domingo, 28 de septiembre de 2008

Un país jugado a la suerte

Uruguay - El gobierno la emprende contra el tabaco y el alcohol, pero la timba no se toca: hay más opciones y estímulos para que los uruguayos se entreguen a los caprichos de la fortuna y el azar.
Miércoles 17 de setiembre, a la tarde. Daños en la línea de fibra óptica en una estación de Antel dejaron a más de 100 cajeros automáticos de Banred sin capacidad para seguir operando. Los que intentan sacar dinero de uno de alguno de esas máquinas en el centro se encuentran con el mismo mensaje: "Disculpe las molestias. Fuera de servicio". Pero hay un cajero que sigue entregando billetes sin interrupciones, el de la sala de tragamonedas (o slots) de 18 y Yaguarón. La timba, en Uruguay, muy rara vez está fuera de servicio.
Entregarse al azar con el fin de cumplir un sueño, salir de una deuda o solo para sentir el vértigo antes de que la pelotita caiga en uno de los números de la ruleta, es una arraigada y extendida costumbre nacional.
En Uruguay empezaron a funcionar los primeros casinos de América Latina, dice un documento oficial de la Intendencia Municipal de Montevideo. Al uruguayo, para algunos por cuestiones de herencia cultural y para otros por los constantes estímulos, le gusta apostar. Son pocos los que pueden decir que nunca han jugado al 5 de Oro. Y son muchos los que recuerdan los mandados de la infancia, cuando además de la lista de compras, también se llevaban los números para la Quiniela. Comprar una parte de un billete para la Lotería de Fin de Año forma parte, dicen, de la idiosincrasia nacional, como también ingeniárselas para eludir el pago de la rifa de Arquitectura cuando algunos de los 2.000 estudiantes de esa facultad golpean la puerta.
Pero a pesar de que en muchos uruguayos parece latir un corazón timbero, son pocos los académicos que estudian el fenómeno de manera sistemática. En una ronda de consultas a distintas instituciones realizada por Qué Pasa, el retorno fue tan magro como el que por lo general otorga la banca.
En la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, por ejemplo, recuerdan un único estudio sobre el tema, pero de 1994. En el Instituto Nacional de Estadística, en tanto, una consulta de este suplemento derivó en un ida y vuelta entre distintas secciones del organismo, que no se ponían de acuerdo qué responder sobre el gasto que los hogares destinan, en promedio, a los juegos de azar. Al cierre de esta edición no se habían puesto de acuerdo y no se brindó la información.
Entre las encuestadoras privadas, en tanto, el trabajo más reciente sobre el tema es de hace cinco años y fue llevado a cabo por Interconsult.
En esa encuesta se constataba, entre otros hechos, que más de la tercera parte de los uruguayos dedican parte de su dinero a suerte, que en el interior se juega un poco más que en Montevideo, que los mayores apuestan más que los jóvenes y que el juego más popular es el 5 de Oro, seguido por la Quiniela, la Tómbola, y la ruleta. "Son datos que, obviamente, necesitarían actualizarse", dice Juan Carlos Doyenart, director de la encuestadora. "El mercado ha cambiado bastante en los últimos años, entre otras cosas porque ahora hay una oferta más amplia".
En efecto, hoy las posibilidades de ganar son muchas más, aunque las probabilidades de encontrarse con el premio mayor son, como siempre, pequeñas. Desde la encuesta de Interconsult, los que quieran patinar su dinero bien o mal habido tienen más opciones y comodidades. Hay juegos relativamente nuevos, como el Kini y Supermatch, que comenzaron hace tres años. Se agregó un nuevo sorteo diario de Quiniela, hace dos años. Se puede apostar por teléfono a la mayoría de juegos y también hay posibilidades de ganar o perder por internet.
Ese repaso no incluye los sorteos y promociones que distintas empresas organizan para que uno pueda participar desde los ubicuos teléfonos celulares mediante los mensajes de texto. O la posibilidad de ganar o perder solo por el simple hecho de tener la cédula de identidad, como cuando se llama al número 0900 que se promociona insistentemente por televisión.
PÚBLICOS Y PRIVADOS. La encuesta mencionada es del mismo año en el que reabrió el Hipódromo de Maroñas, un proyecto comercial que contribuyó a agrandar el mercado local de juegos y apuestas. De 2004 a hoy, las apuestas en el hipódromo crecieron de 234 a 491 millones de pesos. El Premio Hípico, en tanto, creció de casi tres a seis millones de dólares, según datos proporcionados por Hípica Rioplatense, la empresa que -a través de Maroñas Entertainment- gestiona y explota el hipódromo y cuatro salas de juegos en Montevideo. En el plan original de negocios se iba a abrir una quinta sala de juegos, pero eso quedó, por ahora, en suspenso. La compañía también se quiere adjudicar la gestión del Hipódromo de Las Piedras, pero aún no hay una resolución municipal al respecto.
