sábado, 2 de mayo de 2009

Ahí están los cuartos

Republica Dominicana - Sto. Domingo - La revelación hecha la víspera, de que el negocio de los juegos de azar, específicamente las bancas de apuestas, evaden el pago de más de 16 mil millones de pesos anuales, plantea un panorama interesante en cuanto a la obtención de recursos hábiles.
Una situación que también deja sin argumentos las voces opuestas a que los mismos sean gravados para satisfacer las demandas del sector salud.
La información, salida de la Lotería Nacional, entidad llamada a regular esos negocios, que en voz de Hatuey Sánchez Galarza, ejecutivo de la división de Juegos Electrónicos, reveló además que hay banqueros que llevan nueve años sin honrar sus compromisos fiscales con el Estado, pudiera ser tomada en dos vertientes.
Habrá quienes piensen que si se reglamentase adecuadamente, poniéndolos a pagar lo debido, y estableciendo mecanismos de cobranzas rigurosos, ni siquiera habría la necesidad de establecerles nuevos impuestos.
Como también es probable deducir que si un sector es capaz de compilar tan altos niveles de tributación es porque sin dudas mueve mucho dinero, mas de los dos mil seiscientos millones de pesos con que se solventarían las demandas de los médicos, bioanalistas, odontólogos, enfermeras y farmacéuticos etc., por lo que factiblemente pueden soportar un nuevo arbitrio.
En cualquiera que sea la visión a escoger, queda claro que si la cuestión es de buscar recursos, los mismos pueden perfectamente salir de esta modalidad de la industria del vicio.
Sin embargo y por su condición de poder económico, los juegos de azar en sus diferentes modalidades como bancas de apuestas y casinos, han logrado desamarrar todos los intentos fiscales que se le han lanzado.
Siempre se ha dicho que quien tiene padrino se bautiza y parece ser que en caso, don dinero con todas sus conexiones e influencias, ha sabido jugar muy bien su rol de protección frente a su ahijado.
La palabra “impuesto” como su nombre lo indica, es odiosa e indeseable sobre todo para quienes tienen que pagarlos y en muchas ocasiones su carga económica puede ser la diferencia entre la quiebra o la supervivencia de algún proyecto productivo.
Pero no creo que este sea el caso. Lo planteado por la Lotería Nacional en el específico escenario de las bancas apuestas, derrumba cualquier argumento en contrario.
Porque en un accionar que se reproduce como conejos, las autoridades revelan actualmente la existencia de 30 mil bancas de apuestas registradas a nivel nacional y por lo menos otras once mil en condición de ilegalidad.
Esto sin contar las 1,226 suspendidas ni las 1176 fueron que cerradas. Es sabido que Nadie invierte para perder y con estas cifras de crecimiento es impensable que estemos ante un negocio irrentable.
Según la Lotería Nacional muchas de esas empresas han dejado de pagar al fisco más de 7, 000 mil millones por concepto de pago al Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados (ITBIS).
Y no estamos cuantificando lo que según la Lotería Nacional también es distraído por concepto de ganancias netas y retenciones que se les hacen a los ganadores de premios.
Visto lo planteado, hay una falta de regulación tanto legislativa como administrativa y de fiscalización que ha dado pie a un gran desorden donde se lucran unos pocos en perjuicio de muchos sectores.
Una situación delicada y que de comprobarse cierta, por un lado muestra el ultra poderío de un sector capaz de doblarle el pulso a los titulares del senado y de los diputados, quienes vieron truncos sus deseos de terminar con el conflicto gobierno-salud a través de una ley que aportara los recursos en reclamo, pero también a las eficientes estructuras fiscales del gobierno central que no han podido cobrarle eso que la Lotería dice que deben.
Siento que ante lo denunciado se necesita una aclaración y más que todo una sincerización del tema por parte de las autoridades, porque si aparte del efecto moral que produce, la industria del vicio se está ganando el fardo, lo menos que puede hacer es contribuir con un poquito de ese mucho, que a todas luces seguirá siendo demasiado.
Fuente: clavedigital

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