Colombia - A finales del año pasado, Mery Luz Londoño, presidenta de la Empresa Territorial para la Salud (Etesa), recibió una comunicación urgente. En la misiva, Adolfo Pazos Pérez, gerente de Intralot, compañía griega concesionaria del Ganagol, reconoció que en dos años de explotación del juego perdió US$25 millones.
En razón a esta situación, Pazos solicitó cambios de fondo en el contrato para salvar la apuesta. No obstante, los estimativos de Etesa señalan que aceptar los cambios implicaría una rebaja en los ingresos al sector salud cercana a los $50 mil millones. Hoy, el asunto es objeto de polémica y amenaza con convertirse en otro pleito millonario entre el Estado y la empresa privada.
Según Intralot, el desempeño en el mercado del juego Ganagol ha estado por fuera de las predicciones iniciales realizadas por la empresa griega y por la misma Etesa, generando cuantiosas pérdidas económicas y un desequilibrio económico del contrato.
Por eso, en las oficinas de Etesa reposa la solicitud prioritaria de replanteamiento del negocio con cuatro peticiones que, a juicio de los expertos y a la vista, resultan insólitas, afectan los ingresos del Estado y cambian radicalmente una concesión que va en la mitad de su ejecución.
En esencia, la compañía solicitó reducción de los pagos mínimos garantizados por año a que se comprometió con Etesa. La propuesta incluye además la introducción de un juego de apuestas de dividendos fijos y la reducción de los derechos de explotación.
Intralot también pide que el contrato que se pactó inicialmente a cinco años se extienda a siete años y medio. Una cuarta petición pretende que se eliminen los requisitos de inversión acordados y que las nuevas inversiones se condicionen al mejoramiento de las ventas.
A la fecha Intralot ha cumplido con los pagos a Etesa (cerca de $20.000 millones), pero las alarmas están prendidas porque la compañía reconoce que con el actual desempeño del mercado “es imposible continuar con el pago de las cantidades mínimas garantizadas, tal y como están pactadas”. Aún más, señala que si no se cambian al sistema de dividendos fijos, “Intralot jamás podrá alcanzar un punto de equilibrio económico, ni mucho menos podrá recuperar la inversión realizada en Colombia”. Y deja entrever que su continuidad en Colombia depende de que las ventas aumenten significativamente.
El naciente litigio ya surtió una primera etapa. Luego que Intralot enviara la comunicación a Etesa, su presidenta (e), Karen Hernández, le respondió que dada la complejidad del tema y el término perentorio de diez días que establece la ley para un arreglo directo, pasaron a una etapa de conciliación.
Recientemente las partes acudieron a la Procuraduría a efectuar dicha conciliación. Nuevamente están citados el lunes próximo. En la audiencia, Etesa solicitó seis meses para hacer los estudios correspondientes y tomar una decisión.
De no llegarse a un acuerdo, las partes pueden acudir a un tribunal de arbitramento y como última instancia, según el contrato, existe la figura del amigable componedor.
Lo cierto es que el tema se convirtió en una papa caliente para Londoño y aun para el ministro de Protección Social, Diego Palacio, quien no conoce los “intríngulis” de la inquietante petición que afecta los intereses del sector salud.
A este factor se suma el último informe del interventor del contrato del Ganagol, Araly Pelayo Ortiz, quien señala asuntos pendientes de respuesta como la homologación de terminales, la propuesta de dividendos, la aprobación de mínimos, modificación de los rollos, restablecimiento financiero y realización de comités operativos y mesas de trabajo.
Fuente: Juego y Ocio
miércoles, 6 de febrero de 2008
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