Más allá de que el ingreso de Hípica Rioplatense a la actividad significó un importante avance del sector privado, el Estado sigue siendo el jugador más importante en este mercado. Nominalmente, el Estado detenta el monopolio del juego en Uruguay. A través de la Dirección General de Casinos, el Estado gestiona 35 casinos y salas de juego en todo el país. También participa en la gestión, junto a privados, de los casinos de los hoteles Radisson y Mantra, y el Casino Nogaró en Punta del Este. En el caso de las cuatro salas de Maroñas Entertainment, el Estado se queda con el 60% de lo recaudado en las máquinas tragamonedas, o slots, Fuera de la gestión estatal, solo se encuentra el Hotel Conrad y su fastuoso local, que no cierra nunca y cuya gestión y explotación es íntegramente privada. El planificado casino que en el futuro formará parte del remodelado Hotel Carrasco será, como el del Conrad, también explotado por intereses privados.
Además, es estatal la Dirección Nacional de Loterías y Quinielas, que controla directa o indirectamente la Lotería, el 5 De Oro, la Tómbola, el Kini y la Quiniela. Este organismo recibió por concepto de apuestas casi 180 millones de dólares el año pasado, de acuerdo a datos proporcionados por su división de Contaduría.
La recaudación podrá impresionar pero en el organismo oficial encargado de las apuestas no están satisfechos. En las oficinas del organismo, María del Carmen Álvarez y Luis Lorenzoni, de Contaduría, explicaron que la venta de lotería se había estancado. "La gente prefiere destinar la mayor parte de las apuestas a los juegos con pozo, como el 5 de Oro, que se va acumulando cuando no hay aciertos". Entonces, para fomentar la venta, en agosto se aumentó el margen de ganancia. Como explican los funcionarios, hasta la modificación, cada apuesta acertada significaba que por cada peso se ganaban 6.000. Desde agosto, entonces, cada peso apostado, en caso de acierto, dará el doble: 12.000 pesos.
La Dirección Nacional de Loterías y Quinielas también se encarga de fiscalizar las rifas que ofrezcan premios superiores a 2.000 Unidades Reajustables (aproximadamente 730.000 pesos). Las dos rifas más importantes, las de Arquitectura y Ciencias Económicas, superan en recaudación los 11 millones de dólares cada año, según Fernando Imbríaco, encargado de esta modalidad de juego en la dirección. De esa enorme cantidad de dinero el Estado solo se lleva una tasa de troquelado que llega a las 60 UR. Esa tasa fue creada por este gobierno: antes ni siquiera eso se llevaba el Estado de las rifas.
Casinos Municipales, por su lado, regentea las salas Parque Hotel y Casino Carrasco, que reciben cerca de 3.000 visitas diarias, de acuerdo al documento de la comuna capitalina. Fueron los balances deficitarios de estos casinos los que estuvieron en la tormenta mediática que se desató luego de que funcionarios municipales denunciaran la gestión de Juan Carlos Bengoa, que resultó procesado con prisión. Qué Pasa llamó varias veces a Casinos Municipales para obtener información sobre su actividad, pero las autoridades adujeron razones de "reestructura" para no brindar datos.
En el Ministerio de Economía y Finanzas, responsable último de la actividad lúdica por dinero, también resultó complicado obtener información.
El relativo mutismo oficial sobre los juegos, y la tolerancia (cuando no estímulo) al juego contrasta con la ofensiva a vicios como el tabaquismo y el alcoholismo. Contra éstos se redactan leyes y decretos y se diseñan campañas de información. En lo que refiere a la timba, como ya se ha visto por el aumento de las opciones para jugar, nada de eso se considera apropiado. Todo lo contrario.
TOLERANCIA MÁXIMA. Para el psiquiatra Fredy Da Silva, docente de la Universidad Católica y especialista en tratar adicciones, como la apuesta compulsiva, desde hace 30 años, la razón para la tolerancia con el juego y las apuestas es, principalmente, ignorancia política. "No lo digo de forma peyorativa. Me refiero a que muchos políticos ignoran las causas y consecuencias de la adicción al juego. En parte, esto se debe a que la adicción al juego es un trastorno que, socialmente, es silencioso, o invisible. Uno puede ver los efectos de la pasta base en una persona. Como también puede ver las consecuencias de un consumo de alcohol demasiado elevado. Pero con el juego no ocurre lo mismo, es mucho más difícil detectar una patología o un trastorno en ese caso".
