Uruguay - Lo de la Aduana amenaza ser un escándalo cada vez de mayores proporciones. El caso del Aeropuerto dejó al descubierto una “verdad a gritos” y sus derivaciones comienzan a expresarse en diversos ámbitos.
Cada uno trata de pasar la culpa a otro, evitando quedar atrapado en circunstancias tan evidentes como irregulares. Ciertos funcionarios de Aduanas, algunos Despachantes de Aduanas, el sindicato de funcionarios de Aduanas, la Asociación de Despachantes de Aduanas, todos señalan y cuestionan prácticas y responsabilidades en maniobras que habrían tenido como resultado la comisión de hechos ilícitos. El fenómeno parece estar tan extendido que incluso la situación del Director de Aduanas está entre signos de interrogación.
El reflejo de la jerarquía política de la Aduana, el Ministerio de Economía, ha sido el de poner en funcionamiento una Comisión de Notables que reciba las denuncias que existan sobre esa repartición pública, a los efectos de promover la transparencia y fortalecer el contralor del funcionamiento de esa oficina.
Este es el segundo episodio que afecta la imagen de la conducción del Ministerio de Economía. Durante todo el año pasado estuvo en el “tapete” la situación del Director de Casinos de ese Ministerio. A pesar de las graves denuncias presentadas en vía judicial sobre la actuación del jerarca de casinos en su paso por la dirección en la Intendencia de Montevideo, el Ministro de Economía lo defendió a “capa y espada” y lo sostuvo en su cargo contra toda evidencia hasta dos días antes de que fuera enviado a prisión por los cargos evidentes que había en su contra.
Aun hoy, la jerarquía del Ministerio defiende al Cr. Bengoa que continúa preso por haber sido procesado, lo que en buen romance significa que, para el Poder Judicial existe semiplena prueba sobre los delitos imputados.
En el caso de la Aduana se ha actuado con celeridad y decisión. Se ha buscado acentuar los controles al crear un ámbito externo al organismo, integrado por personalidades prestigiosas que tendrán a su cargo la recepción y valoración de las denuncias que los particulares quieran hacer sobre lo que acontece en esa oficina de recaudación del Estado.
Obviamente, la decisión deja en evidencia la existencia de presunciones de que algo “huele muy mal” en la Aduana y que es necesario encargar a agentes externos la capacidad de evaluar y analizar las situaciones irregulares eventualmente presentes, pasando por encima de las jerarquías naturales del organismo.
Sin embargo, nuestra sorpresa fue grande al conocer que, contra toda lógica, la mentada Comisión de Notables, integrada por personas honradas y de prestigio, sólo estaba compuesta por adherentes notorios del partido de gobierno. Es más, si analizamos en profundidad, casi todos ellos pertenecen al mismo sector político del Ministro de Economía.
No tenemos ningún cuestionamiento sobre las personas designadas, sabemos de su probidad y rectitud. Simplemente, que nos resulta preocupante este reflejo excluyente que ha sido la regla permanente de todos los actos del actual gobierno.
Todos los organismos del Estado, las empresas públicas, los entes de enseñanza y demás ámbitos son monocolores. En ningún caso se ha entendido pertinente incorporar personas que pudieran pertenecer a otros partidos o, al menos, no ser parte del partido de gobierno. La función de contralor ha brillado por su ausencia y todo queda entre gente de un solo partido. Grave error que es reflejo de la interpretación que el gobierno ha hecho de la mayoría absoluta que el Frente Amplio alcanzó en las pasadas elecciones.
Pero en este caso particularmente, cuando se pone en funcionamiento una Comisión que tiene por objeto el contralor y la búsqueda de mayor transparencia, parece un contrasentido que se integre en forma monolítica con gente de confianza partidaria del jerarca en cuestión. Sería más lógico que esta Comisión estuviera integrada por personalidades que pertenecieran a diversos horizontes políticos del acontecer nacional o que, al menos, no fueran todos ellos notorios partidarios del actual gobierno.
Las garantías de transparencia deben darse en todo su cabal sentido del término, como dice el viejo dicho “no sólo hay que serlo sino también parecerlo”. Bien podría alguien pensar que es “por algo” que no se extiende la integración de la Comisión a ciudadanos de otras filiaciones políticas.
El gobierno, y en particular el Ministro de Economía, perdieron una buena oportunidad de hacer un gesto de participación y de sensibilidad que diera cuenta de que las funciones de contralor de la transparencia merecen en todo caso ser atendidas con criterios de pluralidad y diversidad.
Estos criterios hace tiempo que parecen haber desaparecido de la cabeza de algunos de los jerarcas del actual gobierno.
Fuente: montevideo.com
miércoles, 30 de julio de 2008
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