lunes, 17 de marzo de 2008

Cristóbal López desafía a Casaretto y Bergoglio con 2 bingos con rueditas

Argentina - Hasta ahora, el bingo bonaerense 'con rueditas' más famosos funciona en San Miguel en otoño, invierno y primavera, y en la costa atlántica en el verano. Pero ahora Casino Club, de Cristóbal López, intentaría mudar licencias de bingo de Tres Arroyos y Zárate al Gran Buenos Aires. Daniel Scioli parece 'entregado' a los caprichos de los Kirchner ante los problemas financieros provinciales.
No importa la opinión crítica del obispo de San Isidro y presidente de la comisión de Pastoral Social, Jorge Casaretto, hace 2 domingos en el diario Clarín. Tampoco interesa que le haya solicitado auxilio al cardenal Jorge Bergoglio, presidente de la Conferencia Episcopal doméstica. Cristóbal López y los Kirchner se encuentran empeñados en ingresar al territorio bonaerense para multiplicar los ingresos de Casino Club, ya una empresa líder en los juegos de azar.
En los corrillos de la actividad se conoce de la coincidencia de intereses entre Casino Club y el presidente del Jockey Club de San Isidro, Bruno Quintana, para instalar tragamonedas en las instalaciones hípicas del norte del Gran Buenos Aires.
También se conocen los rumores de traslado de licencias de bingos, habilitados para el interior bonaerense, a San Isidro y Vicente López. Los bingos se encuentran autorizados en provincia de Buenos Aires a operar máquinas tragamonedas.
Ahora el diario La Nación, con la firma de Carlos Pagni, informó que concesionario que utilizará Casino Club en la 'movida' geográfica se llama Carlos Isidoro Ferrari, operador de salas de juego en Río Negro, Entre Ríos y Formosa.
Probablemente esto tenga que ver con la ofensiva que hay en Entre Ríos para 'soplarle' a cualquier privado su concesión de juegos de azar y exigir que las apuestas legales sean monopolizadas por el Estado provincial.
Según Pagni, bastará conque Daniel Scioli, a través de 'Chiche' Luis Alberto Peluso autorice el traslado de los 2 bingos desde el interior de la provincia a la zona norte del Gran Buenos Aires, y que habilite tragamonedas en sus salas, para que se cumpla el objetivo de Néstor Kirchner y Cristóbal López.
Ferrari es un viejo conocido del radical K Pablo Verani, ex gobernador de Río Negro, hoy senador nacional por esa provincia.
A monseñor Casaretto no le queda otra opción que disputar la batalla final. Probablemente tenga como aliado a Trilenium, la empresa de Boldt y Santiago Soldati, en cuyo contrato de concesión del casino de Tigre, se había establecido una 'zona de exclusión' que incluye a San Isidro.
Aparentemente, Casino Club tiene el apoyo de Lotería Nacional, ex presidente de Lotería Nacional, luego jefe del Instituto del Juego porteño, y hoy asesor de Loterías y Casinos de Provincia.
Pagni recordó que Gallo se encuentra procesado por arrendar el Tattersall de Palermo al empresario Jorge Bernstein, 'Coco', aquel famoso operador de la ex Cooperativa El Hogar Obrero que escapó indemne al desastre, propietario de famosos inmuebles, incluyendo el predio donde se levanta el Village Recoleta.
Gallo es un personaje muy cuestionado pero, sin embargo, cuando estuvo en la Ciudad y el sindicato Aleara, de trabajadores de juegos de azar, tenía información para destrozarlo, fue aparentemente José Torello, amigo de Mauricio Macri y ahora influyente del Gobierno en el Instituto del Juego, quien frenó la embestida porque ya ha informado Urgente24 que Torello es amigo de Federico de Achával, quien tiene la concesión del Hipódromo de Palermo y el 50% del ingreso que producen las 'maquinistas'.
El secretario general de Aleara es el legislador porteño macrista Daniel Amoroso, a menudo trabado entre sus intereses específicos y los de su horizonte político, además de cierta admiración peligrosa por gente como Nicolás Caputo, quien es un empresario y no un político.
Fuente: urgente24

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