Argentina - La debacle internacional, acompañada por la inflación, le quitó liquidez a los jugadores e hizo que, en sólo dos meses, se redujera 5% la facturación de los locales.
La creencia general es que en plena crisis económica, el sector de las apuestas debería estar en pleno auge y en franco crecimiento. Sin embargo, en contra de lo que pensaría la mayoría, el juego está empezando a experimentar una merma en su facturación y, al igual que los grandes mercados mundiales, el principal problema es por falta de liquidez.
Así, aunque cueste creerlo, Wall Street está afectando directamente a la industria de las apuestas y, en especial, a la de los que menos tienen.
“La situación es directamente proporcional: cuando crece el circulante en manos de la gente, se incrementa la cantidad de personas que juega y, cuando sucede lo contrario, baja rotundamente”, explicó Gabriel Gómez, director Ejecutivo de la Cámara Argentina de Salas de Bingo y Anexos, consultado por el diario El Cronista.
“La caída comenzó en las vacaciones de invierno, pero eso sucede todos los años, y a eso se le sumó el comienzo de la crisis estadounidense”, agregó el también ejecutivo de la compañía española Codere, que administra 14 bingos en la provincia de Buenos Aires.
Aunque Gómez prefirió no referirse a cifras, en el sector estipulan una caída que puede llegar a alcanzar el 5% de la facturación en el sector bingo y tragamonedas de la provincia de Buenos Aires y Capital Federal desde que comenzó la debacle financiera internacional. El negocio total de las apuestas moviliza alrededor de $ 5.000 millones por año en la provincia de Buenos Aires, y representa el 70 % del total nacional. Hay muchos consumidores de las casas de juegos de azar que van a esos establecimientos a tomar el té, por ejemplo. Así que no sólo apuestan sino que también consumen en los locales, por lo que necesitan contar con más dinero. “El gasto mínimo promedio es de $ 20, y si no tiene dinero para llegar, menos va a tener para consumir”, aseguró Gómez.
En 2000, cuando comenzó el auge de las máquinas tragamonedas en el país, sólo había 30 máquinas por sala. En la actualidad, el promedio llega a 250. Antes de la crisis, las compañías que auditaban a las tragamonedas aseguraban que la ganancia de cada máquina llegaba a los u$s 300 por día. Para jugar se necesitan monedas de $ 0,5 o $ 1.
Compartir las pérdidas
La mayor concentración de máquinas tragamonedas está en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sólo en el hipódromo de Palermo, hay 4.000 máquinas del empresario Cristóbal López, titular, entre otras empresas, de la patagónica compañía Casino Club.
Mediante un convenio con el Gobierno nacional, la Ciudad recibe 50% de la facturación final del sector (después de haber pagado los premios).
Aunque desde el Instituto de Juegos y Apuestas porteño no devolvieron las llamadas, este medio pudo averiguar que, al 2 de octubre de 2008, la administración Macri recibió $ 114 millones. “En total, se recaudaron $ 228 millones en lo que va del año, y eso representa alrededor del 9% de lo apostado”, aseguró una fuente calificada de la Ciudad.
Fuente: asteriscos
miércoles, 22 de octubre de 2008
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