martes, 20 de enero de 2009

Sir Charles, en sus palabras

USA - Barkley se define en la talla inmensa de su talento, su pantalón y su boca.
Sus excesos explican tanto su éxito como sus caídas en desgracia. Ha dejado su puesto de comentarista en la TNT y T-Mobile ha roto su contrato de imagen. La razón: su detención por exceso de velocidad mientras conducía ebrio. Algo que considera justificado, según explicó a la policía, porque respondía a la llamada de una mujer que días antes le había hecho "la mejor felación" de su vida.
Adicto al juego, el alcohol y la prostitución, Barkley sólo se concibe en los extremos. Su ludopatía es antigua, de cuando militaba en la NBA: "¿Tengo un problema con el juego? Sí. Pero realmente no es un problema, porque me lo puedo permitir". Asegura haber perdido 2,5 millones de dólares jugando al ´black jack´ durante seis horas seguidas.
La leyenda de este irónico Sir se alimenta de sus vicios. Pero se asienta sobre su indiscutible genialidad dentro de la cancha. "Un tipo gordo que juega como el viento". Así lo definió un asistente universitario. Barkley, quinta elección en el maravilloso draft de 1984 (Jordan y Olajuwon), era universal. Botaba, tiraba, asistía y dominaba la zona desde sus escasos dos metros. "La altura está sobrevalorada. He jugado con muchos paquetes muy altos", decía. Sólo esa codicia del anillo que no sació afea su trayectoria en Sixers, Suns (perdió la final con los Bulls) y ya crepuscular en los Rockets. "Sí, me voy a retirar. "Bueno, te daremos 9 millones", me dijeron los Rockets, a lo que respondí: ¿Tenéis un bolígrafo".
El único capaz de tumbar a Shaquille en una enganchada recolectó devoción y odio. Se peleó con Lambeer ("es el tipo más despreciable, pero siempre lo respeté como jugador"), escupió a una aficionada pensando equivocadamente que era quien le había insultado (acabaron siendo amigos) y arrojó por la ventana de un bar a un hincha que se había metido con su mujer. "Sólo me arrepiento de no estar en un décimo piso", comentó del incidente. Forzando lo ingenioso, cruzó la frontera de lo permisible. "Si pierdes este partido te vas a casa y le pegas a tu mujer y tus hijos", declaró. Ante las protestas feministas añadiría: "Me meo en esas mujeres".
Nadie discutió su inclusión en el Dream Team. El elemento discordante era el universitario Laettner, al que fustigó entonces. "Será el más fuerte de la NBA. Se está pasando el verano llevando las maletas de doce tíos". Y en su carrera posterior: "El único parecido entre Laettner y Bird es que ambos mean de pie". Lo suyo era ridiculizar al compañero, aunque fuese por sobrepeso: "Ni siquiera puedes tocar el aro a no ser que te pongan una Big Mac en lo alto", le espetó a Oliver Miller. "Hey, Stanley (Roberts), serías un gran jugador si fueses capaz de decir dos palabras: Estoy lleno".
Esta facilidad para la definición hiriente le ha granjeado una brillante carrera como comentarista junto a Kenny Smith, al que fustiga socarronamente: "Era divertido ir al Garden. Te insultaban, te escupían... Como si estuviese cenando en casa de Kenny". En estos años ha repartido a diestro y siniestro, ya fuese por cuestiones deportivas ("Nate no se puede deprimir más. Juega en los Knicks"), físicas ("¿Alguien ha visto a Gollum y Cassell en el mismo sitio?") o sexuales ("Reggie Miller era el extra de Brokeback Mountain").
A Barkley lo domina la pasión de empatar, al punto que no respeta lo confidencial: "Danny Ainge me ha llamado hoy. Está haciendo un trabajo lamentable en Boston pero no quiere que lo diga en televisión. Le pido perdón". La criatura que ha creado explica sus contradicciones, las manifestaciones homófobas y que defienda el matrimonio gay; su antigua militancia republicana ("Al Gore es el segundo mayor perdedor de Washington; los primeros son los Wizards") y su actual condición de independiente (quiere presentarse a gobernador de Alabama, a cuya residencia "sólo dejan que se acerquen los negros el día que toca limpiar el edificio"); lo terrible y lo sublime. Una mezcla que exige que lo rescaten de su actual marasmo, al menos por evitar lo que él mismo dijo tras su retirada: "Esto es justo lo que America necesita. Otro negro en paro".
Fuente: ARMANDO ÁLVAREZ - farodevigo

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