martes, 29 de enero de 2008

Torrelodones quiere ya el Canto del Pico

España - Es uno de los edificios más conocidos de la Comunidad de Madrid. Desde algunos balcones de la casa se divisan, en un día claro, hasta 34 localidades de la región, incluida la capital. Es el Canto del Pico, el edificio más emblemático de Torrelodones, un símbolo para esta localidad. Su imagen es vista cada día por miles de ciudadanos que pasan por la A-6 en dirección al nororeste.
El Canto del Pico (1.011 metros de altitud) es también Historia, y eso que tiene menos de un siglo. El edificio lo mandó construir en 1920 José María del Palacio, conde de las Almenas. Su nombre proviene de una gran mole de granito que tiene forma de pico, y de ahí el Canto del Pico.
La finca y la casa han sido testigo de hechos importantes en la Historia de España. En su escalera murió Antonio Maura, el que fuera cinco veces presidente del Gobierno, al sufrir un ataque mientras bajaba a la entrada. Maura vivía en una mansión cercana.En el mismo punto donde murió hay una placa que recuerda el suceso.
Después, ya en plena Guerra Civil, el edificio fue utilizado por Indalecio Prieto y el General Miaja como cuartel general, especialmente cuando se produjeron las ofensivas de la Batalla de Brunete. Acabada la guerra, José María del Palacio y Abárzuza, conde de las Almenas, regaló la finca y el palacio a Francisco Franco, que lo aceptó gustoso.
El general lo utilizaba como finca de recreo. Cuentan que tenía una entrada que permitía al Jefe de Estado acceder directamente a la casa con el coche. Una de las leyendas sobre el Canto del Pico es que Franco acudía cuando los servicios de información recibían soplos de posibles atentados, algo poco conocido.
Tras la muerte de Franco la familia vendió la finca en 1988 a una empresa llamada Stoyam Holdings Limited, que la compró por unos 3.000 millones de pesetas de entonces (palacio incluido). La empresa, de la que es accionista mayoritario José Antonio Ayamburu, quería construir un hotel de lujo en el palacio.
Poco después de la compra, un grupo de ciudadanos de Torrelodones participó en una marcha para reivindicar que el palacio y la finca quedaran para disfrute de los habitantes de la localidad. El propio José Antonio Ayamburu abrió aquel día la puerta de la finca para que los participantes en esa protesta pudieran conocerla.
El tiempo pasó y comenzaron los problemas sin que el propietario, por diversas circunstancias, pudiera iniciar las obras de reforma que hubieran terminado con la apertura de ese superhotel.
No debía de ser muy difícil entrar. A pesar de que se advierte de que se trata de una finca particular, durante mucho tiempo han penetrado personas con diversas intenciones. Unos, los más, por la curiosidad de ver el palacio. Otros fueron más perversos.
Hace unos años, uno de estos visitantes provocó un incendio y el palacio quedó destrozado y sufrió pérdidas irreparables. Los propietarios tapiaron algunas ventanas y puertas por las que se accedía para evitar nuevos siniestros.
Después de que la empresa comprara a los herederos de Franco la finca, entró en vigor la Ley de Patrimonio Medioambiental, que echó por tierra la idea de construir el superhotel en la zona.
Vieja reivindicación
La petición de que el Ayuntamiento se hiciera con la finca es ya antigua. El alcalde de la localidad, Carlos Galbeño, inició hace años las gestiones que en un par de veces estuvieron a punto de fructificar. El acuerdo al que se llegó en la última ocasión suponía ventajas para las dos partes, propietarios y representantes de la localidad. Incluso se presentó en público y se esperaba su aplicación de forma casi inmediata.
Estaba previsto que el Ayuntamiento permutara el palacio y la finca por una parcela dotacional donde Stoyam Holdings Limited pudiera construir su hotel. La parcela, según fuentes municipales, podría estar cerca del actual casino de Torrelodones.
Muchas de las personas que acuden a jugar al casino lo hacen en giras turísticas que recorren varios países del mundo y buscan hoteles exclusivos cercanos al lugar de juego, lo que beneficiaría al proyecto de la empresa dueña del Canto del Pico.
El acuerdo dio paso a un convenio que, según fuentes del Ayuntamiento, estaba a punto de firmarse cuando se aprobó la nueva Ley del Suelo, que frenó la aplicación del trato.
Ahora el palacio y la finca del Canto del Pico no ven claro su futuro. El deterioro tanto de la construcción como del resto de las instalaciones es constante. Ya nadie disfruta de la casa.
Fuente: elmundo

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