Las máquinas se habían puesto en funcionamiento en un local comercial y sin habilitación para ese tipo de actividades.
El comunicado señala que funcionarios de la Aduana se hicieron presentes en una casa de familia de Río Branco, a la que ingresaron mediante una orden de allanamiento judicial, donde ubicaron las máquinas tragamonedas.
El propietario es un ciudadano brasileño que no presentó ninguna documentación mediante la cual se pudiera determinar alguna operación que fundamentara el ingreso al país de las trece máquinas, que fueron valoradas en 10.000 dólares.
Tras la incautación por parte de los funcionarios todos los elementos decomisados quedaron a disposición de la Justicia.
Fuente: uruguayaldia.com
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