Argentina - El programa se llama Recuperando Futuro y se instrumenta para jóvenes de entre 17 y 24 años. Aprenden a desarmar y ensamblar computadoras, a partir de equipos en desuso. Gobierno, empresas privadas y universidades sumaron sus esfuerzos.
“Estamos capacitados para conseguir un trabajo, porque hoy en día te piden informática o saber algo de computadoras; es obligatorio tener algo de esto para poder trabajar el día de mañana”, dice Gustavo de Guadalupe Oeste. “En estos dos meses aprendimos una banda”, acota uno de sus compañeros. Ambos son parte de un grupo de jóvenes de entre 17 y 24 años de distintos barrios de la ciudad -San Lorenzo, Santa Rosa de Lima, Don Bosco, entre otros-, que asisten diariamente a un local ubicado en Primera Junta al 3600, donde aprenden a desarmar equipos informáticos en desuso y a ensamblar otros para que funcionen.
La actividad es parte del Proyecto Recuperando Futuro, que instrumentan desde hace unos meses los gobiernos provincial y municipal, la UNL, la Agencia para el Desarrollo de Santa Fe y empresas privadas como la firma Boldt Gaming.
“El proyecto consiste en la capacitación laboral de 24 jóvenes, mediante el procesamiento de material informático -explicó a El Litoral Norberto Riera, coordinador de la iniciativa-. Acá hacemos el desguace y armado de nuevos equipos, que fundamentalmente van a ir a parar a entidades de bien público: comedores, geriátricos, escuelas. Son computadoras que vienen de algunas oficinas públicas, pero también queremos abrir el juego a otras entidades privadas o particulares”.
El programa tiene dos objetivos: el cuidado medioambiental y el sentido social, a través de la inclusión de chicos que están en riesgo. “Una de las premisas del programa es el tratamiento de los residuos peligrosos, que no lo vamos a hacer acá, sino que lo vamos a derivar a empresas especializadas”, explicó Riera.
Incluir
Los jóvenes que participan del programa fueron seleccionados entre el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Educación. Están en situación de riesgo social y reciben una beca mensual durante el período de dictado de los cursos, que se extienden por seis meses. También tienen otros incentivos como el presentismo, el boleto escolar y el desayuno. La asistencia es obligatoria; deben concurrir todos los días al local y cumplir con el horario.
“Los chicos reciben una orientación técnica en todo lo que es el proceso de armado y desarmado de computadoras. Pero no es sólo la parte técnica sino también la cuestión disciplinaria.
Queremos darles una salida laboral, no sólo un certificado de estudio. Hay un seguimiento de ellos también con profesionales, incluso de sus familias”, aclaró Riera.
El coordinador dijo que están “conformes” con el nivel de asistencia. “Al principio no estaban tan incentivados, pero ahora sí se entusiasmaron y les estamos dando estímulo por asistencia perfecta”, comentó. Riera dijo que la pretensión es rotar el grupo de jóvenes cada seis meses, para poder extender la capacitación a nuevos chicos.
Los docentes
El equipo de profesores del programa está formado por Horacio Sagardoy, Juan Padula, el Lic. en Higiene y Seguridad, Rubén Ruocco; y el Lic. en Saneamiento Ambiental, Darío Oliviero.
También participa la asistente social María Belén Martínez.
Ruocco dijo a El Litoral que ésta es la primera experiencia que se realiza con la interacción de varios sectores, y con un fin ambiental y social.
“Vemos a los chicos entusiasmados, participativos, ávidos de conocimiento, muy comprometidos, cosas que entusiasman al docente para que continúe el proceso enseñanza-aprendizaje”, expresó.
Oliviero insistió en que la pretensión del programa es darle a los jóvenes herramientas para que puedan desenvolverse en el mercado laboral.
“La idea como proyecto es darles herramientas a través de la capacitación y del adiestramiento para que ellos tengan después una base sólida para hacer el trabajo. La intención es que tengan una fuente laboral futura; se les dan las herramientas y después es una cuestión individual”, manifestó.
Ruocco insistió en destacar particularmente la actitud de los chicos.
“Es muy satisfactorio cómo acompañan y devuelven los conocimientos que estamos impartiendo; eso es lo más sano que va a dejar el proyecto”, sostuvo.
Los alumnos, por su parte, devuelven la gentileza: “Los profesores son una maza; se portan”, le comentan a El Litoral. Oliviero aclara que el proyecto, como toda prueba piloto, tendrá cosas para rescatar y otras para corregir. Pero están contentos de que puedan aportar “un granito de arena” para contrarrestar la exclusión.
Equipos
Quienes estén interesados en colaborar con el proyecto donando sus equipos informáticos en desuso pueden acercarlos a 1a. Junta 3644. El taller funciona hace dos meses pero mañana, con la presencia de autoridades provinciales y municipales, se hará la presentación oficial desde el propio local. También se firmará un convenio con la Universidad Nacional del Litoral.
Fuente: ellitoral
miércoles, 17 de junio de 2009
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