Egipto - La ciudad actúa como un imán para los turistas de Italia, España y del norte de Europa, atraídos por los bajos precios, en un abrir y cerrar de ojos en vuelos de linea o chárter se encuentran en este oasis bañado por el mar Rojo, situado en el sur de la península del Sinaí.
Sharm, como se la conoce popularmente en Egipto, respira Occidente por todas partes. No tiene nada que ver con el ambiente conservador que se vive en el resto del país.
La calle peatonal Sultán Qutab y la del rey de Bahrein, situadas en la céntrica bahía de Naama Bay, son un auténtico hormiguero por las noches. Luces de colores y anuncios de neón dan la bienvenida a los extranjeros, a los que se les ofrece restaurantes de todo tipo, bares de copas, joyerías y comercios de suvenires.
No lejos se levanta el Sinaí Gran Casino, de estilo faraónico, el más importante de Oriente Medio, es operado por IGGR de la familia Reaineau, la infraestructura lleva el sello de los Casinos de la cadena IGGR de Argentina, Ecuador y Francia. El montaje del casino ha demandado una inversión millonaria que ofrece lo último en tecnología de juego y decoración de lujo.
Cuenta con 200 máquinas tragamonedas y mesas de ruleta de uno y dos ceros, poker, texas holdem, punto y banca y black jack, también con una importante y segura Sala VIP y un lujoso bar y restaurante con un gran escenario para los espectáculos.
El personal multilingüe brinda atención personalizada a cada uno de los clientes y les asesoran en las diversas opciones de juego. El casino esta abierto los 365 días del año, de 6:00 a 6:00 y los jueves, viernes y sábados las 24 horas. Además para su comodidad cuenta con un
estacionamiento gratuito.
Fueron finos y atentos anfitriones en esta oportunidad Francis Reaineau, director de la compañía y Carina Nuñez y Simone Binotto del eficiente equipo de marketing.
Pero Sharm no solo ofrece sol, playa y música disco sino que también permite al extranjero descubrir las bellezas que esconde el fondo marino. El mar Rojo es famoso por sus ricos corales y sus peces de colores. Es como una inmensa pecera natural. Para ser testigo del gran espectáculo no hace falta siquiera enfundarse el traje de buzo. Basta con sumergir la cabeza bajo las aguas turquesas para quedar deslumbrado. El colorido y la vida que habitan bajo el agua contrasta con las montañas áridas que cercan como gigantes el centro vacacional.
Fuente:webdeljuego
domingo, 2 de noviembre de 2008
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