lunes, 17 de noviembre de 2008

Quieren frenar los casinos, pero la ayuda oficial a ludópatas está desguazada

Argentina - El programa de Juego Responsable se ha visto reducido a una línea telefónica que atiende en un horario limitado y con sólo tres personas. La derivación asistencial se hace a psicólogos particulares, porque los pacientes no quieren ir a los centros de atención públicos: "De allí, nos derivan a neuropsiquátricos", afirmaron. El proyecto que prohíbe nuevos casinos tuvo como argumento, justamente, esta enfermedad que el Estado provincial no atiende.
La discusión legislativa respecto de la apertura o no de nuevos casinos basada en los riesgos que esto acarrea para la salud, no tiene en cuenta una crítica realidad asistencial: el desguace del programa de ludopatía, reducido ahora a una línea de atención telefónica.
El programa de Juego Responsable fue lanzado en 2006 por un convenio entre el Ministerio de Salud y el Instituto Provincial de Juegos y Casinos e inicialmente preveía, además de una línea (0810-222-2481), un equipo de profesionales idóneos para la asistencia a personas que mantenían una fuerte dependencia respecto de los juegos de azar.
No obstante, a la fecha, aquel equipo de profesionales –formado por un psicólogo, un psiquiatra y un trabajador social- fue desarmado al inicio de la actual gestión.
Esto habría obligado a que, tras las llamadas telefónicas, los jugadores compulsivos sean finalmente recomendados a psicólogos particulares. Incluso, muchos pacientes se han quejado de que no pueden conseguir turno en los centros de adicciones públicos, que constituyen la primera opción de asistencia, porque se encuentran saturados y recién podrían ser atendidos en meses, cuando ellos requieren una ayuda urgente.
Incluso, han manifestado que desde los centros de atención de las adicciones –se han inaugurado tres en 2008 para fortalecer la respuesta asistencial-, los han derivado a su vez a los hospitales neuropsiquiátricos.
Ante ello, la capacidad de atención del programa se ha visto considerablemente reducida a la línea telefónica. En la actualidad, este 0-810 es atendido por tres personas que se encargan de brindar contención y orientación a personas conocidas de los jugadores -son los que, en mayor medida, se ponen en contacto cuando surge la preocupación por la falta de control ante el juego de sus familiares o amigos-.
Sin embargo, la capacidad de atención de la línea gratuita también se ha visto considerablemente limitada, ya que al inicio el programa contaba con seis telefonistas, capacitadas para comprender y actuar ante una situación de crisis.
De esta manera, si hasta el año pasado había turnos para atender en un horario fuerte por la concurrencia a las salas de juego –hasta las 00-, hoy en día sólo se puede llamar hasta las 20, por la poca capacidad operativa a la que se ha visto limitada la línea telefónica.
Otro aspecto que ha impactado en el programa es la escasa presencia que tiene en los medios de comunicación, ya que incluso la línea telefónica dejó de aparecer en la pauta oficial publicitaria del Instituto de Juegos y Casinos.
En este sentido, según pudo saberse extraoficialmente, si en años anteriores se recibían entre 5 y 8 llamados diarios, en la actualidad, entre una y dos personas se comunican para interiorizarse sobre la problemática de la adicción al juego.
En números aproximados, entre mayo y diciembre de 2007 se recibieron alrededor de 300 llamados. En ese mismo período, pero de este año todavía sin terminar, las consultas telefónicas apenas llegarían a las cien.
Esto no implicaría que ha mermado la cantidad de adictos. Por el contrario, puede entenderse que cuando el programa tuvo mayor impacto -durante su lanzamiento, mayo de 2006- se registró un pico de 200 llamadas.
A esto se suma, por último, que el programa no abarca a las salas de juego privadas, como el Regency Casino del Hyatt Hotel y el recientemente inaugurado Enjoy, sino a las públicas reguladas por el Instituto de Juegos y Casinos –perteneciente, a su vez, al Ministerio de Hacienda-.
Mientras que en el flamante casino del Sheraton no hay a la vista ningún programa de ayuda –como las listas de autoexclusión-, en el Hyatt se manejan en base a las cámaras de vigilancia para detectar a los jugadores que han pedido ser excluídos. Algo que no funcionaría del todo, pues varios familiares de jugadores compulsivos se han quejado de que las condiciones de exclusión serían más laxas.
Desde el Ministerio de Salud prefirieron no hablar sobre este tema y, a través de su oficina prensa, indicaron escuetamente que en el transcurso del mes se firmará un convenio entre la cartera que dirige Sergio Saracco y el Instituto Provincial de Juegos y Casinos, sin precisar en qué consistirá concretamente este convenio y si permitirá reforzar el alicaído programa de ludopatía. MDZ también quiso comunicarse con Daniel Pereyra, pero el presidente del IPJyC no pudo ser hallado telefónicamente.
En este contexto, también puede entenderse el corte restrictivo que se le dio desde la Legislatura al proyecto que prohíbe la apertura de nuevos casinos en la provincia: el crecimiento de casos vinculados a este tipo de adicción que se registran, sobre todo, en las salas de juego de los departamentos.
Fuente: mdzol - Maxi Quinteros

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