España - Restaurantes, hoteles y salones para turistas se instalarán en el buque, que siempre estará atracado.
10 de abril de 1912, parte desde Southampton el mayor transoceánico del mundo con destino a Nueva York. El buque, bautizado como Titanic, no llegó a buen puerto. Naufragó. El proyecto de construir una réplica a tamaño natural que albergue hoteles, restaurantes, salones y todas las dependencias del buque que se hundió tras el choque letal contra un iceberg emerge de las aguas un siglo después.
Crear una reproducción idéntica en dimensiones de la ciclópea nave es, cómo no podía ser de otra forma, un proyecto titánico. Los 25 nudos de velocidad máxima que alcanzaba el buque capitaneado por Edward John Smith no serán necesarios puesto que el transatlántico será estático, es decir, estará permanentemente atracado en una ciudad aún por decidir.
La compañía europea Titanic Centenary 2012, promotora de esta iniciativa, tiene cinco candidatas a acoger el histórico crucero: Nueva York, Las Vegas, París, Sevilla y Valencia, según Jesús Ferreiro, director de la exposición Titanic, the exhibition. "Con todas ellas se ha tanteado el proyecto que asciende a 170 millones de euros, de los que el 40% debería abonar la ciudad que finalmente albergará el Titanic del siglo XXI", matizó. El resto correría a cargo de las empresas hoteleras y de restauración que explotarán las instalaciones.
Será, como en 1912, un barco exquisito donde naveguen de forma inmóvil el lujo, el glamur... y las tarjetas Visa. Los camarotes tendrán catalogación de habitaciones de cinco estrellas. El menú y la música serán idénticos a los originales, es decir, se servirán los platos ideados para principios del siglo XX y se interpretará el repertorio que se tocó a bordo. Cualquier turista de economía muy boyante podrá sentirse como Jack Dawson y Rose DeWitt Bukater, los pasajeros ficticios que encarnaron Leonardo DiCaprio y Kate Winslet.
La puja de Las Vegas
El proyecto no es una idea nacida del agua sino que se gesta "desde hace siete años", según Jesús Ferreiro. La ciudad que mayor interés ha mostrado hasta la fecha es Nueva York y la que más dinero está dispuesta a abonar es Las Vegas, pero los responsables de la iniciativa no quieren que el Titanic se convierta en un símbolo más de la metrópoli de los casinos, en palabras del director de Titanic, the exhibition.
Si fuera París la sede del transatlántico, el Titanic surcaría el río Sena. Si la elegida es Valencia, el puerto podría ser una inmejorable ubicación. Han comenzado las apuestas y hay mucho en juego. Para el mejor postor será la recompensa y el tiempo corre en contra de todas las candidatas, puesto que 2012 no está tan lejos.
El nuevo barco mantendría las medidas de antaño: 270 metros de eslora y 33 de manga. La zona destinada entonces a las bodegas y calderas se sustituirían por amplias salas para una exposición sobre el Titanic, que se mostró el pasado año en el Museo Príncipe Felipe de Valencia, y otras muestras de carácter temporal.
En su tiempo el transatlántico no tenía un rival igual en lujo ni elegancia. La compañía White Star Line, la naviera que lo construyó, hizo una piscina interior, un gimnasio, una cancha de squash, un baño turco, una biblioteca, una sala de recepción, entre otras instalaciones. Hoy, se mantendrían e incluso se mejorarían. Los camarotes de primera clase fueron adornados con revestimientos de madera blancos, muebles costosos y decoraciones elegantes que también se van a recuperar.
Como una innovación en los viajes de la época, el Titanic ofrecía tres ascensores para primera clase y uno para la segunda. Hoy, no habría tal distinción.
El navío de 1912 estaba estructurado en seis cubiertas, todas rezumaban muebles lujosos y decoración refinada. La primera de las cubiertas era conocida como la de paseo y albergaba los espacios compartidos, como la sala de lectura, el salón común, la sala de fumadores y los cafés Verandah.
La sala de lectura era un ambiente decorado en estilo gregoriano con paneles de madera blancos y con ventanales que se extendían hasta la cubierta de botes, lo que le daba una buena iluminación. Además tenía una chimenea de adorno.
Al costado de la sala de lectura y en medio de la segunda y tercera chimeneas se encontraba el salón común de primera clase, el cual estaba decorado en el estilo Luis XV, inspirado en el Palacio de Versalles. Estaba tapizado y contaba con paneles de madera bellamente tallada en las paredes. En la parte delantera, cerca a la puerta había una chimenea de adorno sobre la cual se encontraba una miniatura de Diana de Versalles, más conocida como Artemisa y sobre todo eso, un gran espejo.
El salón estaba subdividido en pequeñas áreas privadas separadas por muros con espejos y apliques de bronce. Aquí se podían sacar libros gracias a un estante ubicado en la parte delantera de la tercera chimenea. A ambos lados del mismo se hallaban un reloj y un barómetro.
Hacia la popa se entraba al salón de fumadores, que era el lugar predilecto de los caballeros de primera clase después de las cenas y estaba decorado en estilo georgiano pero con paneles de caoba oscura. En los mismos paneles habían adornos de bronce, que le conferían cierta elegancia. Sus ventanas no eran traslúcidas sino vitrales. Además, contaba con preciosos vidrios tintados empotrados en las paredes.
Quizás a partir del 10 de abril de 2012 el Titanic surque el Mediterráneo, aunque desde el Ayuntamiento de Valencia aseguraron desconocer este proyecto de tal envergadura turística.
Fuente: lasprovincias
jueves, 26 de junio de 2008
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