lunes, 23 de junio de 2008

Juegos peligrosos

España - El calagurritano Antonio Escorza, cónsul honorario de España en Brasil, se enfrenta a 32 años de prisión por contrabando de piezas para tragaperras.
Con tan sólo 24 años tomó la decisión de emigrar a Brasil y allí hizo fortuna. Se rodeó de las clases más influyentes del país y consiguió ostentar el título de cónsul honorario de España en la ciudad de Joinville, en 1976. Era un gran aficionado al juego y alguna publicación asegura que organizaba las mejores fiestas del Estado de Santa Catarina, junto a su mujer Débora Pinnow. Hoy, lejos de todo lujo y glamour, es uno de los principales acusados de la operación 'Carta Final'.
El calagurritano Antonio Escorza Antoñanzas se enfrenta a 32 años de prisión por comercializar presuntamente piezas de contrabando para máquinas tragaperras. Escorza fue detenido el pasado 5 de mayo, junto con otras 17 personas, entre ellas su hijo Diego y su abogado. Según la Policía federal las vendía en Brasil, donde está prohibido, y también las exportaba ilegalmente a México, República Dominicana, Paraguay, Venezuela, Colombia, Perú, Argentina, Panamá y España. Los componentes eran importados de Taiwan. Cuando llegaban a su destino se montaban de nuevo y se trucaban para que los propietarios tuvieran acceso a la secuencia que determina la salida de los primeros premios.
Ocultación de ganancias
Al parecer, el grupo obtenía elevadas ganancias que ocultaba en el sistema financiero brasileño mediante depósitos y retiradas sin comprobación de origen y a través de la apertura de varias empresas ficticias o a nombre de testaferros. Probablemente también había agentes policiales corrompidos por la organización para que no reprimiesen la explotación de máquinas. A los detenidos se les acusa de asociación para delinquir, contrabando, evasión fiscal, falsificación, corrupción activa y lavado de dinero.
Durante la detención se allanaron 48 viviendas y se intervinieron 33 cuentas bancarias, decenas de vehículos y dos embarcaciones.
Escorza de 56 años se encuentra en prisión preventiva y ha sido destituido del cargo por voluntad del Gobierno español para no obstaculizar la investigación. Su caso es el primero de estas características en el que se ve implicado un cónsul honorario de España.
El empresario calagurritano desembarcó en Brasil en 1976; un viaje muy inusual para la juventud calagurritana de la época. Comenzó su imperio con una pequeña tienda de venta de videojuegos. Desde entonces la electrónica y los juegos de azar han sido el centro de sus negocios que crecían velozmente al mismo tiempo que sus amistades más selectas. Su influencia en la zona le llevó a ostentar el título honorario, con el que desinteresadamente debía ayudar a españoles inmigrantes en momentos de crisis. Dicen que era inseparable de su mujer, originaria de Alemania y que poseía el cargo de vicecónsul. Según el periódico local El Diario Catarinese su esposa llevaba en su bolso en el momento de la detención 43.000 reales brasileños -el equivalente a 17.000 euros-, 28.000 dólares y 7.600 euros.
En los último tiempos, Escorza quería ampliar su negocio en España. De hecho, en La Rioja acababa de comprar dos salas de bingo en Logroño. Debía estar asociado con un empresario del País Vasco, con el que lanzó también una oferta de compra a otro bingo de Calahorra, que no prosperó. En la capital riojana el cónsul tiene cuatro hermanos y una hermana. Era habitual que invitase a sus familiares a disfrutar de unas vacaciones en su residencia de Brasil.
Fuente: larioja

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