El fallo judicial europeo niega a Fournier el registro como marca propia de esos tres diseños tras considerar que son signos descriptivos, y no privativos, a disposición de todos. “Representan características de los naipes españoles”, condena la resolución dictada en Bruselas. En realidad, la actual sentencia confirma la firmada hace dos años por el Tribunal de Primera Instancia, al que Fournier acudió para patentar como suyas esas figuras de la baraja.
Tales son los antecedentes legales del asunto. Pero la historia nació en 1996, cuando la empresa vitoriana solicitó a la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI), con sede en Alicante, la inscripción como marcas comunitarias de estos tres objetos de la discordia. Dos años más tarde, la OAMI accedió a la solicitud de Fournier. Y cuando todo parecían triunfos apareció France Cartes mostrando su opinión contraria.
En 1999 la firma gala reclamó la anulación de ese privilegio. La partida dio un vuelco cuando la sala de recurso de la OAMI, tres años después, se desdijo de aquel permiso y atendió el requerimiento de la sociedad francesa. Ya entonces, la entidad ubicada en Alicante advirtió de que el puñal, el caballo y el rey carecían de carácter distintivo (negaba la condición de marca propia) y eran meros dibujos descriptivos. Fue entonces cuando Fournier, representada por la oficina de patentes madrileña Elzaburu, decidió bregar por la defensa de sus factores diferenciales ante sus señorías togadas de Europa. Perdió la primera mano en 2005 y tampoco ahora ha podido levantar la mala racha. El pasado viernes, Elzaburu se refugió en que “no había hablado con su cliente” para negarse a valorar la sentencia.
De cualquier modo, y pese al órdago, Fournier seguirá vendiendo más de veinte millones de barajas anuales a casinos y empresas de los cinco continentes.
Fuente: Ideal Digital - Todo Azar
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