Panamá - Desde hace algún tiempo insistimos en la necesidad de que el Estado regule y fiscalice con mayor eficiencia los juegos de azar. Sabemos que es una actividad que genera millones de dólares anuales, miles de empleos y aporta al fisco, pero también se puede convertir en un problema de salud pública, principalmente en los niños y adolescentes, a través del continuo crecimiento de la ludopatía o juego compulsivo, que ya ha empezado a causar estragos sociales y económicos en el seno de miles de familias panameñas, y que al parecer nadie ve o quiere ver.
El problema es más serio de lo que se piensa. He visto cómo niños no mayores de 12 años practican juegos de azar transitorios en las fiestas patronales o en los carnavales, compran chances o billetes de lotería, los padres los mandan a vender rifas, entran al internet a jugar casino online o aquellos estudiantes que se gastan el dinero de su pasaje o merienda en los videojuegos.
Recientemente se reunieron en Argentina las asociaciones de operadores y cámaras de fabricantes del sector de los juegos de azar de Latinoamérica (SAGSE), para coordinar estrategias en común y potenciar a la industria que representan, con la participación de Argentina, Colombia, Perú, Paraguay y Panamá. En esta reunión se trataron temas relacionados con la seguridad jurídica, inversión, impuestos y recaudación de la actividad del sector. Por ningún lado se mencionó el serio problema de la ludopatía. Aníbal Salomón, presidente de la Cámara Paraguaya de Juegos de Azar, señaló: "Tenemos que lograr cambiar la imagen del sector, ya que existen muchos tabúes sobre esta industria. Tenemos que desmitificarla y que nos dejen de ver como Satanás". Si quieren lograrlo tendrán que empezar a darle mayor importancia al tema de la prevención y rehabilitación de los jugadores compulsivos.
Los programas de prevención y rehabilitación de personas con problemas de juego en nuestro país son casi inexistentes, salvo algunas pocas iniciativas que se han empezado a gestar, como la reciente creación de la Asociación de Ludópatas Anónimos de Panamá (ALAPA), el pequeño mensaje "Juegue Responsablemente" que se menciona en los comerciales de algunos casinos en los medios de comunicación, o algún pequeño folleto que aclara muy poco sobre el concepto de juego responsable.
El tipo de campaña que se tiene que adoptar para evitar el juego descontrolado tiene que ser integral y mucho más profunda de lo que se practica actualmente. En primer lugar, no debe ser únicamente responsabilidad de los casinos, sino que deben participar otros actores como la Lotería Nacional, el Hipódromo, la Junta de Control de Juegos, el Ministerio de Salud y otros agentes vinculados al sector. Por otro lado, hay que concienciar masivamente a la población sobre los efectos perjudiciales para la salud y la familia que puede provocar el juego descontrolado e irracional.
Las empresas del sector deben implementar acciones para promover el juego responsable. Para ello tienen que difundir entre sus empleados, clientes y en la comunidad los beneficios del juego sano y recreativo, así como los riesgos del juego compulsivo, brindando la suficiente información. De hecho considerar al juego como una alternativa más de esparcimiento e intentar prevenir o mitigar los efectos nocivos que puede provocar una participación desordenada o compulsiva en los juegos de azar. En este sentido, es importante que contribuyan a la detección precoz y orientación adecuada de las personas que padecen problemas con el juego.
Es recomendable que capaciten a todo su personal con actualización periódica sobre el juego responsable, proporcionen a los clientes material con los conocimientos básicos sobre juego responsable, juego inmoderado y autoexclusión voluntaria, apoyar el funcionamiento de una línea telefónica para orientación a jugadores o familiares en problemas, disponer de personal especializado para atender consultas en las áreas de juego y concertar entrevistas de orientación por medio de consejeros e implementar el funcionamiento de una página web para guiar sobre el tema.
Quiero terminar con algunas recomendaciones para la Junta de Control de Juegos del Ministerio de Economía y Finanzas. Primero, supervisen más de cerca la actividad de los juegos de azar en todas sus modalidades, para que no afecten a nuestros niños y jóvenes adolescentes y, en segundo lugar, propongan la modificación de la actual Ley que regula la actividad de los juegos de azar, incorporando mayores responsabilidades a los operadores (públicos y privados) en temas como la prevención y rehabilitación de jugadores compulsivos, así como el otorgamiento del apoyo financiero a todas las organizaciones que se involucren formalmente con estos temas. Hay recursos para hacerlo. El Estado recibe cerca de 150 millones de dólares anuales por la explotación de los juegos de azar.
El autor es catedrático universitario
Fuente: Carlos Bellido - laprensa
jueves, 21 de febrero de 2008
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