domingo, 1 de junio de 2008

Las casas de juego al estilo inglés empiezan a poblar las calles españolas

España - Lotería nacional, quiniela, primi, bono-loto, ONCE, tragaperras, bingo, casino... El juego en España, definitivamente, tiene tirón. La Memoria Anual de Juego de 2006, publicada por el Ministerio de Interior, estima que los españoles gastaron más de 28.000 millones en azar. Considerando que, en España, el diario más difundido es uno deportivo, el paso dado por las empresas del sector era el esperado: casas de apuestas deportivas.
No pasará mucho tiempo para que en nuestra lista de la compra, aparte del periódico, el brik de leche, o la baguette, se incluya cruzar de acera y envidar unos euros a que Nadal gana Roland Garros, o a que Torres será pichichi de la Eurocopa. Apuestas similares se realizan en Inglaterra desde hace más de 100 años. Y las calles españolas están comenzando a integrar estos locales en su paisaje.
"Si no se reguló antes fue porque siempre se ha considerado al juego como un vicio del que avergonzarse", explica Aitor Uriarte, director de juego en Euskadi. Su región -donde las apuestas están extendidas en deportes tradicionales como la pelota- fue la primera en desarrollar una normativa legal para casas de apuestas. Un año después, en 2006, Madrid se sumó a la iniciativa.
"Sólo pretendemos ofrecer una seguridad jurídica a los apostantes de eventos deportivos", abunda su homólogo madrileño, Edmundo Ahijón, apuntando al limbo legal (y fiscal) en el que operan las casas de apuestas por Internet.
El 16 de abril, Victoria inauguró la primera sala de apuestas en España; un espacio situado en el Bingo Canoe, en Madrid, que ofrece servicios de bar y una zona de graderío con pantallas para seguir los múltiples acontecimientos deportivos del día. Los clientes, boleto en una mano y cerveza en la otra, brincan felices cuando aciertan su pronóstico. Parece divertido. "La pasión por el deporte, y el auge de las apuestas online, hace de España un país idóneo", afirma Emma Mateos, directora de marketing de Victoria, una joint-venture creada entre la multinacional española Codere y la inglesa William Hill. "El aficionado ya no se conforma con ser espectador, ahora quiere participar".
Un goce para el ciudadano y otro, lucrativo, para las empresas: Victoria alcanzó las 20.000 apuestas en su primer mes de operaciones. El 7 de mayo (coincidiendo con el Madrid-Barcelona de Liga) se alcanzaron los 2.000 envites, aunque lo habitual es recoger 500 apuestas diarias, y 16 euros de media por jugada. "El premio más alto entregado ha sido de 9.000 euros por una apuesta múltiple de 50 euros", reconocen desde Victoria, que ha limitado la ganancia máxima en su firma a 500.000 euros.
El Canoe fue el primero de los 70 puntos que Victoria planea abrir en 2008 entre locales a pie de calle, y corners en estadios, hoteles, bares y salas de juego ya existentes. A su estela, Sportium -marca que engloba a otra recreativa española, Cirsa, con la inglesa Ladbrokes- se presentó en sociedad este miércoles, muy cerca del Canoe, en el mismo polígono Azca. "La acogida ha sido satisfactoria", declaró su director general, Pablo Alcalá, en el Sportium Center, un local de 150 metros cuadrados con 24 monitores y cuatro pantallas gigantes. "Abriremos 20 puntos este verano, y 80 más antes de 2009", añadió mientras aseguraba que su firma -a diferencia de Victoria, no logró una de las tres licencias sacadas a concurso en Euskadi- ha recogido 60.000 apuestas en los ocho puntos abiertos hasta la fecha. Pero habrá muchas más. Apuestas Oé (de la griega Intralot) ya tiene licencia en Madrid. Y se tramitan tres más: Bwin, Novomatic y Betting Sports.
Las empresas españolas han decidido aprovechar el know-how británico para explotar el mercado. William Hill, fundada en 1934, cuenta con 2.300 locales en Reino Unido e Irlanda, facturó 1.249 millones en 2007 y emplea a más de 14.000 personas. Ladbrokes, por su parte, socio de Cirsa y fundada en 1886, tiene 15.600 empleados e ingresó el año pasado más de 1.600 millones (940 en sus locales). ¿Alianzas o redes de seguridad? Porque, pese a la creencia de que las crisis económicas benefician a las empresas de juego, un estudio realizado por DBK estima en un 0,4% la caída del volumen de negocio en 2007 en las empresas españolas de juego privado, continuando el descenso del 1% de 2006. "Abriremos locales según el momento de expansión en que nos encontremos", dice Emma Mateos, de Victoria.
