Ecuador - Niños también gastan su dinero en lugares ilegales.
El Ejecutivo estableció reformas en el Reglamento de Casinos, que se aplica sobre los que son legales. No hay los mismos controles para los informarles y las casas de juego.
El negocio del entretenimiento de los casinos no logra ser regulado en su conjunto.
Pese a la gran cantidad de dinero que se mueve, las autoridades se han concentrado básicamente en emitir reglamentos para los casinos legalmente constituidos. Sin embargo, no se toman medidas frente a los considerados ilegales y los llamados salones de juego.
El 11 de mayo de 2009, el Gobierno emitió el Decreto Ejecutivo 1726, en el que se dan más potestades al Ministerio de Turismo para controlar los casinos legales. Así, por ejemplo, se determina que esa Secretaría de Estado establecerá qué tipos de juego pueden instalarse en cada casino, el número de mesas y máquinas de juego.
Además, designará a los inspectores de juego, dispondrá la realización de fiscalizaciones, solicitará documentación contable. Otra medida es que, hasta el 31 de diciembre de 2010, se deberá implementar un sistema computarizado de interconexión en tiempo real a un computador central para facilitar labores de control y fiscalización, ya que deberá estar conectado con el Ministerio de Turismo y el Servicio de Rentas Internas.
No obstante, en los casinos que se ubican fuera de los hoteles cinco estrellas, que son aquellos en los que pueden funcionar legalmente, el tema del control y la reglamentación pasa al Ministerio de Gobierno y Policía. Esta dependencia, a su vez, delega a las intendencias para que se encarguen de controlar los llamados casinos "informales".
Lourdes Garcés, intendenta de Pichincha, explica que para estas oficinas el control es cuesta arriba. Dos son las razones fundamentales: la instalación indiscriminada de estos sitios, especialmente en lo referente a máquinas tragamonedas, que se ubican en cualquier sitio y sin permiso. Y la acción de protección dictada por la Corte Constitucional a favor a de sus propietarios, los que reclamaron por el derecho a la libertad de trabajo.
La funcionaria indicó que los operativos para retirar las máquinas resultan vanos. Luego de dos semanas, se instalan nuevas en los pequeños negocios, los que reciben el 25% de las ganancias. Las máquinas confiscadas son embodegadas en la Intendencia, pero los propietarios no las retiran.
Pedro Sánchez, gerente general del Casino Montecarlo, ubicado en el hotel Mercure de Quito, agregó un tema adicional al debate: la falta de libre competencia. Se basa en que ellos deben cumplir normas estrictas, mientras los otros centros no tienen reglas claras que seguir.
Recordó que el art. 7 del reglamento exige que un hotel cinco estrellas o de lujo en el que se instalan los casinos, además de tener al menos 150 habitaciones y por lo menos una inversión de $4 millones en la infraestructura, debe contar con bar, parqueadero y vigilancia.
Más cambios
Otras de las regulaciones que se contemplan en el nuevo decreto están alrededor de los clientes.
Por ejemplo, en el art. 3, se plantea que los premios se paguen sin retenciones y que las apuestas sean con dinero en efectivo.
Los asesores de la Secretaría de Turismo señalaron que como medida preventiva ya no se pagarán apuestas con tarjeta de crédito. Además, los clientes podrán apostar máximo hasta $5 000, con esto, se busca evitar el lavado de dinero.
En las casas de juego, en cambio, un cliente gasta en promedio $5, según un empleado de uno de esos locales ubicado en el norte de Quito -que pidió que su nombre se mantenga en reserva. Incluso sostuvo que los niños, cuando salen de sus escuelas, gastan su colación en el juego; estima que ese gasto es de entre $2 y $3 al día y que llegan hasta 40 menores. Además, reconoció que el negocio es bueno.
Cuando hay operativos, dijo el empleado, les quitan las máquinas, pero la propietaria compra una nueva gracias a un contacto en Macará (provincia de Loja), que le avisa cuándo están disponibles nuevos juegos.
"Hace dos años, adquirió seis máquinas, a $300 cada una. Ahora, tiene ocho máquinas (tres en el norte y cinco en el sur)", acotó. Generalmente, la maquinaria es dada de baja en casinos del Perú.
"Pero aún sirven, y se las instalan aquí", indicó. (GCA-ET)
Disposiciones
Un negocio que enfrenta a "formales" con "informales". "Sacar "del partido" a las casas de juego es muy difícil". Fue la opinión de Pedro Sánchez, gerente general del Casino Montecarlo, a quien le preocupa la proliferación de estos locales. Sánchez aseguró que a él no le inquieta cumplir con las normas de turismo, pero le preocupa que "no haya control en las salas de juego que ejercen de manera ilegal".
