Mónaco - Para muchos, este casino es sólo para juegos de azar, pero en realidad es también un complejo hotelero, restaurantero, deportivo y de espectáculos.
BANDERAZO DE SALIDA.- Jacques Dubost parece un próspero banquero o una figura de la gran aristocracia, pero es algo más que eso. Al principio, hasta se le puede tomar por un diplomático por su forma suave de hablar, su ropa impecable, su elegancia natural. Pero Jacques Dubost es algo entre esos tres personajes: es el director de la Societé des Baines de Mer (Sociedad de Baños del Mar), que maneja el más famoso casino del mudo: el de Montecarlo... Para muchos, este casino es sólo para juegos de azar, pero en realidad es también un complejo hotelero, restaurantero, deportivo y de espectáculos... Antes de ser director de esta empresa tan importante, Dubost fue director del Casino Palm Beach de Cannes. Lo llamaron cuando dicho lugar enfrentaba dificultades, y a Dubost le bastaron tres meses para restituirlo al primer lugar que tenía en Francia... Su actuación fue brillante, y callada. Cuando lo llamaron para salvar al Casino de Cannes, se tomó algunos días para permanecer allí como cualquier jugador, observando, charlando, tomando notas. Después, elaboró sus proyectos y comenzó a llamar al personal, uno a uno, y las cosas comenzaron a cambiar enseguida, lenta, pero de manera eficiente.
CURVA PELIGROSA.- “Pero ellos no supieron cuidarme”, dice Dubost en broma, “y por eso cambié la camiseta de Cannes por la de Montecarlo”... Dubost estudió hotelería en Lausana, Suiza. Al terminar, con su hermano Charles reconstruyó el casino local con un contrato por 25 años, y lo vendieron en 1975. Entonces se fue a París donde se casó, y tiene dos hijos, Válery y Fabricio. Y casi enseguida, lo llamaron para ofrecerle la dirección del Casino de Montecarlo... Este legendario lugar, al que van los grandes jugadores del mundo, la realeza, y la aristocracia europea, fue construido en 1863, según proyecto del príncipe Carlos III de Francia.
RECTA FINAL.- Para poder darle el estilo Belle Epoque especial que tiene, se contrató a los mejores arquitectos del siglo antepasado... A la entrada del casino se le llama Atrium, y tiene 28 columnas jónicas; después está la Sala Renacimiento , y enseguida el imponente Salón Europa, con sus mesas de póker, ruleta francesa y de 34. Este salón es imponente por su lujo, sus gruesas alfombras, y está iluminado por ocho arañas gigantescas de cristal bohemio... Mónaco, donde está el casino de Montecarlo, tiene sólo 30 mil habitantes, y es el único lugar del mundo donde una mujer puede andar sola de noche o de madrugada con sus joyas y miles de dólares en la bolsa, sin temer nada... Allí tampoco hay prostitución, drogas y mendigos.
META.- Dubost dice que el Casino de Montecarlo tiene además 23 canchas de tenis y un campo de golf, lo que pocos turistas saben... Para entrar al casino hay que dejar una identificación, generalmente el pasaporte. Los monaguescos no tienen acceso, y la familia real jamás se presenta en sus mesas de juego... Toda la economía de Mónaco se basa en sus restaurantes, hoteles, diversiones y espectáculos que generan los visitantes al casino, pero nunca en el juego... Sobre el establecimiento de casinos en países latinoamericanos, Dubost afirma que es mentira que traigan prostitución, gangsterismo y violencia, siempre que sean manejados en forma honesta por una comisión repartida entre el gobierno y la iniciativa privada... Los casinos atraen turismo y prosperidad, dice, como está demostrado en el principado de Mónaco.
Fuente: elmanana
miércoles, 30 de julio de 2008
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