jueves, 3 de enero de 2008

Casinos y adicción al juego

Panamá - Quiero compartir con ustedes algunos extractos de mi libro La Ciudad de las Luces, que próximamente saldrá al mercado, en el que hablo abiertamente de la relación que hay entre la supervivencia económica de los casinos y los millones de seres humanos que se han convertido en adictos al juego. Esta adicción puede causar efectos sociales negativos en la población, minando su salud física y mental, estabilidad laboral, relaciones familiares, y en algunos casos, engendrando vicio y pobreza y, cuando no está regulado de manera eficiente, estimula el funcionamiento de las mafias y el lavado de dinero.
"La ludopatía o juego patológico es un problema de salud pública reconocido por la Organización Mundial de la Salud. Cerca de dos tercios de la población adulta en el mundo participan en alguna forma en los juegos de azar. El 3.5% de ellos tiene problemas con su forma de jugar, pero solo entre el 1% y 1.5% son jugadores patológicos. Por cada jugador compulsivo hay entre 10 y 15 personas de su entorno que se ven afectadas. Entre 5 millones y 20 millones de personas en América Latina son adictas al juego. En España más de 500 mil sufren serios problemas con el juego y casi 800 mil presentan algunos de los síntomas característicos de los ludópatas. En Canadá afecta entre el 2% y 4% de la población adulta. En el Reino Unido se estima que hay 370 mil jugadores con problemas con la posibilidad de que aumenten a 700 mil en los próximos cinco años, mientras que en Italia son casi 900 mil. En Australia hay cerca de 300 mil jugadores con problemas. En EU son 2.5 millones de apostadores patológicos, 3 millones de apostadores problemáticos y otros 15 millones en riesgo de convertirse en apostadores problemáticos. En el caso de Panamá los expertos estiman que la cifra ronda las 30 mil personas.
En el año 2005 se apostaron a nivel mundial entre 400 mil millones y 500 mil millones de dólares. Solo la lotería representó 200 mil millones de dólares, mientras que en los videojuegos se jugaron 27 mil millones de dólares. En América Latina las apuestas se ubican entre los 80 mil millones y 100 mil millones de dólares, donde la atracción por las tragamonedas, casinos, hipódromos, loterías, quinielas y bingos, al igual que el juego clandestino y, últimamente, las apuestas por internet están creciendo. Los países de la región con la población más apostadora son Argentina, Puerto Rico, Panamá, Venezuela, Colombia y Uruguay.
En el mundo hay alrededor de 3 mil 440 casinos que operan en 126 países. En EU se encuentra el 40%. En Europa los casinos tienen licencia en 38 países, Francia posee el mayor número, ocupando el segundo lugar a nivel mundial después de EU. En América Latina hay 31 países que han legalizado los casinos, 29 en África, 18 en Asia, 5 en Oceanía, y 3 en el Medio Oriente. Las Vegas es la ciudad con mayor número de casinos en el mundo, seguido por Miami y Moscú.
También los casinos on line han crecido a un ritmo geométrico, generando 12 mil millones de dólares anuales, correspondiendo el 50% solo al mercado de EU. En 2015 se espera que represente ingresos por 125 mil millones de dólares. Por lo menos 20 millones de personas en el mundo apuestan en internet. Este tipo de apuesta es cuestionada en EU. El presidente George W. Bush firmó el 13 de octubre de 2006 la "Ley contra el juego en internet", que prohíbe el uso de tarjetas de crédito, cheques y transferencias electrónicas de fondos para hacer apuestas y dispone de penas severas para las personas y entidades que la violen. Se exceptúan las carreras de caballos, loterías estatales y apuestas sobre los resultados del fútbol americano.
En Panamá el número de licencias de operadores de juegos de azar se incrementó en 2006 en 87% en comparación con 1999, otorgándose un total de 56 licencias de operaciones, en que los casinos completos pasaron de 6 a 13. En 2007 se dieron nueve solicitudes nuevas de apertura de casinos, las salas de máquinas tragamonedas de 12 a 26, y las agencias de apuestas de eventos deportivos de 6 a 11. En todo el territorio nacional hay cerca de 170 mesas de juegos y 7 mil máquinas tragamonedas, lo que representa en promedio una máquina por cada 500 habitantes, indicador muy cercano al de Canadá, que tiene una máquina tragamonedas por cada 636 habitantes.
Los casinos no operan exclusivamente en la ciudad de Panamá, sino que han proliferado en áreas geográficas con una población de bajos ingresos e índices elevados de pobreza, tales como San Miguelito, Arraiján, La Chorrera, Calidonia, Santa Ana, Río Abajo, Juan Díaz y Tocumen. También tienen presencia en las provincias de Chiriquí, Colón, Herrera, Veraguas, Coclé, Bocas del Toro y Los Santos.
En 2006 las apuestas en los casinos fueron de 767.6 millones de dólares, un incremento de 18.1% con relación al 2005, en que se jugaron 650.2 millones de dólares, o sea, 54 millones de dólares por mes. Los casinos de Panamá son los más desarrollados de América Latina, ocupando la primera posición en apuestas, por la relación entre número de establecimientos y población. La ciudad de Panamá es la décima en el mundo con mayor concentración de casinos. Las apuestas en máquinas tragamonedas representan el 40%, seguido por la lotería (35%) y las mesas de juego (20%) y en menor medida el hipódromo, las salas de bingo y las salas de apuestas de eventos deportivos, que en conjunto sumaron 5%.
En el libro no pretendemos iniciar una cruzada contra los casinos, ya que entendemos su aporte a la economía a través de la generación de empleos, inversiones e impuestos al Estado. Asimismo reconocemos que no es la única actividad que produce ludopatía. También la hay en otros juegos de azar. Nuestra intención es alertar a los "jugadores sociales" a que tomen las precauciones necesarias para no cruzar la línea delgada que los convierta en adictos al juego. A nuestros gobernantes de que no ignoren este problema con el pretexto de llenar las arcas del Estado con los impuestos que les provee la industria del juego. A los operadores de juegos de azar, que le den mayor importancia a los aspectos relacionados con la prevención del juego excesivo y la rehabilitación de jugadores adictos. A los padres de familia, que comprendan que la adicción al juego está atrapando y destruyendo el futuro de sus hijos. Y a los "jugadores compulsivos", que reconozcan su enfermedad y busquen todos los medios para combatirla y recuperarse.
Por: Carlos Bellido - prensa.com

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