España - Diez autobuses, con unos 480 turistas, se dirigieron a Sevilla, mientras que otros tres, con unos 145, partieron hacia Jerez · 140 visitantes se unieron a rutas organizadas para conocer la ciudad andando.
A primeras horas de la mañana de ayer llegaba por primera vez a Cádiz el Independence of the Seas, uno de los tres cruceros más grandes del mundo, con 3.846 pasajeros de 45 nacionalidades distintas, más de 2.000 de ellos británicos, y 1.414 tripulantes.
El buque, con 339 metros de eslora, 38,6 metros de manga y 8,5 metros de calado, permaneció atracado hasta las seis de la tarde entre el muelle Alfonso XIII y el Reina Sofía. A esa hora partió hacia su siguiente escala dentro del crucero que está realizando por el Mediterráneo, Lisboa. La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz aporta más datos acerca de este inmenso barco consignado por Cadiship: con sus cerca de 160.000 toneladas de Registro Bruto, es, junto a sus gemelos Liberty of the Seas y Freedom of the Seas uno de los tres mayores buques de pasajeros.
Con motivo de su primera escala en el puerto de Cádiz, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, el Ayuntamiento y la Corporación de Prácticos entregaron al capitán, el bosnio Teo Strazicic, las tradicionales placas. En el salón situado en la planta décimo cuarta de este edificio flotante, que mostraba ayer unas impresionantes vistas de la capital gaditana, intercambiaron saludos y parabienes.
A continuación, pudieron visitar un barco casi vacío. A esa hora, la mayoría de los cruceristas habían salido del buque. A los pasajeros les esperaba en el muelle un fotógrafo que les ofrecía la posibilidad de retratarse con un salvavidas que ponía "Sevilla", pero de lo que no había rastro era de las muchachas vestidas de piconeras que suele llevar al muelle el Ayuntamiento para dar la bienvenida a los pasajeros; fallaba eso y también el hecho de que hay una carpa junto a la Estación Marítima, indicada como punto de información turística para cruceristas, donde hace ya bastante tiempo que no se ofrece este servicio ya que lo utilizan las empresas de autobuses turísticos. Esto provoca ocasionalmente protestas de algunos visitantes, que son remitidos al punto de información de Canalejas. Y los que no fallaron eran los treinta autobuses que esperaban a los pasajeros del Independence a la salida del muelle.
A pie de pasarela, Gema Rosso, de Baleares Consignatarios Tours, la empresa que se ha encargado de organizar las excursiones, explicaba a dónde habían ido y aseguraba que la mayoría no había salido de la ciudad. "Es cierto que hace años todos iban a Sevilla, pero de cinco años para adelante cambia la cosa, y nosotros mismos intentamos que se queden". Lo de irse a Sevilla, explica, es una leyenda negra, y da datos.
Cada uno de los treinta autobuses tienen capacidad para entre 45 y 48 pasajeros. En total, eran 1.150 los cruceristas los que habían contratado algún recorrido. De los treinta autobuses, diez se dirigían a Sevilla, esto es, un máximo de 480 personas, y tres iban a Jerez a disfrutar de espectáculos ecuestres, unos 145 pasajeros. Los otros 17 autobuses no atravesaban Cortadura, sino que recorrían la ciudad durante una media hora para que los visitantes pudieran contemplarla, con la posibilidad de parar en sitios clave para que pasearan. Difícilmente nadie se trasladará a otra ciudad sin hacer uso de estos vehículos, puesto que tendrían que buscarse el transporte por su cuenta, indica Rosso.
También se ha ofrecido a estos viajeros la posibilidad de hacer recorridos a pie por la ciudad organizadas por Viajes Formentor, división de Baleares Consignatarios. Una de las guías, Carmen López, de Guías Turísticas de Cádiz y Provincia, explicaba que se habían organizado cuatro rutas, cada una con 35 personas. Los recorridos comenzaron a las diez de la mañana en el muelle y se dirigieron a las calles "más típicas", como Ancha, la plaza de las Flores, la plaza de San Antonio y Mina. Los visitantes pudieron acceder también a la Catedral y tuvieron tiempo para realizar sus compras (principalmente ropa y zapatos, explica López, porque los precios les parecen ajustados) antes de las doce y media del mediodía, cuando se pone fin a la ruta porque es la hora a la que se almuerza en el barco. Muchos pasajeros vuelven al buque para comer, un servicio que, después de todo, han pagado cuando contrataron un viaje de 14 días que cuesta más de 2.000 dólares. Esta guía con cinco años de experiencia a sus espaldas indica que estos turistas preguntaban poco sobre los lugares que van visitando, como suele ocurrir con los ingleses.
Carmen explica todo esto mientras que sale del punto de información turística de Canalejas, ya de vuelta hacia el barco. Dentro de las instalaciones, las encargadas explicaban que el lunes hubo más gente informándose que ayer, especialmente turistas nacionales que se interesaban por recorridos, restaurantes y la ya popular ruta del tapeo. Los cruceristas habían llegado a las instalaciones sobre el mediodía para interesarse por mapas y rutas, principalmente.
Pero más allá de guías y autobuses también hay quien va por libre, como una pareja de escoceses que recorría Canalejas cámara en mano y destacaba que había llegado en el mayor barco del mundo, con magníficos servicios, a una ciudad bonita y con gente amigable.
En lo de los servicios del barco no exageraban los escoceses. De hecho, el crucero ofrece más servicios que toda la ciudad de Cádiz. El teatro es más grande que el Falla y hay pista de hielo, un simulador de olas para surfear y hasta una calle Ancha para comprar y tomarse un té. Ayer, una comitiva gaditana pudo recorrer el barco tras acreditarse con cinco días de antelación, dejar el carnet de identidad en el puesto de bienvenida, pasar por un scanner y fotografiarse, unas medidas de seguridad que no son raras sobre todo tratándose, como es el caso, de un barco americano.
En la cubierta del barco hay pista de baloncesto, rocódromo, minigolf, un infinito número de tumbonas, y el simulador de olas, piscinas, jacuzzis y similares.
El personal del barco mostró también la zona de SPA y el gimnasio, donde se imparten diferentes clases y hay un ring de boxeo. El teatro, llamado Alhambra, tiene un aforo para 1.600 personas, y también hay un casino -está inspirado en la saga fílmica de James Bond y, curiosamente, una de las escenas que adornan las paredes es la de Halle Berry en biquini rodada en La Caleta-, una pista de patinaje sobre hielo y un restaurante para unas 2.000 personas, de tres plantas de altura, con una lámpara de un tamaño descomunal sobre la mesa del capitán.
Entre las diferentes diversiones que ofrece este buque, diseñado con esa decoración ecléctica que suele caracterizar a estos buques, está un karaoke y prácticamente cualquier cosa que se le pueda ocurrir a alguien hacer para divertirse o relajarse en un barco que, además, está nuevo: fue botado hace pocos meses, en abril.
Fuente: diariodecadiz - Ángeles M. Peiteado
jueves, 26 de junio de 2008
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