España - El director del Instituto Cántabro de Conductas Adictivas, el farmacéutico José María Fuentes Pila, ofrece otro punto de vista, el del experto terapeuta, sobre la ludopatía. Hay lugar para el optimismo: tiene cura. Y recomienda combinar los grupos de autoayuda con asistencia psicoterapéutica reglada.
-¿Estamos ante una enfermedad crónica?
-Difiero tanto de la cronicidad que ellos sostienen como en la forma en la que se asienta el principio de recuperación de estos grupos de autoayuda. Considerar crónicos a los ludópatas favorece que el sistema sanitario no se haga responsable de las recaídas y, además, que un paciente esté etiquetado para siempre. La cronicidad es un estigma, creo que dejar una sustancia no tiene por qué ser un lastre. Y hay estudios sobre alcohólicos severos que han podido llegar a beber de forma normal.
-¿Estos grupos son eficaces?
-Su eficacia radica en la interacción entre los miembros y su programa de '12 pasos'. Genera un estilo de vida, que incluye actos de reparación del daño y se basa en la fidelidad al grupo como soporte de la abstinencia. Esto no tiene una correspondencia con la neurología y otros modelos terapéuticos, que sostienen que la ludopatía tiene un principio y puede tener un fin. Tal vez lo que consigan es engancharse al grupo para asegurarse la abstinencia. Otra cosa es cómo se gestiona su vida sin jugar, qué hay detrás que se debiera tratar. Complementarlo con modelos psicoterapeutas reglados es lo conveniente.
-Perfil actual del ludópata.
-La ludopatía es un fenómeno emergente, porque siempre estuvo muy difusa. No hay datos exactos porque hay que definirla para ver qué cantidad de personas hay y cuántos piden ayuda de forma reglada. Y al Plan Nacional sobre Drogas no llegan ludópatas puros, sí alcohólicos con juego patológico, o al revés. Pero sí se observa que el perfil está cambiando. Se ha pasado de un perfil de mujer, con déficit de pérdida de rol organizativo y afectivo, más tarde se relacionaba con el consumo de metaanfetaminas, y ahora cada vez es más frecuente en jóvenes, entre 22 y 35 años, y se asocia al consumo de cocaína y alcohol.
-¿Por qué cree que lleva aparejadas otras adicciones?
-Por la búsqueda inmediata del premio, se asocia el patrón de comportamiento individual de corte narcisista. Hallan en el juego la recompensa, igual que con el abuso de la cocaína y el alcohol. A veces también se asocia a una conducta sexual compulsiva, al cibersexo, porque los mecanismos en el circuito cerebral con comunes.
-Tragaperras y bingo, ¿lo más común?
-Sí, porque son las conductas donde se especifica de manera más clara una expectativa de recompensa. Con las máquinas se puede dar una relación delirante, llegan a personificarla, a hablarle «no me falles...». El deseo aquí tiene esa rapidez, y la compulsión es mayor.
-Sus consejos...
-En Cantabria hay dispositivos asistenciales a través del Plan Nacional sobre Drogas. Y en Atención Primaria hay redes de especialización donde pedir la opinión experta que indique el tratamiento o la derivación a otro especialista. También se debe expresar a la familia, porque afecta al sistema de relaciones. Si la conducta no remite hay que aceptar que es una dependencia. Y que tiene solución.
Fuente: eldiariomontanes
martes, 26 de febrero de 2008
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