China - A los chinos les encanta apostar. Apuestan siempre. Cada día de la semana, cada hora del día aquí en Singapur se pueden ver colas larguísimas de chinos que esperan tener suerte en las casas de apuestas. En la isla además hay dos casinos. El gambling (apostar en inglés y como en Singapur llaman esta actividad) podría ser una categoría de deporte más entre el 'Football' y el 'Gymnastic Artistic' en la lista de disciplinas presentes en Beijing 2008.
Para ganar no se necesita ni entrenamiento, ni músculos hiperdesarrollados, solo hay que tener la frente despejada (ni gorros, ni flequillos por el medio) y así también los hombros (una amistosa mano encima del hombro no es bienvenida), para que los tres puntos mas luminosos del cuerpo puedan irradiar toda su luz. Y si la luz es importante para la suerte, mejor desafiarla en un casino en la cima de una montaña: Genting.
En medio de Malasia, a 58 km de Kuala Lumpur y a 1.800 del nivel del mar está ubicado el paraíso de los chinos jugadores, la Las Vegas "made in China", la meca del gambling del Sur Este Asiático. Genting, la ciudad del 'entreteinment' fue construida en la década de los sesenta y en 1971 fue abierto el primer hotel: hoy el Theme Park Hotel. Aquí vienen a pasar el fin de semana, la mayoría desde Singapur, pero también desde Malaysia, Arabia Saudita y China. Todo fue idea, y como no, de un chino que en los años treinta se fue en búsqueda de fortuna por Malaysia. Mr Tan Sri Lim Goh Tong observó que los colonos británicos se escapaban de la calurosa Kuala Lumpur para encontrar aire fresco a Cameron Highlands, montañas a unos 300 km de la capital.
Mr Tan pensó entonces aprovechar un pico más cercano, el Gunung Ulu Kali. Allí se encuentra hoy Genting. El grupo Genting Highlands Resort cuenta con cinco hoteles, dos bloques de apartamentos y un club de golf, además de un parque de atracciones interior y uno al aire libre que rodea gran parte de los edificios.
El First World Hotel es el segundo hotel más grande del mundo después del MGM Grand Las Vegas, cuenta con 6.118 habitaciones divididas en dos torres de 23 plantas cada una. Las paredes exteriores son pintadas de arco iris, lo cual hoy en día le da un aspecto circense y un poco decadente. Una localización que podría volver loco a Martin Parr.
La mayoría de los singapurenses ha estado en Genting por lo menos una vez en la vida y cuando les cuentas que vas a subir por allí lo primero que te dicen, antes del proverbial "buena suerte", es que te lleves jersey y guantes porque hace mucho frío. Y sí, bueno, de una manera hace frío: el fresco de la primavera del sur de Europa al cual se puede sobrevivir con un jersey ligero y una chaquetilla. Pero para gente acostumbrada a un clima tropical, doce meses de verano al año, hace frío. La niebla que a menudo rodea la montaña ayuda a crear una atmósfera invernal. Así en Genting, entre una chillante montaña rusa y un restaurante Mc Donald’s, hay pequeños puestos que venden bufandas de lana, chaquetas y guantes, como en la base de una estación de esquí. Y para los que más desean sentirse en los Alpes hay una atracción llamada 'Snowworld', una gran habitación donde está reproducido un típico ambiente alpino con muñeco de nieve, oso polar de peluche, casita de madera y frío de verdad.
Poco interesados en el clima, los jugadores prefieren la alfombra roja y el mobiliario dorado del casino, grande y humeante. Durante las noches del viernes y del sábado las mesas están constantemente rodeadas de gente. La atmósfera es tensa. Se puede jugar a los tradicionales blackjack, tres cartas y ruleta pero también sentarse delante de una pantalla y preferir sus versiones digitales y computerizadas que permiten un numero de apuestas más alto. Las maquinas tragaperras son mayoría y es fácil ver gente completamente hipnotizada por sus músicas y luces, muchas son mujeres mayores y chinas. Difícil encontrar en las mesas mujeres malayas e imposible ver mujeres con velo apostando.
Mucho juego y mucha pérdida: no son pocas las historias de suicidio en Genting. La última testimoniada es de Abril y habla de un hombre chino que trató de suicidarse tirándose por la ventana de un restaurante. Sin éxito: se salvó cayendo en la red de protección del funicular que comunica Genting con la base del monte Gunung Ulu Kali. Hay días en los que la suerte tira malas jugadas.
Fuente: soitu
domingo, 21 de septiembre de 2008
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