Casino Club nació en 1991, en Comodoro Rivadavia, Chubut, y abrió su primera sala allí en 1992.
Hoy tiene ocho salas de juego en esa ciudad.
Pronto se expandió a Santa Cruz, donde abrió un casino en Río Gallegos, en 2003, inaugurado por Néstor Kirchner cuando era gobernador. Hoy son seis las salas de juego que funcionan en la provincia presidencial.
Desde allí, creció hacia el resto de la Patagonia (excepto Neuquén y Río Negro) y se amplió a Misiones, La Pampa, La Rioja, Santa Fe y Mendoza.
En la ciudad de Buenos Aires, Cristóbal López figura como proveedor de las máquinas tragamonedas del hipódromo, cuya concesión está en manos de Hapsa, comandada por Federico de Achával. Allí fue favorecido por Néstor Kirchner con uno de sus últimos decretos firmados como presidente, con la ampliación de la concesión de las máquinas de azar hasta 2032.
En los barcos de Puerto Madero, Cristóbal López comparte el negocio con Cirsa, empresa española con 24 casinos y 95 bingos en todo el mundo.
El segundo operador más grande en la Argentina es Codere, otra empresa española dedicada a la fabricación y explotación de tragamonedas. Opera en México, Colombia, Chile, República Dominicana, Panamá, Venezuela y en la Argentina.
En la provincia de Buenos Aires es dueña de 14 de las 46 salas de bingo habilitadas. Su crecimiento fue tan importante que pudo comprar a su principal competidora, Royal.
Codere comparte los dominios del juego en la provincia con Boldt, empresa que orienta Antonio Tabanelli y que, además de operar las tragamonedas en los diez casinos provinciales, maneja el casino Trilenium, cuya concesión vence el año próximo.
Boldt también maneja de captura las quinielas on line en el territorio provincial. Es un negocio que factura casi tanto como todos los casinos provinciales y más que los bingos. Su influencia se extiende también al casino Victoria de Entre Ríos.
En Santa Fe, Boldt comparte el territorio con Cristóbal López, que ganó la licitación para construir el casino de Rosario. Lo explotará en sociedad con Cirsa.
En Córdoba, está instalado otro de los jugadores fuertes del negocio: el grupo Roggio, que ganó durante la gobernación de José Manuel de la Sota la licitación para quedarse con las nueve salas de juego.
Fuente: lanacion
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