sábado, 2 de agosto de 2008

Macao Apuesta y gana a Las Vegas

Macao - Los casinos aportan casi 7.000 millones de beneficio a la ex colonia portuguesa.
En 1999, cuando Portugal devolvió a China su última colonia asiática, Macao era una ciudad deprimida, violenta, repleta de burdeles y tocada por un puñado de casinos decrépitos, con las alfombras deslustradas y los crupieres peor encarados del planeta. El único récord de esta pequeña ciudad de menos de 500.000 habitantes eran sus matones a sueldo, considerados los más efectivos de Asia.
Nueve años después, Macao es uno de los lugares donde la riqueza crece más rápido de todo el mundo, a un ritmo del 30%. La industria del juego de Macao superó a la de Las Vegas oficialmente en 2007, alcanzando los 6.850 millones de dólares de ganancias, frente a los 6.600 millones del desierto americano. Este mes, por primera vez desde que se abrieron las liberalizaciones en el sector, el volumen de ganancias por el juego disminuyó en Macao como consecuencia de la crisis económica, pero a un ritmo muy inferior a las pérdidas registradas en otras «capitales del juego».
Oportunidades de lucro
Entre rascacielos y gigantescos neones asoman grúas por todos los sitios. Las autoridades, eufóricas, aseguran que el despegue no ha hecho más que empezar. Macao vibra al ritmo de las apuestas, de las inversiones extranjeras y de los opulentos turistas llegados de China, un país con una tradición jugadora centenaria que, sin embargo, está prohibida en todo el territorio. «Cuando los chinos quieren apostar legalmente vienen a Macao. Cada vez son más, porque en China cada vez hay más riqueza. La fórmula es imparable», explica José Ocha, director del «Jornal de Macao», uno de los pocos vestigios de la colonia.
A pocos metros del aeropuerto se alza el edificio más grande del mundo, cuatro veces más espacioso que el Empire State Building y tres veces mayor que el más voluminoso de Las Vegas.
Se trata del bloque central de «The Venetian», una gigantesca reproducción de Venecia en la que no faltan canales navegables, góndolas o mal traídas estatuas clásicas combinadas con pretenciosas columnas doradas y con toscos frescos de colores chillones. La reproducción, exagerada en todo, costó 2.400 millones de dólares.
Como otros muchos casinos de Macao, «The Venetian» fue levantado por un constructor extranjero. En este caso el dueño es el magnate norteamericano Sheldon Adelson, uno de los diez hombres más ricos del mundo y titular de «Sand», una empresa de Las Vegas que no ha querido perderse las oportunidades de lucro del nuevo paraíso del juego. «Hay quien dice que Macao es Las Vegas en Asia, yo prefiero decir que Las Vegas es el Macao de América», suele decir el billonario.
Fuente: larazon.es

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