Para el especialista, hay una tolerancia excesiva con el juego. El mero hecho de que pueda existir un cajero automático en el interior mismo de una sala de tragamonedas, como la de 18 y Yaguarón, es sintomático de esta permisividad, dice. Y agrega que a mayor oferta, mayor cantidad de consumidores. Y a mayor cantidad de consumidores, mayores problemas. "¿Por qué no hay adictos a la heroína en Uruguay? Porque no hay heroína. Pero hay un montón de casinos, salas de juego, maquinitas tragamonedas en almacenes y bares. Hay, en definitiva, más posibilidades de apostar.
Da Silva nunca había tenido tantas consultas privadas por la adicción al juego. "Haciendo un repaso de memoria, creo que he tenido que atender más pacientes por esta causa en los últimos tres años, que en todos los 27 años anteriores. Por ahora, la adicción al juego no es un gran problema. Pero calculo que sí llegará a serlo en unos años, cuando los efectos de esta mayor oferta se empiecen a notar de manera más pronunciada".
Según Da Silva, además de la mayor oferta, hay pautas culturales que fomentan el juego y las apuestas. Para el psiquiatra, hay un extendido "yaísmo" social, en particular entre los jóvenes. "Ya Luca Prodan (cantante del grupo de rock argentino Sumo, fallecido en 1987) decía en la letra de una canción, `no sé lo que quiero pero lo quiero ya`. Eso sigue siendo así. Y el juego, al menos en algunas de sus variantes, entrega esa gratificación instantánea. O, mejor dicho, la posibilidad de esa gratificación. Uno no se hace adicto a la Rifa de Arquitectura, como tampoco se hace adicto a un medicamento cuyos efectos se producen tiempo después de tomarlo".
APETITO POR EL DINERO. Los slots parecen hechos para provocar esa adicción de la que habla el experto. Casi previsiblemente, el de los tragamonedas es uno de los rubros que más ha crecido en el juego por dinero. La máquina, como dice el psiquiatra, ofrece la posibilidad casi inmediata de una supuesta gratificación. El tiempo que transcurre entre el depósito de la ficha y el resultado en la pantalla es menor al que se tiene que esperar, por ejemplo, cuando un caballo corre contra otros. O al que hay que aguardar mientras el resto de los jugadores en una mesa de ruleta decide en qué parte del paño poner las fichas.
Los slots pululan por salas de juego, bares, clubes sociales y todo local que cuente o no con una habilitación oficial para las apuestas.
El 10 de setiembre, El Observador informaba que eran aproximadamente 15.000 los slots que existen por fuera del sistema legal.
Aunque éstos no cuentan con una habilitación oficial, tampoco infringen la ley, por lo que se encuentran en lo que se denomina "limbo jurídico". Daniel Bollotta, gerente del área comercial de la Dirección General de Casinos no está de acuerdo con ese dato. "Para nosotros, esos slots son ilegales, y por eso hemos impulsado varios juicios, para erradicarlos". Pero los esfuerzos jurídicos de las autoridades no han dado resultados, como el propio Bollotta reconoce. "Hasta ahora no lo hemos logrado. Como tampoco se ha logrado que todo el mundo respete la roja de un semáforo", comenta el gerente entre risas resignadas.
En comparación con los aproximadamente 15.000 slots que funcionan sin que las autoridades los regulen, las entre 4.000 y 4.500 máquinas tragamonedas que el Estado tiene a su cargo o cogestiona en todo el país (exceptuando las 560 del Hotel Conrad en Punta del Este), parecen pocas. Pero éstas generan aproximadamente 134 millones de dólares para las arcas públicas, de acuerdo a datos proporcionados por el gerente de Casinos del Estado.
Para los sindicalistas Sergio Pitetta y Leonel Revelese, de la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores de Juego (Fenaju), el aumento de los slots va de la mano del descenso de los juegos de paño en los casinos. "Los juegos de paño no solo son más lentos sino que implican un roce, un contacto con otro, son juegos más sociales", dice Pitetta, quien coincide con Revelese, que habría que discutir seria y públicamente la conveniencia de tener tantas opciones para jugar por dinero en Uruguay. "Las bocas de venta de Loterías y Quinielas han descendido de 12.000 a 7.000 en los últimos años, pero esa pérdida se ha compensado con el crecimiento de otras modalidades como, justamente, los slots", comenta Revelese.
Pitetta, por su parte, cuenta una anécdota reciente: "El otro día mi hijo, que tiene 15 años, fue hasta al almacén a comprar muzzarella. Cuando regresó, me mostró que había ganado 40 pesos en una maquinita en el almacén. Me pareció terrible que un menor de edad tenga la posibilidad de apostar dinero en un almacén de barrio".
