México - Jugar se convierte en una adicción llamada ludopatía que requiere de atención.
El sonido que imita monedas, las pantallas luminosas, animación y colorido en extremo puede resultar para muchos, un verdadero paraíso.
“Es una enorme adrenalina y emoción que se siente con solo llegar al casino, y sentarse frente a una máquina tragamonedas”, dice “Ana”, una mujer a quien este gusto le duro casi 10 años, hasta que se dio cuenta de que sufría de una adicción.
La desesperación y angustia la hizo buscar ayuda en la Asociación de Jugadores Anónimos, algo que la mayoría de ellos se niega a hacer.
“Ana” es el claro ejemplo de esta adicción incontrolable.
Una simple visita a un casino, invitada por un familiar cercano, la dejo encantada, porque como pasa en la mayoría de los casos, gano esa primera vez.
“Luego iba yo sola, no muy seguido, cada quincena, cada semana, pero esto se va haciendo un vicio.
Después iba todos los días, mañana tarde y noche, en cualquier momento que tuviera libre me iba a los casinos.”
Los ludópatas pueden sentir placer solo con jugar, pero otros lo tienen al ganar dinero y es una realidad que muchos otros se convierten en verdaderos expertos en los trucos de azar.
Desde máquinas tragamonedas, hasta bingo, ruleta, póker, Black Jack, dados, etc.
Incluso, hay quien puede asegurar que puede elegir una máquina que esta “caliente”, gracias a la que esta seguro de que ganará.
La realidad es que se trata solo de un juego de azar en el que no es posible intervenir para ganar.
“Ana” alguna vez ganó más de 40 mil pesos en una tarde, cantidad que de la misma forma perdió porque no pudo parar en ese momento.
“Me afecto principalmente en lo económico, acabe con el negocio familiar, tuve problemas familiares y de salud”.
Fue entonces cuando el esposo de “Ana”, profundamente preocupado por esta situación, busco apoyo en la Asociación de Jugadores Anónimos con sede en Monterrey Nuevo León.
Uno de los síntomas más frecuentes es que este tipo de personas, llegan manejar la mentira con sus familiares como parte indispensable de su rutina diaria, al contraer deudas que pretenden solucionar de forma inmediata, cuando les llegue un “momento de suerte”.
Aunque la renuencia en reconocer la adicción como un problema es el primer síntoma, en el caso de “Ana”, fue tal la distancia que provoco esta afición con su familia que decidió acceder y acudir a pláticas de esta asociación.
En un principio hubo recaídas, y ella regresaba al casino, pero de la misma forma, regresó también a la Asociación donde las puertas nunca le cerraron.
“Mas que nada me dio tranquilidad, el estar en contacto con personas que te comprenden es importante.
Esta joven madre de familia, afirma que fue rescatada a tiempo, ya que quienes integran la Asociación Jugadores Anónimos, comparten experiencias y apoyan a la persona que necesita de su ayuda.
Reconoce también que urge una presencia permanente de asociaciones que los respalden y les ofrezcan esta tranquilidad.
“Ya tengo siete meses sin jugar, he recuperado a mi esposo, a mis hijos, mi economía se estabilizó.
Todo tiene que empezar por uno mismo, es de forma interna y luego hacia afuera”.
Fuente: Abigail Montiel - milenio
martes, 20 de enero de 2009
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