Según el Reglamento de Casinos y Bingo Mecánicos, publicado en el Registro Oficial 248 del 9 de enero de 2008, el Ministerio de Turismo autoriza y registra a los locales para esta actividad.
Además, señala que los casinos solo deben funcionar dentro de hoteles de lujo como un servicio adicional. Así, el art. 11 del reglamento indica que los juegos electrónicos y máquinas tragamonedas "se ubicarán exclusivamente dentro de un casino". En consecuencia, no se deberían otorgarán licencias para locales que tengan estas máquinas sin ser casinos.
Sin embargo, la disposición queda en "letra muerta", ya que los puestos ilegales han invadido las principales ciudades.
En el Ecuador, hay 37 casinos legalmente registrados (ver cuadro), los que agrupan 2 718 máquinas tragamonedas. Pero el Ministerio de Turismo calcula que a escala nacional hay al menos 100 salas de juego que congregan 5 608 máquinas.
Casas de juego sin control El artículo 4 del reglamento define a los casinos como establecimientos para juegos de azar, de mesa o de banca (...) orientados como "locales de distracción turística". En cambio, una sala de juego es, entre otras cosas, un negocio cuya instalación no tiene licencia del Ministerio de Turismo, explicó Verónica Freire, coordinadora de Guías Turísticas.
Los puestos ilegales atentan contra varias normas. Dos de estas se encuentran en los artículos 91 y 92 del Reglamento General de Actividades Turísticas, los cuales señalan que "las máquinas tragamonedas no podrán funcionar en sitios distintos a los casinos". Además, están prohibidas en bares, restaurantes, discotecas, etc.
Hay otras normas vigentes, como el Decreto Supremo 130. En su art. 313, se restringen los juegos de azar (
) en lugares no permitidos, con prisión de tres a seis meses.
El Decreto Ejecutivo 355 de la reforma al Reglamento de Aplicación de la Ley de Turismo señala que la Secretaría de Gobierno debe ordenar la clausura de mencionados locales. No obstante, eso no ha ocurrido: entre 2007 y 2008, se han realizado solamente tres operativos nacionales.
Luis Paredes, coordinador de la Asociación de Salas de Juego de Pichincha, indicó que no se oponen a las reformas; saben que su labor no es legal, por ello creen que se debería analizar alguna medida para insertarlos bajo un sistema formal. (GCA)
Campaña
Advertencias visibles para los jugadores.
Las reformas planteadas por la Secretaría de Turismo también están orientadas a la salud pública. Así, el art. 42 contempla varios requisitos para el ingreso. Entre estos, ser mayores de edad, presentar cédula de identidad, no encontrarse en estado de embriaguez o bajo la influencia de sustancias psicotrópicas.
Además, se contempla reducir el riesgo de que los clientes caigan en la ludopatía (vicio al juego).
Por ello, cada establecimiento debe colocar en un lugar visible de la entrada un letrero que diga
"Los juegos de azar practicados constantemente pueden ser dañinos para la salud".
A eso se suma una prohibición para distribuir gratuitamente al público fichas de juego, en cualquier promoción. (GCA)
Los clientes
Hay para todos los gustos
El Reglamento, para algunos aficionados al juego, no tiene lógica. "Esto porque creen que no es necesario ir a un hotel para divertirse", opinó Daniel J. Ampudia (28 años), estudiante de Marketing.
Él vive en el sector de San Carlos (norte de Quito) y acude a una sala de juego, ubicada al lado de un conjunto residencial, en el sector de La Florida. "¿Por qué tengo que ir a hoteles que me quedan lejos?" , se preguntó.
En cambio, José C. (64 años), asiduo cliente de casinos, explicó los motivos por los cuales los prefiere: "Las bebidas y los tabacos son gratis; la gente es amable y hay seguridad". Pero añadió: "Lo que consumes no es del todo gratis, porque de la misma forma que te hacen sentir bien, te sacan la cabeza". (GCA)
El control se convierte en una misión casi imposible para las autoridades
Falta personal, y un recurso de amparo protege a dueños de estos negocios.
Todavía no se sabe qué ocurrirá con el terreno en el que se pensaba poner un casino de lujo en el Malecón.
Los casinos que operan en Guayaquil deben regirse no solo en las normas del Ministerio de Turismo, sino a las del Municipio. Así quedó establecido luego de la polémica que se desató en 2008, cuando la Subsecretaría de Turismo junto con la Intendencia de Policía cerraron algunos locales porque incumplían la Ley de Turismo.
Julio César Quiñónez, intendente de Policía, explicó que actualmente está creando una agenda de trabajo en la que se contempla el control a los casinos. Será presentada en los próximos días.
"Básicamente, contemplamos un control de armas y restricción del ingreso de menores de edad", dijo.