Los sindicalistas, que adquirieron notoriedad cuando denunciaron las gestiones y las actividades comerciales de Bengoa, Orestes González, José Luis Antúnez, Felipe Ruiz y Gustavo Dalmonte, hacen hincapié en algunos puntos del programa de la Fenaju. Uno de ellos es que el juego sea explotado directamente por el Estado para que sea éste el que perciba todas las ganancias. "Es mucho dinero como para renunciar a él", sostiene Revelese y entrega un volante que dice: "En el ejercicio 2007, se llevaron (por Hípica Rioplatense) 31.000.000 dólares".
Otro punto en el que hacen énfasis es el que reclama el debate público sobre las consecuencias sociales del juego y las apuestas. "Cuando salió el decreto que prohibía fumar en espacios cerrados, pensé que la medida iba a quitarle clientes a los casinos. Me imaginé que la gente no se iba a aguantar tantas horas en frente a un paño o a una maquinita e iba a salir a fumar un pucho. Pero no. Según mi experiencia (Pitetta trabaja en el casino Parque Hotel), el poder del juego ha demostrado ser más fuerte que el de la nicotina".
En esto coincide Da Silva, que cuenta de casos en los que los jugadores en frente a un slot llega a orinarse encima por seguir jugando. "Como un niño que, por no dejar de jugar a algo que lo apasiona, se orina. El adicto entra en un estado mental similar".
Aunque Interconsult realizó ese único estudio sobre los juegos de azar ya mencionado, la compañía dirigida por Doyenart llevó a cabo otra encuesta, hace dos años, que indagaba sobre el destino y la suerte. Para un 40% de los encuestados, era muy difícil salir de la pobreza. Más de la mitad, el 58%, opinó que para salir de ese precario estado socioeconómico era necesario tener suerte. Los consultados se dividieron en mitades casi iguales ante la pregunta "¿Cómo es posible tener mucho dinero?": mientras que un 42% opinó que las grandes cantidades de dinero se consiguen mediante el trabajo, el 51% afirmó que la riqueza se alcanzaba "con suerte".
Es tal vez entre esos uruguayos que se encuentran los que siguen poniendo su destino a las tres cifras a la cabeza, a los cinco números del 5 de Oro o a competir contra finados en el Juego de la Cédula. Y los que van a los salones de tragamonedas ubicados en puntos estratégicos de Montevideo. Esos que siempre tienen un cajero en funcionamiento.
¿Del casino a la comodidad de la casa?
La película Pura suerte, editada el año pasado y ambientada entre los jugadores profesionales de póker, presentaba a un personaje que llegaba a integrar las grandes ligas de jugadores de cartas gracias a internet. Hay quienes pronostican que los juegos on-line reemplazarán a los reales en poco tiempo. En Uruguay, hay empresas proveedoras de juegos por internet. Una de ellas es SX Networks, que desde hace cinco años desarrolla programas para clientes internacionales. "La compañía no posee ni gestiona casinos, sino que se dedica al desarrollo e integración de aplicaciones web para clientes y mercados externos", dice Gabriel Simonet, de la empresa. Otros dudan que los clicks del ratón puedan ser tan atractivos como los que ofrecen los casinos con sus ruidos, sus mullidas alfombras y el constante servicio otorgado a los que quieren reventar la banca.
Cuando no hay frenos para el juego
Jorge y Adriana llegan al encuentro en un bar del centro explicando que tuvieron que dar alguna que otra vuelta para no pasar frente a la sala de tragamonedas de 18 y Yaguarón. Son ludópatas y hace varios años que forman parte de Jugadores Anónimos, la organización que asiste a los adictos al juego. Jorge explica que en Montevideo la posibilidad del juego siempre está muy cerca, y que hay que cuidarse para no recaer en el vicio. "Es como cuando sos alcohólico o drogadicto. Nunca estás a salvo". Jorge hace varios años que no apuesta a nada, pero llegó a "reventar" 17 recaudaciones del taxi que manejaba en casinos. "Lo mío eran las maquinitas y la ruleta", recuerda. Adriana, por su parte, se enfocaba únicamente en los slots, una modalidad en la cual hay un fuerte componente femenino entre los usuarios. "Salía de la sala de tragamonedas del shopping de Montevideo y ni siquiera era necesario que le dijera a cualquiera de los taxistas que estaban ahí a dónde iba. Todos sabían dónde vivía y qué iba a casa: a buscar más plata para seguir jugando", cuenta y agrega que plata que agarraba, plata que iba a parar a la ranura del slot, incluso la que le enviaba su esposo, que se encontraba en otro país con el único fin de enviar lo que ganaba en el extranjero a los familiares en Uruguay. "La nuestra es una adicción solapada, que genera, más que una pérdida económica, una pérdida de dignidad. No solo hacia adentro del entorno familiar, sino también hacia afuera.
Uno se vuelve muy manipulador con tal de conseguir más dinero para seguir jugando. Y si hay que cagar a alguien, se hace".
Fuente: elpais

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