martes, 29 de julio de 2008

Bingos y tragamonedas, una cajita feliz que está en la mira

Argentina - Los legisladores les aumentaron a último momento las alícuotas en el impuesto a los Ingresos Brutos en la reforma tributaria. La oposición dice que hay que ir por más. Los juegos de azar generan cifras millonarias e.
La reforma tributaria sancionada por la Legislatura bonaerense en la madrugada del jueves contempla un aumento en las alícuotas del impuesto a los Ingresos Brutos de los bingos y las máquinas tragamonedas de la Provincia. Del 3,5%, se elevó al 6%. Más allá de eso, varios proyectos legislativos pretenden gravar al sector con mucho más fuerza para obtener de esos fondos la inyección de recursos que necesita la Provincia.
No es la primera vez que se apunta a la millonaria recaudación de los juegos de azar, aunque los sucesivos gobiernos provinciales evitaron ir a fondo sobre esas ganancias. Incluso, el aumento que establece la reforma impulsada por Scioli fue introducido por los legisladores a último momento, ya que el proyecto original enviado por el Ejecutivo sólo estipulaba aumentos para las industrias y los comercios de mayor facturación.
Para el diputado provincial de la Coalición Cívica Walter Martello, el aumento en las alícuotas sobre los Ingresos Brutos de los bingos y tragamonedas que establece la reforma tributaria “no es sustancial en la búsqueda de mayores recursos, hay que modificar la participación de las empresas en las ganancias”.
Del total de lo recaudado en los bingos y tragamonedas, el 85% se destina a los premios. El 15% restante se divide entre un 34% que recibe el Estado y un 66% para las empresas operadoras. En 2007 la Provincia recibió cerca de $ 400 millones, mientras que las empresas se quedaron con alrededor de $ 1.000 millones.
El senador bonaerense Diego Rodrigo (UCR) presentó un proyecto de ley para aumentar a 44% la alícuota a las tragamonedas. Según el legislador, con esa suba se recaudarían $ 500 millones más por año, que se sumarían, de acuerdo al proyecto de Rodrigo, a otros $ 40 millones que se deducen de aumentar del 17% al 20% el impuesto sobre las tarjetas de bingo. “Lo planteamos como alternativa a la reforma tributaria”, dijo Rodrigo a Hoy.
Al respecto, el diputado Martello también elaboró un proyecto de ley para “crear una comisión bicameral que estudie el negocio del juego, no sólo la recaudación sino también los aspectos negativos como la ludopatía”.
Ambas iniciativas aún no han tomado estado parlamentario y será muy difícil que prosperen en la Legislatura sin la voluntad del oficialismo, que cuenta con mayoría propia en ambas cámaras.
Mucha ganancia y poco aporte.
El Instituto Provincial de Lotería y Casinos publicó recientemente que para la explotación de los bingos la unidad de negocio creció entre 2002 y 2005 un 332%.
Estos datos implican que desde 2003 a 2006 la actividad viene creciendo un poco más de $ 300 millones por año.
Así, pasó de 385 millones en 2002 a casi 2.000 millones en 2006. El Instituto reconoce que el fisco además percibió por canon aproximadamente $ 310 millones.
De acuerdo a la legislación actual por cada $ 100 que se juegan, $ 10 se los queda el operador y 5 son para el fisco. Así, únicamente $ 1 va a educación, $ 0.25 a los municipios, $ 0.55 son para rentas generales,
$ 1,25 para programas de empleo,
$ 0.95 están destinados para asistir a los hipódromos, y sólo $ 1 es para la policía.
Apuntan contra un sector privilegiado
“Donde hay una excepción hay un privilegio”, resume el diputado Martello en referencia a los juegos de azar, que “es uno de los sectores menos gravados en relación a las utilidades que tiene y además no paga el impuesto Inmobiliario”.
Para el senador Rodrigo, al subir los impuestos a los bingos “no se está castigando a ningún sector productivo, a pesar de que no se puede dejar de reconocer que constituye una importante fuente laboral, no genera ningún efecto inflacionario”.
El vicepresidente del bloque radical en el Senado agregó que, más allá de lo anterior, “es un negocio cautivo que no admite ningún tipo de competencia desde hace más de quince años, y que el dinero obtenido por los pocos empresarios que manejan el sector no se sabe si realmente vuelve a distribuirse en la Provincia”.
El mal de la ludopatía
Uno de las razones que se argumentan para elevar los impuestos a los juegos de azar es el trastorno que implica para quienes son adictos a las apuestas. Ese mal se llama ludopatía.
La ludopatía consiste en una alteración progresiva del comportamiento por la que un individuo siente una incontrolable necesidad de jugar, menospreciando cualquier consecuencia negativa. Se trata de una adicción reconocida como enfermedad por la OMS en 1992.
El juego puede llegar a ser más importante que la familia, el trabajo o los bienes materiales. Tan fuerte puede ser la dedicación al juego que la alimentación, sexo o relaciones sociales pasan a constituir algo secundario. Suele estar aparejada con otras adicciones como el alcoholismo y el tabaquismo.
Fuente: diariohoy

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