domingo, 29 de junio de 2008

Una noche en el casino

España - En el Torrequebrada de Benalmádena hay una múltiple oferta tanto de juegos como de ocio que utilizan cada año más de 130.000 personas · En la sala de máquinas el premio más grande que se ha dado hasta la fecha ha sido de 65.000 euros, aunque también se puede conseguir un coche.
Cuando alguien escucha la palabra "casino" le vienen muchas imágenes a la mente y no suelen ser buenas. Las películas de Hollywood se han encargado de mostrar estos recintos como lugares liderados por mafiosos en los que impera el vicio del juego y en los que, si alguien tiene la suerte de ganar algún premio gordo, una panda de matones contratados como guardias de seguridad se encargan de darle una paliza y hasta matarlo y enterrarlo en un punto perdido y siniestro en el desierto de Las Vegas.
Afortunadamente, la situación real, al menos en Málaga, es otra bien diferente. Cerca de la Costa del Sol no hay desiertos y José Muñoz, director del Casino Torrequebrada, uno de los pioneros de Málaga tras abrir sus puertas en abril de 1979, no tiene nada que ver con Robert de Niro. "El tema de las películas nos ha hecho mucho daño porque siempre se ha relacionado con asuntos turbios y este sector es el más transparente que hay en materia de ingresos, hasta el punto que se sabe exactamente cuál es la facturación de cada máquina y que la Junta de Andalucía se queda con más de la mitad de los ingresos totales ", explica Muñoz. Este recinto factura en torno a 20 millones de euros anuales.
Para acceder al Casino Torrequebrada todos los clientes están obligados, lógicamente, a tener más de 18 años, y a presentar su DNI. "Eso lo hacemos porque la Junta de Andalucía tiene una lista de personas que tienen problemas con el juego y a las que no dejamos entrar bajo ningún concepto", dice Muñoz. Una vez dentro, lo primero que se encuentra es la sala de máquinas, que abre al público desde las 15:00 hasta las 5:00 (en verano hasta las 6:00). Está separada en zona de fumadores y no fumadores mediante cristales y en total hay 55 máquinas, que en verano se amplían a 80, de ruleta, póquer y las clásicas tragaperras. Al contrario de lo que pudiera pensarse, se puede jugar a estas máquinas desde un céntimo de euro por apuesta. De hecho, la apuesta más cara es de un euro. Cada máquina da sus propios premios pero, además, hay determinados botes o especiales. En un grupo de máquinas hay un bote acumulado (jackpot en el argot) de 12.170 euros que se consigue con una determinada combinación. Ahora también han incluido el Mistery, a través del cual regalan un coche si sale la combinación que elige entre varios millones un ordenador.
Cuenta Muñoz, que lleva en el Casino desde que abrió, que una vez un joven estaba jugando a una máquina y le tocó un bote de 4,5 millones de las anteriores pesetas. "No se dio cuenta. Pensaba que la máquina no funcionaba y no que le había tocado el bote. Cuando se lo dijimos le tuvimos que dar una manzanilla en el bar porque se caía de los nervios", recuerda. El mayor premio que han dado en esta sala ha sido, hasta ahora, de 65.000 euros. "De todas formas lo atractivo es que pueda venir alguien solo o con su pareja, que se tome una copa y que eche, por ejemplo, cinco euros en una máquina y se pueda llevar un bote o un coche", dice.
A partir de las 21:00 se abre la sala de mesas de juego donde se puede jugar a la ruleta francesa, americana, póquer, black jack y punto y banca. En este caso, el jugador cambia dinero por fichas y la apuesta mínima suele ser de 2,5 euros. "Tenemos mesas para todo tipo de niveles económicos aunque lo normal es que las apuestas se hagan en función del poder adquisitivo de la clientela que hay", continúa el director. La ruleta es el juego preferido, con más del 65% de las visitas, seguido del black jack (25%), el póquer (8,4%) y el punto y banca (3,4%).
El importe de las apuestas depende del juego pero se suelen establecer mínimos y máximos.
Obviamente, son muchos los personajes famosos que han pasado por este casino pero Muñoz no puede desvelar nombres por la ley de protección de datos, aunque sí señala que en esta instalación se han grabado películas como Los liantes, con Pajares y Esteso, o Torrente II de Santiago Segura.
El Casino Torrequebrada lleva 30 años abierto aunque en septiembre de 2004 lo compró la cadena propietaria, entre otros, del Casino de Madrid. Lo primero que hizo fue reformar todas las instalaciones, un proceso que culminó hace apenas un año tras desembolsar seis millones de euros.
Muñoz explica que la crisis económica "se está notando" aunque también reconoce que cada vez llegan más clientes. Estiman que reciben a unas 130.000 personas al año siendo el momento fuerte en verano, cuando tienen unas 800 personas en la sala todos los días, llegando incluso hasta el millar los viernes y sábados. Estar en una zona plenamente turística implica que hay clientes de todo tipo, tanto locales como turistas. El director afirma que "somos el tercer casino de España que realiza mayor cambio de divisas porque tenemos clientes de hasta 120 nacionalidades". Los españoles son los más asiduos aunque, por ejemplo, también se suelen encontrar muchos turistas asiáticos.
En el Torrequebrada trabajan de media 120 personas que suelen subir a 150 en verano. La mayoría de los crupiers llevan toda la vida en el casino aunque, si hay bajas o vacaciones, se suelen cubrir con los nuevos crupiers que se forman en una escuela propiedad del mismo recinto y en la que se forman a unas 30 personas al año.
Al margen de la zona de juegos, el casino también cuenta con un restaurante, un bar y una sala diáfana en la que se organizan exposiciones de pintura, presentaciones de coches o hasta bodas. Muñoz destaca la oferta gastronómica pues "trabaja para nosotros la misma empresa de cocineros que sirven a los Reyes de España cada vez que vienen a Málaga".
Para ir al Casino Torrequebrada no hay que ser millonario. Se puede jugar a todo con cantidades muy pequeñas y, por ejemplo, con 50 euros se puede permanecer varias horas. Muñoz afirma que este recinto "es un centro de ocio como otro cualquiera, en el que no sólo se viene a jugar, sino que también se puede venir a cenar, tomar una copa, escuchar música o ver una exposición de pintura y no jugar si no se quiere".
No hay nada mejor que conocer algo para evitar prejuicios. El Torrequebrada no se parece a la imagen de las películas, pero lo mejor es comprobarlo en persona. Tiene tiempo por delante.
Fuente: malagahoy

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