miércoles, 15 de octubre de 2008

Un matemático holandés minimiza el papel del azar en el juego del póquer

España - Cada vez parece más factible desarrollar un programa de ordenador que derrote a los mejores jugadores de póquer, como ya ocurre en ajedrez. Aparte del reto de demostrar que el póquer no es un juego de azar, las máquinas se enfrentan a la misión de dominar un juego de información incompleta, que permite al contrario farolear. A su favor cuentan con el hecho de que hasta el número óptimo de faroles ha sido estudiado desde el punto de vista matemático por teóricos (y prácticos) como David Sklansky y Ed Miller. Ya existen programas que practican un juego óptimo en enfrentamientos contra un solo jugador. Mientras llega el tahúr de silicio perfecto, no faltan voces de alerta sobre los robots que ya juegan (camuflados, porque es ilegal) en las salas de póquer de internet, que aseguran tener la situación bajo control.
Una vez resuelto de forma matemática el juego de las damas y con los humanos recién adelantados por los ordenadores en la carrera casi infinita por dominar el ajedrez, el matemático holandés Ben van der Genugten asegura haber demostrado que en el póquer es más importante la habilidad que el azar.
El «descubrimiento» no es una mera curiosidad más o menos científica, sino que tiene implicaciones legales, dado que en muchos países los juegos de azar están mucho más controlados (e incluso penados) por las leyes.
Los jugadores profesionales saben desde hace décadas lo que Ben van der Genugten sostiene haber probado con fórmulas matemáticas. Experto en probabilidad y estadística, el profesor explica que en el póquer el factor suerte tiene un papel mucho más pequeño que el del aprendizaje.
El profesor sostiene que la diferencia entre un buen jugador y un principiante contrarresta con creces el indudable azar con el que son repartidos los naipes (si se excluyen ases en la manga y otras trampas, más propias de las películas que de los torneos de verdad). Eso explicaría por qué los mejores profesionales quedan con regularidad en los primeros lugares en los campeonatos importantes, como las series mundiales que cada año se celebran en Las Vegas.
La fórmula del póquer, desarrollada por Ben van der Genugten con ayuda de Peter Borm, profesor de matemáticas y de la teoría de los juegos, establece la relación entre habilidad, azar y aprendizaje. Su principio básico es que cuanto menos influye la suerte en un juego, mayor importancia cobra la habilidad.
Teorema
Según el teorema de Genutgen, el nivel de habilidad equivale al efecto aprendizaje dividido entre ese mismo efecto aprendizaje más el efecto del azar. En resumen: Habilidad = efecto del aprendizaje / (efecto del aprendizaje + factor suerte). El efecto del aprendizaje no es otra cosa que la diferencia en la actuación entre un principiante y un jugador expeegún esta fórmula, se puede establecer un índice de habilidad para cada juego, cuyo valor varía entre cero y uno. Así, un juego totalmente dependiente de la suerte tiene un índice de habilidad de cero, como la lotería o la ruleta. Por el contrario, en el ajedrez o las damas el índice de habilidad se aproxima al uno absoluto, por cuanto la suerte no tiene incidencia o es prácticamente despreciable.
Según la fórmula de Van der Genugten, la mayoría de los juegos de casino, con los que las leyes de casi todos los países catalogan al póquer, tienen un índice de habilidad de cero o muy cercanos a cero.
El blackjack es una ligerísima excepción, ya que tiene un índice de habilidad de 0,049, insuficiente para que un buen jugador se asegure la victoria, pero útil al menos para minimizar las pérdidas y, si la suerte acompaña, maximizar las ganancias. En el caso del póquer, el índice es muy superior y llega a 0,4. Suficiente para asegurar el éxito de los mejores, al menos a largo plazo.
Toda esta argumentación ha llevado a Van der Genugten a dirigirse a la Corte Suprema holandesa para intentar cambiar la legislación de su país y acabar con el monopolio de los casinos, los únicos que en Holanda (y en España) pueden organizar partidas y competiciones de póquer sin salirse de la ley.
El Partido Liberal, que respalda sus tesis, también ha reclamado al ministro de Justicia, Hirsch Ballin, la revisión de la ley de 1998 que trata el póquer como un juego de azar.
Fuente: hoy

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