Vigilancia hábil

Si bien los casinos siempre han tenido la ventaja de la casa, eso no les ha impedido a los fracasados de intentar estafar a la casa.

En el pasado, paneles de vidrio eran instalados en los techos de los casinos. La gente de vigilancia, muchas veces llamados “el ojo en el cielo”, andaban de un lado a otro sobre angostas pasarelas mientras miraban hacia abajo, a los juegos. Con binoculares en mano, ellos monitoreaban tanto a los jugadores como a los dealers por cualquier señal de trampa. Maniobraban en la oscuridad a través de telas de araña y alrededor de postes y vigas. Los casinos modernos de hoy en día están equipados con cientos de cámaras que pueden rotar, pivotar y enfocar de cerca una cabeza de alfiler. Estas cámaras están alojadas en esas burbujas semi-esféricas que usted ve montadas desde el techo. Éstas envían señales que dan de comer a decenas de monitores con cintas de video rodando. No todas las señales de las cámaras pueden ser vistas en un monitor en todo momento. El sólo hecho que la cámara esté prendida no significa que alguien la está mirando. El video puede ser rebobinado más tarde, pero el tramposo o el ladrón pueden estar ya muy lejos. El equipo de vigilancia debe cambiar las cámaras, enfocando más las zonas de apuestas y las casillas de los cajeros. Si se sospecha que la platea está haciendo trampa o si un gran apostador entra a un juego, el jefe llamará a la vigilancia para asegurarse que ellos estén observando la acción de esa mesa.
Desarrollan un nuevo software de vigilancia

Finalmente, todo el sistema estará computarizado. Una red de varios cientos de diminutas cámaras digitales serán montadas a lo largo del casino. Como estas cámaras son sensibles a los movimientos, procesarán una señal digital a una computadora. El software de vigilancia interpretará todas las acciones que nota y las más cuestionables aparecerán en uno de los muchos monitores donde un equipo reducido de vigilancia estará apostado. Ya que las imágenes son digitales y completamente catalogadas, pueden ser accedidas inmediatamente y cruzadas con otras imágenes tomadas, aún si han pasado más de seis meses. No habrá más cintas archivadas para buscar, ni horas y horas de rebobinar y poner cintas de video. Todo estará almacenado en una base de datos central.
Nota de: Christopher Pawlicki

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