Macao - A ver quién la tiene más grande. La terminal aeroportuaria, digo. Este es el argumento de un reciente editorial del China Daily en el que se reclama que la nueva terminal de Pekín, siendo más grande, cara y eficiente que la de Londres, no ha recibido casi atención mediática internacional en su inauguración.
Los chinos se quejan y comparan, comparan todo, continuamente, obsesivamente, con Occidente. El China Daily dice que las obras de la terminal han sido un éxito, que los pasajeros disfrutan de la modernidad y la eficiencia del mejor aeropuerto del mundo, mientras en Londres los ingleses sufren el caos provocado por un proyecto arquitectónico menos faraónico y, encima, llevado a cabo con torpeza.
En Macao lo que se compara es el tamaño de los casinos. Aquí se enorgullecen de tener ya el más grande del mundo, el más rentable del mundo y una reconstrucción de Venecia con tres canales y cuatro edificios más que la edificada en Las Vegas. El lugar en cuestión es un gigantesco hotel-casino que imita la arquitectura veneciana con materiales baratos y que no tiene desperdicio.
Los taxis pasan bajo un burdo Puente de los Suspiros decorado con presuntas estatuas clásicas, de yeso. A un lado queda un Palacio Ducal de cartón piedra. El salón central, donde se ha acomodado una gigantesca sala de juegos, ruleta y apuestas, está sostenido por inabarcables columnas doradas y tocado con lámparas de araña que aspiran a Versalles pero parecen cabezas nucleares. El único color que hace sombra a los dorados y plateados de plástico es el rosa.
Los gondoleros de la Venecia china no son chinos, sino australianos y estadounidenses. Reman en círculos por un lago artificial y cantan versiones norteamericanas de canciones napolitanas, originalmente tan venecianas como gallego es el flamenco. Según reconocieron los propios promotores en una entrevista, la idea no fue tanto recrear Venecia sino mejorar la recreación que hay en Las Vegas. Es decir, no se trata de copiar la ciudad de los canales, sino de mejorar una copia anterior. Comparar, copiar, mejorar, superar: ese es el espíritu.
Hartos de las críticas por el Tíbet y las Olimpiadas
Los diarios chinos son machacones. A cada logro, a cada inauguración, lanzan el paralelismo con Occidente, siempre reclamando haber superado algún récord que hasta la fecha ostentaba alguna nación europea o americana. El tono es altivo, irónico y revanchista. Se trata, entre otras cosas, de una cuestión de orgullo ante las continuas críticas que nuestros medios de comunicación lanzan contra su país, un tema especialmente en el candelero chino estos días a causa del Tíbet y las Olimpiadas.
Y no es, como se puede pensar, una cuestión únicamente propagandística. El sentimiento cunde también entre la gente de a pie, incluso entre las elites que ven televisiones extranjeras y leen noticias en ingles por Internet. En la ex-colonia de Macao, que fue portuguesa hasta hace menos de diez años y donde todavía no he entablado ninguna conversación con nadie que no me haya recordado que allí, al final de esa calle, está el casino más grande del mundo. Sí, más que los de Las Vegas, ya lo sé.
Fuente: cotizalia.com
jueves, 1 de mayo de 2008
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