Argentina - El empresario desmiente tener negocios con Kirchner. "Hola, soy Cristóbal López y sé que me están buscando." El empresario más polémico y misterioso de la Argentina se presentó así del otro lado del teléfono celular, justo cuando este cronista estaba a punto de dar por perdida una de las tantas gestiones iniciadas para entrevistarlo.
Desde la ciudad española de Alicante, en la que se encuentra de vacaciones hasta hoy, Cristóbal López, visto por muchos como el zar del negocio del juego en el país y al que se lo vincula con el ex presidente Néstor Kirchner, llamó a este cronista y aceptó, por primera vez, mantener un diálogo con un medio periodístico nacional para hablar de sus negocios.
La Nacion lo estaba buscando para confirmar si, como se sostiene insistentemente en el mercado del juego en las últimas semanas, López estaba tratando de encontrar un comprador para su imperio en el mundo de las apuestas, que incluye una participación en el casino flotante de Puerto Madero, el manejo de las máquinas tragamonedas del hipódromo de Palermo y, por lo menos, una docena de casinos y bingos en el interior.
En el diálogo telefónico, López desmintió las numerosas versiones que sostienen que su empresa Casino Club está en venta y dijo que, en realidad, está en busca de nuevas compañías y concesiones en el mercado del juego para sumar a su holding de inversiones. Además, admitió que conoce desde hace muchísimos años al ex presidente Néstor Kirchner, pero negó cualquier relación comercial con él. "A Kirchner lo conozco de toda la vida, aunque mis negocios son muy anteriores a que él fuera ni siquiera intendente de Río Gallegos", sostuvo.
A pesar de las desmentidas de López, las versiones acerca de la venta de Casino Club son cada vez más insistentes en la industria, y al menos media docena de empresarios y operadores de este sector confirmaron a LA NACION la existencia de negociaciones.
En las últimas semanas, la alternativa que más se mencionó fue que López estaría negociando la venta con un fondo de inversión norteamericano, que a su vez compraría la empresa para después buscar otro candidato. En ese momento podría volver a aparecer el nombre de MGM Mirage, la división de casinos de la compañía norteamericana Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), que hace unos meses ya había demostrado interés por el negocio del juego en la Argentina.
Uno de los puntos más complicados es la valuación de los negocios de Casino Club. En la industria del juego se calcula que el valor de venta de una empresa surge de una fórmula en la que se multiplica por cinco el Ebitda -siglas en inglés que aluden a las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones- de la compañía.
En el caso de los negocios del juego a cargo de López, la cifra que se menciona en el mercado es de nada menos que US$ 1500 millones, aunque a este monto hay que restarle las contingencias, que en el caso de Casino Club no son precisamente pocas. "Las contingencias que ofrece la venta de los negocios de Cristóbal López son muy importantes, porque el que compre los casinos también está comprando un futuro problema en materia de seguridad jurídica", advierte un competidor de Casino Club.
"De toda la vida"
-Hola, soy Cristóbal López y sé que me están buscando -disparó López desde España.
-Lo estamos buscando porque tenemos la información de que está vendiendo sus casinos.
-No hay nada de eso. Lo único que estamos haciendo es buscar un socio para algunas concesiones petroleras. Nada más.
-Pero en el mercado las versiones son muy insistentes y tenemos la información confirmada por media docena de fuentes.
-¿Quién dice eso? ¡Un competidor, seguro! Si es para publicar algo, ¿por qué no ponés que yo estoy comprando Codere y Boldt [las principales competidoras de Casino Club en el negocio del juego]? O, si querés, podés decir que soy homosexual... Total, los porteños siempre ponen lo que quieren sin siquiera llamarme. Y después dicen que soy un empresario misterioso...
-Justamente, lo llamamos porque nos interesa tener su versión.
-En Casino Club somos un grupo de socios integrado por Benedicto [Ricardo], Castellanos [Juan], Cruz [Héctor] y yo, y no estamos en venta ni buscando un socio nuevo. Es más, podés poner que queremos crecer y que estamos en busca de nuevas inversiones, y que en agosto de 2009 vamos a estar inaugurando el nuevo casino de Rosario. El problema es que después ustedes publican lo que quieren. Por ejemplo, dicen que yo estoy buscando un comprador para una parte de mi petrolera, Oil M&S. Eso también es mentira. Lo único que estamos haciendo es sumar algún socio para que participe con nosotros en algunas de las concesiones petroleras que tenemos. Yo, en total, manejo doce negocios y en el único en el que estoy analizando sumar un asociado es en las concesiones petroleras. Nada más.
-¿Y cuáles son esos negocios?
-Además del petróleo y los casinos, tengo la provisión de máquinas tragamonedas, empresas de transporte, de recolección de residuos, tecnología, construcción, inversiones en ganadería y agricultura, y concesionarias de Toyota y Scania.
-¿En los medios tiene inversiones? Porque también se lo menciona como dueño del diario El Patagónico, de Comodoro Rivadavia
-También es mentira. Hace ocho años vendí las acciones que tenía en El Patagónico y hoy no tengo ninguna inversión en los medios.
-¿Qué responde a las acusaciones de que es socio o testaferro del ex presidente Néstor Kirchner?
-A Kirchner lo conozco de toda la vida, aunque mis negocios son muy anteriores a que él fuera siquiera intendente de Río Gallegos. Hay que fijarse desde cuándo existo yo como empresario.
Comencé a los 15 años a hacer negocios, y a los 18 años me tuve que hacer cargo de la empresa de la familia después de que mis papás fallecieron en un accidente. Hace 37 años que manejo mis empresas y todo lo hice solo, sin ayuda. Además, cuando comencé con los primeros casinos lo hice en 1991 y no en Santa Cruz, sino en Chubut.
-Pero no se puede negar que recibió un favor muy grande del ex presidente Kirchner cuando le extendió hasta 2032 la concesión de las máquinas tragamonedas del hipódromo de Palermo.
-Esa es otra cosa equivocada que se dice de mí. Nosotros no somos socios en la concesión, sino los proveedores de las máquinas tragamonedas. La concesión está en manos de Hapsa [Hipódromo Argentino de Palermo, la firma presidida por Federico de Achával] y le fue otorgada a esta empresa en 2001, es decir, antes de la llegada de Kirchner a la presidencia.
-¿También va a desmentir su participación en el casino flotante?
-Ahí tenés otra mentira. En el casino flotante nosotros controlamos el 25% de las acciones. Nada más. El resto está en manos de Cirsa y de Hapsa.
Fuente: lanación
domingo, 31 de agosto de 2008
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