se escape algo del ruido del interior de la sala.
Una vez adentro ya no hay registro alguno del tiempo: sería difícil distinguir si es noche cerrada o amanecer con tormenta de granizo. Ahora, a las 15, el bingo está lleno o casi lleno y en la gran mayoría de los casos son mujeres, de entre 40 y 65 años, las que ocupan las máquinas de juego.
“Hay muchas que llegan a la mañana, apenas abre la sala y se pelean por las máquinas, mal se pelean, con insultos fuertes”, dice un hombre sentado en una de las mesas alrededor de la barra. Todos tienen sus preferencias y quieren arrancarle el acumulado del día anterior al aparato.
Las mozas llevan jugos, gaseosas y sándwiches sobre las bandejas, eso tal vez podría ser una señal de que aún faltan horas para la noche. Más tarde servirán otro tipo de bebidas.
“Acá, Baldomir (Carlos, el ex campeón mundial de box), perdió 30 lucas”, dice otro habitué del bingo, también cerca de la barra.
Hay carteles pegados en las paredes que advierten: el juego en exceso hace daño.
“Hace pocos días vi a un tipo llorando porque se había gastado el sueldo entero y su mujer, en otra máquina, ya se había liquidado la mitad del suyo”, dice Rubén que también juega, “pero no como antes”, aclara.
En las cercanías hay gente que presta dinero, pero con intereses elevados. “Te matan, yo una vez le pedí 40 mangos, te cobran casi el 10 % por día, en un mes ya te sacan el 300 %”.
El ruido de las máquinas que sueltan premios, se suma al de la mayoría que se operan sin respuestas de sirenas salvadoras, también está la música y el murmullo. El ruido es una nube con olor a cigarrillo. Los jugadores aspiran otra bocanada de ansiedad y hacen un nuevo intento por conquistar a la suerte. Afuera la siesta tiene el mismo matiz cansino y aletargado de antes, de siempre.
Fuente: eldiariodeparana

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