viernes, 21 de diciembre de 2007

Una historia de azar

España - La lotería, que nació hace 2.200 años para financiar ejércitos y la construcción de la Gran Muralla, celebra mañana en España su ritual anual más importante.
Los juegos de azar eran ya antiguos cuando, según la tradición bíblica, los soldados romanos se jugaron la túnica de Jesús al pie de la cruz. Los historiadores asumen que los autores de los evangelios de Juan, Marcos y Mateo se refieren a una partida de dados, ya que éste era el juego más popular entre los legionarios. Los dados más antiguos conocidos datan del tercer milenio antes de Cristo (aC) y forman parte de juegos de mesa mesopotámicos. «Existiendo los dados, es seguro que se montaban timbas», indica el arqueólogo Felip Masó.
La muralla china es, en parte, un producto del juego. A principios del siglo II aC, la dinastía Han construyó la barrera defensiva gracias al dinero recaudado a través del keno. El invento de esta lotería, la primera de la que se tiene noticia, se atribuye a Cheung Leung, quien la ideó para conseguir dinero con el que armar sus ejércitos. El recurso a sorteos para financiar aventuras militares y obras públicas fue una constante en Europa desde principios del siglo XV, cuando varias ciudades francesas lograron así los fondos necesarios para reforzar sus defensas. A mediados de ese siglo, los belgas recurrieron a la lotería para construir iglesias, casas de beneficiencia e infraestructuras portuarias.
Francisco I de Francia autorizó la lotería en 1520 para llenar sus arcas y, en 1567, Isabel I hizo lo propio en Inglaterra. El juego cruzó el Atlántico y Benjamin Franklin obtuvo gracias a él dinero para cañones con los que luchar contra Inglaterra durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos. En 1753, los fondos de la lotería se emplearon para la fundación del Museo Británico y, diez años después, Carlos III importó desde Nápoles la lotería primitiva. «Hasta ese momento, se habían celebrado en España sorteos ocasionales para obtener recursos extraordinarios para obras públicas, equipamiento militar... Pero, a mediados el siglo XVIII, la lotería se convierte en un instrumento fiscal», indica Roberto Garvía, sociólogo de la Universidad Carlos III de Madrid y estudioso de la historia de este juego.
Sorteo patriótico
La primera lotería española era parecida a la primitiva: el jugador elegía los números. Había sorteos cada dos semanas y el problema era que los premios eran fijos, lo que suponía que existía la posibilidad de que el Estado perdiera dinero si los ingresos eran bajos. «Ocurrió al menos dos veces, pero fue poco dinero. El Estado suspendió esa modalidad de lotería en 1862, cuando algunos jugadores concentraron apuestas desorbitadas en pocos números. En caso de ganar, habría salido de las arcas públicas una cantidad semejante a la obtenida el año anterior con la emisión de deuda pública», explica Garvía. Para entonces, ya existía otra lotería. Había nacido en Cádiz el 14 de marzo de 1812, durante la Guerra de la Independencia. «Si la anterior había venido de Nápoles, ésta llega de México y es patriótica, porque busca recaudar dinero para luchar contra Napoleón. De ahí viene lo de Lotería Nacional. Ya existían en Europa otros ejemplos de lotería con billetes numerados, pero la española era muy rara. En el resto, si no te tocaba premio, podías renovar el billete para el siguiente sorteo. Aquí no». La expresión Sorteo de Navidad apareció en el prospecto de premios del 23 de diciembre de 1892 y saltó a los décimos cinco años después.
Los Inicios
El primer sorteo de la Lotería Nacional se celebró en Cádiz el 14 de marzo de 1812. Se usaron cédulas de papel, que en 1813 fueron sustituidas por las bolas de madera que aún se emplean hoy. La lotería estrenó bombos metálicos en febrero de 1850 y en 1892 apareció la expresión 'Sorteo de Navidad' en un prospecto. Los billetes se imprimen en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre desde 1940.
Fuente: LUIS ALFONSO GÁMEZ - laverdad.es

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