La agenda se estructura en base a denuncias. "A veces, las personas llaman porque se dan cuenta de que ingresan delincuentes o hay prostitución sin control. Esto también será regulado", enfatizó.
Controversia
La construcción de un casino en el malecón Simón Bolívar generó una polémica, ya que de por medio estaba el control y el uso del suelo.
El Municipio de Guayaquil y la Fundación Malecón 2000 aún no revelan qué se construirá en el sitio, solo se observan los primeros cimientos de la obra que estuvo a cargo de la Constructora Tesupe S.A. "No sabemos en qué se ocupará ese espacio, pero esa construcción fue detenida porque está en una zona de concurrencia de las familias. Los casinos solo deben estar en hoteles", indicó Esteban Delgado, viceministro de Turismo.
El funcionario agregó que también tuvieron inconvenientes al clausurar otros casinos, pues los dueños de los lugares mostraron un amparo constitucional basándose en el derecho al trabajo.
"Es un simple ejemplo: es como que un delincuente diga que quiere trabajar y presente ese amparo. No es justo, porque debe respetarse la Ley", dijo el viceministro.
El subsecretario también indicó que resulta difícil vigilar el cumplimiento a la Ley de Turismo. El poco personal también limita las labores de control. Mencionó como ejemplo que en Guayaquil hay solo tres supervisores que deben reportan las novedades de los establecimiento. "No nos alcanzamos", dijo. (NR)
La opinión ciudadana, confrontada
La ciudadanía tiene diversas opiniones sobre si deben trabajar o no estos negocios.
"Deben dejarlos trabajar. Cada quien es dueño de su dinero", dijo Mario Cañar. En cambio, Sara Murillo sostuvo que es un negocio "inadecuado", en el que se "permite el ingreso de delincuentes o 'mujeres de la vida'", manifestó.
Sitios legales vs. puestos ilegales
En Guayaquil, los locales reconocidos, según las autoridades, son: Casino Colón, Casino Faraón, Casino Hotel Ramada, Casino Hotel Oro Verde, Casino Sol, Unicasino, Bingo & Derby, Bingo Mónaco, Bingo Bolero. Los irregulares son Money-Money, Texas Station, Magic Bonus, Cash Enconnters, Súper Siete, Caribe Juegos, etc.
Juegos, sin restricciones de uso
En un recorrido por varios lugares de la capital, se evidenció gran cantidad de máquinas tragamonedas instaladas en tiendas, farmacias, panaderías, papelerías y otros negocios pequeños ubicados en sitios en los que su acceso no está restringido para menores de edad.
Ese es el caso del Centro Comercial Chiriyacu, en el sur de Quito, en el que alrededor de una docena de estas máquinas están, en algunos casos, junto a juegos de video, y no hay control alguno. Allí se ve a los menores gastar su dinero sin la compañía de personas adultas. Tampoco hay anuncios sobre la prohibición de ingreso a niños.
Este caso se repite frente a los establecimientos educativos de nivel primario, principalmente en el centro de la ciudad. En las calles Mejía y Venezuela, funciona la sala de juegos Mazaltov, con cerca de 70 máquinas en un espacio de 200 m². En ese lugar, los bolsos y maletas de los jugadores son retirados al ingreso del local y colocados en el piso.
Tres cuadras más al sur, se observa el Casino Auca, en cuyo ingreso sí existe un rótulo con las respectivas prohibiciones para los jugadores que están impedidos mentalmente o por restricciones legales, entre otras.
En la misma calle Mejía, pero cerca de La Marín, está habilitado el local Panamerican Bingo. Ahí, los juegos cuestan ¢5.
En el horario que se realizó el recorrido (desde las 17:40 hasta las 21:00 del miércoles de la semana pasada), no se observó ningún control policial en las salas de juego mencionadas. (ET)
Datos
Los alrededores de las escuelas son los sitios preferidos para instalar las máquinas tragamonedas.
Los menores son los principales consumidores de este tipo de juegos en pequeños negocios.
Las salas de juego del centro histórico no disponen de las seguridades necesarias para los usuarios.
Apoyo entre instituciones, en pañales
El Decreto ejecutivo 1726 permitirá establecer acuerdos de cooperación con el Ministerio de Gobierno y de Policía, el Servicio de Rentas Internas y los municipios.
Esto consiste en fortalecer los controles a los establecimientos del juego.
Por ejemplo, los municipios deberán adecuar ordenanzas sobre uso de suelos, seguridad, higiene, autorización del Cuerpo de Bomberos, entre otros requisitos para la entrega de licencia anual de funcionamiento.
En cambio, el Ministerio de Gobierno y Policía deberá garantizar que no haya proliferación de establecimientos ilegales, así como controlar el orden en caso de haberse abierto salas de juego clandestinas. Pero todavía no se dice cómo.
Fuente: hoy
lunes, 29 de junio de 2009
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