lunes, 28 de enero de 2008

De prostitutas a predicadoras

USA - Criticadas por muchos, las mujeres han tenido gran éxito porque han revelado parte del lado más negro del underground sexual en Estados Unidos.
En plena capital del pecado, Las Vegas, una ex prostituta y una ex bailarina nudista predican el Evangelio en casinos y clubes nocturnos para llevar al buen camino tanto a clientes como a empleados.
Más aún, estas peculiares predicadoras pretenden que la iglesia rectifique su actitud hacia prostitutas, nudistas, bailarinas, actrices porno y adictos a la pornografía. La iglesia debería mostrar más compasión, y no sólo juzgarlos.
A primera vista, Annie Lobert y Heather Veitch parecen un par de chicas malas más. Llevan el cabello teñido, excesivo maquillaje, largas uñas postizas, tacones altos y ropa entallada. Es de noche y ambas caminan coquetamente por las aceras de los casinos.
De pronto, se dirigen a un hombre para entrevistarlo. Él es de Hawai, y está en Las Vegas divirtiéndose. “¿Crees que Dios anda por aquí en Nevada?”, le pregunta Veitch. El hombre se queda estupefacto. Luego reacciona y tartamudea que seguramente sí, “pues Dios está en todas partes”, algo con lo que ella concuerda. Los tres terminan rezando tomados de las manos.
La secuencia aparece en el episodio dos de Saving Sex City, una serie de videos que ambas predicadoras producen desde noviembre de 2007, las noches de sábado.
En el episodio tres van ataviadas como showgirls y portan carteles con leyendas sobre Jesús, hablan acerca de él con la gente, la invitan a ir a la iglesia, se toman fotos. Aunque monótonos, los videos, colgados en YouTube, se hicieron populares rápidamente.
La colaboración más reciente entre ambas fue en enero, en la anual Exposición de Entretenimiento para Adultos. Es la convención más grande de esa industria en el país y donde se entregan los premios equivalentes a los Óscares del cine porno.
“Teníamos que estar allí”, dijo Vitcher, una rubia del tipo de Pamela Anderson, en una entrevista a Los Angeles Times. En la convención ambas estuvieron hablando con actrices, actores, directores, productores y público, para convencerlos de que dejen la pornografía.
Lo principal es que los abordados sepan que no serán enjuiciados por lo que hacen. Además se les invita a acercarse a la iglesia. “Después, Dios se encarga”, dicen las predicadoras.
Pero su aspecto sexy y su discurso evangélico hacen una combinación tan inusitada que al principio parece una broma. Ése es justamente uno de los puntos en los que se apoyan sus opositores para denostarlas.
“La comunidad cristiana puede ser muy crítica”, dice Veitch. “Pero pensamos que nuestra apariencia permite a las chicas de la industria identificarse con nosotras”.
“No voy a mentir. Al principio fue divertido”, dice Lobert sobre su entrada a la prostitución en 1988. “Los primeros cinco años fueron el cielo. Pero los últimos seis fueron el infierno. Si tú ves a miles de hombres, vas a ser violada algunas veces. Es la pura verdad”.
En 2005, Lobert empezó a “echar una mano”, financiera y moralmente, a prostitutas de casinos y clubes nocturnos que quisieran dejar el oficio. En 2006 su ministerio adoptó el controvertido nombre de Hookers for Jesus (literalmente, Prostitutas por Jesús). Desde el año pasado, se dedica a ello de tiempo completo.
Hookers... es una organización basada en la fe, sin denominación alguna, que “ayuda a hombres y mujeres asociados con o trabajando como prostitutas (os), estrellas porno, padrotes o bailarinas exóticas”, explica su página electrónica.
“Nuestra visión incluye promoción espiritual, emocional y de bienestar físico en la vida de quienes han sido afectados por traumas sexuales y formas relacionadas de abuso en la industria del entretenimiento para adultos”.
La página, que ofrece la cruda biografía de Lobert, ofrece información científica y estadística sobre traumas y abusos, apoyo de emergencia y vínculos a organizaciones afines, como The Walter Hoving Home, centro de rehabilitación para prostitutas en transición hacia la normalidad.
Como parte de su ministerio, Libert imparte charlas, da entrevistas en medios de comunicación, busca fondos y convenios de colaboración: tiene uno con la policía y otro el sistema carcelario. La activista trabaja actualmente en darle a su proyecto alcance nacional.
Para recibir ayuda de Hookers... no se pide a las personas que dejen la industria. “La única condición”, dice Lobert, “es que sean creyentes”.
“Luzco como esas chicas (actrices porno), pero nadie puede verme desnuda. Ahora yo uso mi cuerpo para anunciar a Dios. Para mí eso no es malo”, dijo Vitch, quien trabajó durante años como bailarina exótica para mantener a su hija y ahora es peluquera.
JC’s Girls (Chicas de Jesucristo) es el nombre de su organización con base en Riverside, California, que realiza una labor parecida a la de Hookers... Vitch y otras dos mujeres retiradas de la industria acuden a clubes de table dance y contratan a bailarinas, pero una vez en el privado, tratan de convencerlas de que se acerquen a la iglesia. En 2007, el grupo abrió una página electrónica para poder alcanzar a más mujeres.
Vitch también cobró notoriedad actuando en Pussycat Preacher, un documental de 75 minutos sobre la tarea de ministerio en la industria XXX. En el film, que se puede descargar gratuitamente en Internet, se entrevista a toda clase de gente involucrada, incluyendo a activistas y ministros cristianos.
“Irónicamente, la industria sexual le da la bienvenida a JC’s Girls, pero las poderosas fuerzas en la iglesia cristiana se niegan a tolerar el ‘ministerio inmoral’ de Heather”, informa la página oficial del documental.
Vida difícil
Resultados de una encuesta sobre prostitución femenina en Estados Unidos
14 a 16 años
EDAD PROMEDIO de entrada.
78%
AMENAZADAS por un arma.
82%
AGREDIDAS físicamente.
73%
VIOLADAS más de cinco veces.
49%
MALTRATADAS físicamente durante su infancia.
65 a 95%
ABUSADAS sexualmente durante su infancia.
87%
QUIEREN DEJAR de ejercer la prostitución.
De “Prostitution Trafficking in Nine Countries: An Update on Violence and Posttraumatic Stress Desorder”, de Melissa Farley et. Al. (2003).
Fuente: milenio.com

No hay comentarios.: