República Dominicana - En el período gubernamental 1996-2000 se legalizó la cultura del juego en el país y la promoción del ocio y la vagancia, además del estímulo al azar como vía para lograr el mejoramiento económico mediante las apuestas continuas a deportes de todo tipo y a los diferentes tipos de loterías, públicas y privadas.
De esa manera, el gobierno de entonces obtuvo ingresos importantes al tiempo que sembraba en la población el vicio de los juegos de azar, con todas las garantías legales posibles, como mecanismo para lograr el progreso material y personal de un golpe, en una “chepa” o haciéndose rico de la noche a la mañana, como la promesa publicitaria divulgada por la lotería estatal.
En el cuatrienio 2000-2004, la Presidencia de entonces también hizo su aporte negativo a la promoción del vicio del juego, pues mediante decreto autorizó a que la estatal Lotería Nacional realizase sorteos diarios y por igual a las bancas de las demás loterías.
Ahora ocurre que el país ha sido sembrado de bancas de apuestas y de loterías que triplican los centros escolares, que suman 13 mil 353, divididos en 10 mil 746 públicos, dos mil 410 privados y 197 semioficiales, según la secretaría de Educación.
Los datos en la acera de enfrente, es decir, de juegos de azar, abruman los de educación, pues en total alcanzan los 38 mil 271 puntos para las apuestas, que por segmentos corresponden a 35 mil 900 bancas de lotería, mil 385 deportivas y 986 agencias de loto.
También las cifras respecto al volumen de las apuestas diarias son para alarmarse, porque no se entiende de dónde la gente saca tanto dinero para lanzarlo al azar ni cómo se mantienen con una cultura del vicio que resulta sospechosa cuando los jugadores no trabajan.
Quizás esto explique porqué hay gente dispuesta hasta a robar, principalmente a sus familiares, para obtener el dinero de mantener su vicio.
Datos aportados por el pasado administrador de la Lotería revelan que la población gasta, en billetes, quinielas y palé de lotería, lotos, casinos y bancas de apuestas, un estimado entre 18 y 20 mil millones de pesos al año, de los cuales sólo en bancas de loterías la cifra es de 12 mil millones anuales.
La penetración de estos negocios y su expansión por todo el territorio es sintomática al extremo de que los puntos donde operan, por la vistosidad de sus letreros y la disposición permanente de energía que los convierte en focos de iluminación, son los referentes más usuales para ubicar una dirección o acordar un encuentro, sobre todo en las zonas suburbanas y rurales.
Es una situación alarmante que parece no preocupar al gobierno pues obtiene ingresos extraordinarios a juzgar por las cifras aportadas por Listín Diario de que se apuesta más de 76 mil millones de pesos al año en estas bancas y en tragamonedas, casinos, galleras, hipismo, fracatanes y bingos.
Estos datos del país como paraíso del juego explican problemas como la vagancia y la delincuencia, entre otros.
Fuente: CARLOS MANUEL ESTRELLA - elnacional
jueves, 30 de octubre de 2008
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