martes, 14 de octubre de 2008

Hurgando en el baúl de Sinatra

España - Un libro recupera documentos privados del gran cantante.
No hay mejor manera de conocer el legado personal y musical de Frank Sinatra que a través de su archivo.
Frank Sinatra es, seguramente, el personaje más controvertido que ha dado la música en el siglo pasado. Su exitosa carrera ha ido siempre pareja a multitud de polémicas relacionadas con su amistad con ocupantes de la Casa Blanca y con jefes del crimen organizado. Para desvelar el entuerto que rodea al personaje contamos ahora con «Frank Sinatra. El álbum», una obra de Charles Pignore que acaba de lanzar en nuestro país la editorial Global Rhythm. Existe numerosa bibliografía sobre el cantante, pero este volumen tiene la particularidad de incluir documentos del artista procedentes del archivo familiar conservado por sus herederos, pero no por eso el libro juega a ser biografía oficial y autorizada.
Su amigo Jack Daniels
Lo que cuenta el propio Quincy Jones en la nota introductoria del libro nos aclara lo que fue la filosofía vital del intérprete de «My way»: «Tienes que vivir cada día de tu vida como si fuera el último porque un día lo será». Sinatra gozó de su tiempo mientras bebía sorbos de Jack Daniels en los casinos de Las Vegas, fumaba el penúltimo cigarrillo y esperaba que el amor de su vida, Ava Gardner, decidiera volver con él.
Este álbum, que sigue el camino de otros publicados sobre Bob Dylan y Audrey Hepburn, es una antología de documentos personales, una manera de comprender un legado que sigue siendo fascinante para muchos, incluso para aquellos que se acercan por primera vez a la gran obra de la Voz por excelencia. El volumen se abre con papeles vinculados con el inicio de su espectacular carrera musical, omitiendo algunos detalles del entorno familiar en su población natal, Hoboken (Nueva Jersey), del joven Francis Albert como el hecho que su madre, Natalie Della, ayudara a sus vecinas que tenían embarazos no deseados practicando abortos. Ahora, por ejemplo, podemos ver la cuenta de pagos de la orquesta de Harry James a Frank como cantante y que ascendía a 1.252, 50 dólares. A Sinatra aquello le pareció fenomenal, pero la cosa mejoró cuando poco después apareció Tommy Dorsey y le ofreció más del doble. Igualmente fascinante son algunas muestras del epistolario remitido a Sinatra por miembros de su clan, el llamado «Rat Pack», o de aquellos que fueron esporádicos integrantes de su aventura.
Uno de estos últimos escribe una pequeña misiva al batería del cantante, Alvin Stoller. «Querido señor Stoller: Esta es una breve nota para expresarle mi afecto por su cooperación en la realización del disco ?High Hopes?. Ha sido un gran éxito. Muchas gracias por su asistencia. Con mi mejor deseo, sinceramente Jack Kennedy». El entonces aspirante a la presidencia estadounidense estaba encantado con la canción que Sinatra había grabado para su campaña electoral. La persecución a la mafia, sus enfrentamientos con el fiscal general Robert Kennedy y el asesinato de JFK animaron a Sinatra a cambiar de bando político y en 1968 apoyaba incondicionalmente a Richard Nixon. No deja de ser curioso que la primera actuación de Sinatra tras anunciar su retirada, en 1971, la ofreciera en los salones de la Casa Blanca con motivo de una visita del presidente italiano Giulio Andreotti a su homónimo estadounidense. En una nota, Nixon comenta a propósito de ese concierto que «en raras ocasiones se produce un momento en el que hay magia en el ambiente, en que un cantante logra emocionarnos y cautivarnos a todos. Frank lo ha conseguido esta noche».
«No sé de música moderna»
Igualmente resulta de gran interés las colaboraciones musicales, o al menos intentos, del Old Blue Eyes con Ella Fitzgerald, Jimmy Van Heusen y Al Viola. En una discografía que ocupó siete décadas de duro trabajo, era lógico que se produjeran periodos de crisis. En el libro se recuerdan las palabras de Sinatra sobre esos periodos: «No sé mucho de música moderna. No entiendo las letras, y dudo que muchos de esos temas tan populares hoy en día pasen a la posteridad.
Supongo que grabaré otro disco. Cuesta encontrar canciones nuevas. Quizás haga uno de esos temas estándar que siempre me han gustado pero nunca he grabado... Todavía me emociono cuando alguien se me acerca y me dice que compra mis discos».
El extenso volumen también incluye documentación sobre las obras benéficas de Sinatra -algunas hechas desde el anonimato- o su relación con sus numerosos «fans» de todo el mundo. Pero la principal curiosidad es un disco compacto en el que podemos escuchar a Sinatra cantar a Kennedy o sus intervenciones en el programa de Bing Crosby.
Fuente: larazón

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