USA - Los ingresos de los casinos de Las Vegas caen por la crisis.
Las Vegas, la ciudad del juego por excelencia, está de capa caída. El alza del precio del petróleo, que encarece los viajes en avión, y el frenazo generalizado de la economía en EE UU le están ganando la mano en una partida en la que intentan sacar tajada Atlantic City, en la costa atlántica, y las loterías estatales. Se acabó el gastar por gastar, el pilar de la riqueza de la ciudad del vicio.
Las Vegas fue uno de los epicentros del boom inmobiliario en EE UU. Y también del estallido de la burbuja que enriqueció a esta ciudad que se levanta en el desierto de Nevada. Los desahucios se están cebando de este Estado, hasta hace pocos años unos de los de mayor crecimiento en el país. Y la lucrativa industria del juego se resiente por una crisis que salpica al turismo.
Poco bueno pasa en Vegas, que atraviesa por su peor momento en tres décadas. Los números de los operadores de casinos lo dicen todo. MGM Mirage cerró el segundo trimestre con una caída del beneficio del 69%, hasta los 113 millones de dólares. Sus ingresos vinculados al juego cayeron un 4%, una clara señal de la desaceleración en Sin City, y un 6% en el caso de las habitaciones de sus hoteles.
Los estadounidenses de clase media están empezando a mirar cada vez más a sus carteras, y para poder llegar a final de mes están recortando gasto en cosas que ahora ven como un lujo. Y esto lo sufren los conocidos como Paquetes de vacaciones a Las Vegas. El pasado puente por el Día de la Independencia, la ocupación hotelera en la ciudad era del 80%, frente al 95% de un año antes.
MGM Mirage es el mayor operador de casinos en el Strip, con el Bellagio, el Mandalay Bay y el Luxor. Jim Murren, director financiero de MGM Mirage, es un ferviente no descarta que pronto se retome la senda del crecimiento. Y para ello se remite a sus libros de reservas que, dice, muestran una mejora ya en el cuarto trimestre. Pero no convence a Wall Street, donde MGM Mirage lleva perdido un 58% de su valor bursátil este año y se topa con problemas para captar capital con el que financiar nuevos proyectos. El golpe es aún mayor para Las Vegas Sands, dueño del Venetian y el Palazzo en la milla de los neones. Las acciones del operador de casinos se pagaban un 70% menos que antes de la crisis.
Las Vegas Sand cerró el trimestre con unas pérdidas de 8,8 millones, frente a 34,4 millones que ganó en 2007. La compañía atribuye este pobre resultado a los costes derivados de la puesta en marcha de Palazzo y de sus nuevas propiedades en Macao (China). William Weidner, su jefe de operaciones, reconoce que la coyuntura seguirá difícil "durante un periodo prolongado".
Terry Lanni, presidente ejecutivo de MGM Mirage, afirma que la compañía está capeando bien el temporal, en gran parte gracias al atractivo de un dólar barato. Una tercera parte de la ocupación del Bellagio es de visitantes internacionales, que aprovechan que "EE UU está a precio de saldo".
Precios tirados, fruto de la guerra en la que están sumidos los operadores para atraer a los clientes hacia sus tragaperras y mesas de póquer. Pero si sufren los grandes, la crisis también pasa factura a los dobles de Elvis, a las capillas y los clubes de destape y alterne. O incluso los limpiadores de piscinas y jardineros, que se topan con cada vez más casas vacías.
La tasa de paro en Nevada es del 6,4%, la más alta en 14 años. La mitad de los empleos en Las Vegas depende de las industrias del turismo o de la construcción. Los operadores hoteleros intentan promover el negocio vinculado a las convenciones, pero esto tampoco parece funcionar en la coyuntura actual.
Otro signo del declive son las mudanzas, de las que se benefician compañías como U-Hal. Hace tres años eran más los particulares que alquilaban sus vehículos para instalarse en la ciudad que los que la dejaban. Llegaban sobre todo de California. En 2007 la proporción de entradas y salidas era igual. Y este año ya observan la escapada, hacia California.
Todo esto beneficia a Atlantic City, que se ve favorecida por su cercanía a los grandes núcleos urbanos y destinos turísticos en la Costa Atlántica, como Nueva York y Filadelfia. Para ello está renovando sus hoteles, restaurantes y abriendo tiendas de lujo, emulando la limpieza de fachada que hizo Las Vegas durante los noventa. Pero tampoco se escapa de las dificultades.
La gran amenaza en este momento para Las Vegas, como para cualquier negocio en el sector turístico, es que pierda su atractivo. Y este cúmulo de malas noticias no ayuda. Aún así, no es la primera crisis que le toca afrontar al Strip, que en el pasado siempre logró encontrar la manera de adaptarse y sobrevivir afrontando los problemas de una manera diferente.
Fuente: elpais.com
domingo, 24 de agosto de 2008
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