Más allá de la coyuntura actual, las cifras del juego asustan. El azar supone un 2,8% del PIB de la UE: 300.000 millones, con 51.500 de win (diferencia entre recaudación y premios entregados).
Un estudio del Instituto Suizo de Derecho Comparado estima que las ganancias crecerán en un 24% hasta 2.010.
Comunidades como Madrid y Euskadi, que han reglamentado las apuestas deportivas, sacan tajada de esta nueva actividad al fiscalizar el win con un 10%; un porcentaje significativo para financiar las arcas regionales, pero inferior al de bingos y casinos "para darle un impulso inicial a esta nueva actividad", comentan desde la Hacienda madrileña.
Cada país europeo posee una legislación distinta sobre apuestas deportivas. En España, la divergencia llega al ámbito autonómico, puesto que las comunidades tienen transferidas las competencias del juego desde 1982. El reglamento madrileño, por ejemplo, no limita los operadores en el mercado, mientras que el vasco lo ha dejado en tres. Madrid, además, no impone una cantidad máxima por jugada, y en cambio Euskadi lo fija en 100 euros "para evitar calentones", dice Aitor Uriarte.
En el resto de comunidades, sólo Valencia y Navarra están en fase de estudio de una normativa propia. Y otras, como Murcia, muestran ya interés. "Lo abordaremos, porque es una inercia que existe en toda Europa", afirma José León Baño, director murciano de juego. Pero la mayoría de los Gobiernos autónomos esperan a que los demás muevan pieza. Como caso curioso el de Aragón, que lanzó en 2002 un reglamento sobre apuestas deportivas, que fue después desautorizado por sus Cortes.
¿Y el resto? Baleares nunca fue más allá del Lototrot, unas apuestas de ámbito local sobre carreras de caballos de trote. Y sólo Cataluña y Andalucía descartan ampliar su catálogo de juegos a las apuestas deportivas. "A cambio, reforzaremos los programas de juego responsable", dicen desde la Generalitat catalana. "Es que reducir el tiempo entre envite y premio incita al juego", alegan desde la Federación de Jugadores Rehabilitados. "Pero estas salas son distintas", replica Edmundo Ahijón. "Aquí se viene a apostar, sí, pero para divertirse con los amigos, como se hace en las típicas porras de los bares".
La Red, su enemiga
No llega al encono porque William Hill y Ladbrokes, sus socios en España, operan online en todo el mundo. Pero las casas de apuestas españolas observan con recelo la competencia en Internet.
"Les invitamos a solicitar su licencia y a cesar su actividad hasta que la obtengan", aseguró Jaime Estalella, director general de Codere, durante la inauguración de Victoria. "No es sostenible un modelo donde convivimos los que cumplimos las obligaciones tributarias y jurídicas y los que no".
"Los que no" son multinacionales como Bwin, Betfair, 888, Miapuesta.com o 123, con sede en lugares como Malta o Gibraltar, que mueven 650 millones anuales, crecen al 100% anual y, sobre todo, no pagan impuestos por los más de 200 millones de euros que ganan con su actividad.
Madrid, que no se opone al juego online, sí exige que se demuestre que la apuesta se ha realizado desde su región. "Hay sistemas de control de la IP, y otros similares, pero su complejidad tecnológica no lo hace rentable", afirman desde Victoria. El consejero delegado de Sportium, Pablo Alcalá, anunció el miércoles su intención de "cumplir las especificaciones técnicas" para operar en Internet.
"Perseguiremos a quien opere sin permiso", dice Edmundo Ahijón, director de juego de la Comunidad de Madrid. "El juego legal acabará deslegitimando y derrotando al ilegal", dice Ahijón, que sin embargo reconoce que es "complejo poner puertas al campo de Internet".
Fuente: elpaís

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