Una de las modificaciones introducidas es la de rebajar la apuesta máxima en los juegos, que ahora está en 75 euros, para así permitir que con el mismo dinero, y también con la suerte, los jugadores puedan echar más tiempo.
Estos cambios, que afectan al número mínimo exigido de jugadores en determinadas modalidades, a las apuestas, a las mesas reversibles y hasta al idioma empleado en los paños -superficie sobre la que se juega-, están motivados por una pérdida continua del número de personas que acuden a los casinos debido a la extrema rigidez de unas prolíficas normas que apenas se modifican y a que ahora existen numerosas variedades de juego con dinero al alcance de cualquiera que no había en el momento en que se autorizaron los primeros casinos.
En Galicia existen sólo dos, en A Toxa y A Coruña, y no hay posibilidad legal de abrir un tercero porque sólo puede haber uno por provincia y en el caso de Ourense y Lugo no hay ninguna área que en un radio de 20 kilómetros cuente con 300.000 habitantes. Pero pese a haber dos casinos, lo cierto es que anualmente pierden un 3,5% de usuarios. Así, se pasó de los 73.472 en 2005 a los 70.974 en 2006.Ante esta tesitura, la Xunta accedió a cambiar algunas reglas para hacer más atractivos los juegos, en consonancia con las actualizaciones también introducidas en otras comunidades autónomas, pero no sólo para favorecer el juego, sino también para incentivar la afluencia a estos centros que desarrollan otras actividades como exposiciones, jornadas gastronómicas, fiestas o restauración.
La Consellería de Presidencia explicó que uno de los cambios atañe a las cuantías de las apuestas, que ahora oscilan entre los 2,5 euros de mínima y los 75 de máxima. La mínima se mantiene, pero en cuanto a la máxima se da la opción a los casinos para que, según su criterio -normalmente en función de la época del año por la presencia o no turistas-, puedan rebajarla a 25 ó 50 euros.
Con el objeto de hacer el juego más ágil, se reduce el número mínimo de jugadores en las modalidades del bacará y la ruleta francesa. En el bacará hasta ahora hacían falta 13 integrantes, cifra que raras veces se conseguía, pero con el cambio será posible sentarse a jugar con siete componentes. En cuanto a la ruleta rusa, el mínimo pasa de cuatro a tres jugadores.
También se da a los casinos la posibilidad de operar con mesas reversibles, cosa que en principio no parece gran cosa pero que contribuye notablemente a reducir los costes. Así, en la misma mesa se podrá jugar al boule o a otro juego de cartas, y en otra a póker o al black jack.
Con una normativa tan exhaustiva, ha sido necesario un decreto incluso para permitir que los tapetes, los paños y el resto del material usados aparezcan impresos en castellano o gallego, ya que hasta ahora en todos ellos figuran sólo en inglés y francés, los dos idiomas tradicionales para los juegos de casino.
Estas modificaciones están recogidas en un decreto publicado el pasado mes de septiembre y se le da un plazo de un año a los dos casinos gallegos para que se adapten a la nueva normativa.
Fuente: Faro de Vigo - Juego y Ocio - Todo Azar - Casino Group
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