domingo, 3 de agosto de 2008

Tragamonedas: algo está cambiando

Argentina - Parece que empiezan a advertirse las nefastas consecuencias de este descontrol total por parte del Estado provincial y de la desvergonzada privatización monopólica del juego.
Por el fárrago informativo y por la atención pública que demandaron los 127 días del conflicto agro-Gobierno nacional, hubo noticias en el ámbito provincial que pasaron desapercibidas, algunas, e ignoradas totalmente otras por la sociedad en general.
Tal es el caso de dos noticias surgidas en el interior provincial que, por sus implicancias sociales, merecían una mayor atención pero que, en última instancia, y ya con los ánimos ciudadanos más calmados, hoy deben ser consideradas en su real dimensión.
Una, tuvo como protagonista al recientemente asumido intendente de Río Cuarto, Juan Jure (UCR), quien criticó el funcionamiento del casino en su ciudad y estimó que lo mejor es eliminarlo, según su gráfica expresión.
Otra, tuvo como personaje excluyente al intendente de Villa Carlos Paz, el también radical Carlos Felpeto, quien vetó la ordenanza que, por unanimidad, había sancionado días antes el Concejo Deliberante de la denominada Perla del Valle de Punilla, disponiendo una restricción horaria al funcionamiento de las máquinas tragamonedas o slots, asentadas en su jurisdicción. Los autores de la iniciativa anticiparon que insistirán con su presentación en el cuerpo.
Ambas noticias, más allá del resultado final, permiten advertir que algo está cambiando en el negocio del juego, al menos en nuestra geografía, donde parece que empiezan a advertirse las nefastas consecuencias de este descontrol total por parte del Estado provincial y de la desvergonzada privatización monopólica del juego oportunamente advertida y denunciada en ámbitos administrativos y legislativos como así también ante la Fiscalía Anticorrupción y los defensores del Pueblo de la Provincia y de la Nación.
Como lo hemos reiterado en comentarios anteriores, se ha instrumentado un modelo perverso de la explotación comercial del juego, distribuido geográficamente para que esté al alcance de todos los sectores, sin ningún organismo técnico de homologación de las máquinas tragamonedas ni entes que puedan supervisarlas con una mínima eficiencia.
Además, los exiguos ingresos al erario público –en relación al volumen económico operado– se esfuman en exorbitantes gastos administrativos. Si no, van de prueba las propias palabras del intendente Felpeto cuando admite que la concesionaria de las tragamonedas le deja al municipio apenas el tres por ciento de la recaudación anual que, en 2007, significaron 2,1 millones de pesos.
Es por lo menos curioso que el actual gobernador, dentro de las recientes medidas de ajuste anunciadas con la excusa de paliar la deficitaria realidad económica provincial, no haya tenido en cuenta el desmanejo institucional, económico y financiero que se observa en el negocio del juego que, de contar con la presencia eficiente y responsable del Estado, se corregiría y permitiría el aporte de varios cientos de millones de pesos, muy necesarios en todo momento para el beneficio económico y social de la sufrida y pacientes población cordobesa.
Son importantes e interesantes para analizar los replanteos observados en Río Cuarto y en Villa Carlos Paz. La primera, una ciudad emblemática del sector agroindustrial y la segunda, uno de los destinos turísticos más relevantes del país.
Sería saludable que la actual gestión provincial asuma la responsabilidad que le cabe para corregir las falencias existentes en la materia y procure, además, recuperar los ingresos que le corresponden al Estado provincial, para evitar ajustes innecesarios a los sectores que nada tienen que ver con los desaciertos (por ser benévolos en el calificativo) de los funcionarios de turno.
Fuente: lavozdelinterior

No hay comentarios.: