Puerto Rico - Guanaybo - María es ejemplo de los puertorriqueños que padecen de esta adicción. Hoy asegura que “a pesar de que estoy en vías de recuperación, me duele mirar hacia atrás y tomar conciencia del daño que me hice a mí misma y a los demás”.De lo absurdo a lo lógico.Antes de los 57 años de edad, María -nombre ficticio- consideraba absurdo que las personas jugaran con dinero que perderían en las máquinas tragamonedas.
“Nunca me interesó porque me parecía que era un negocio bien flojo, regalarle dinero a una máquina”, decía en ese entonces la retirada orientadora profesional.
Su manera de pensar, sin embargo, cambió cuando durante una visita a un casino se sintió “fascinada por la experiencia de las tragamonedas y poco a poco fui con más frecuencia al casino y aumentando la cantidad de lo que jugaba”.
Hoy, a sus 60 años de edad y luego de acudir al Programa de Ayuda a Jugadores Compulsivos de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca), se encuentra pagando su última deuda -una línea de crédito de $20,000- relacionada con la adicción que la consumió por unos dos años. “Cada vez que hago un pago me duele, porque no tengo nada concreto, no es un carro, nada tangible”, expresa María a Primera Hora.
Llegó a jugar más de $111,000 provenientes de la liquidación que le correspondía luego de su retiro, dos tarjetas de crédito, una demanda que ganó, una reserva de la cuenta de cheques, una línea de crédito y la venta de un apartamento. Su crédito, no obstante, nunca se le afectó porque siempre hacía las transacciones “tan inteligentemente” que podía pagar y seguir manteniendo su adicción. “Comencé a jugar hasta el punto en que en aproximadamente dos meses ya yo había acabado con mi liquidación ($24,000) [...]. Estaba en el casino hasta que cerraba y si iba a un casino de los que son de 24 horas, podía estar hasta tres días sin comer, sin beber, sin ir a mi casa y sin comunicarme”, relata.
¿En qué estabas concentrada?
En que estaba jugando, que había perdido mucho dinero y que de alguna forma lo iba a recuperar.
¿Cuándo se dio cuenta de que algo andaba mal?
Todo el tiempo, pero no lo podía superar.
¿Cuándo tocó fondo?
Llegué al fondo cuando ya no tenía más nada que vender, cuando ya yo sabía que no podía seguir cogiendo prestado porque no tendría capacidad para pagarlo.
Su detente, precisamente, fue el temor de que su crédito se dañara. “Ya no había quien me ayudara, ni mi hijo, ya (él) había perdido la fe [...]. (Dije) '¡Dios mío!, ya no puedo seguir más. Empecé a evaluar todo lo que yo había perdido, lo ilógico que había sido mi comportamiento; entonces entendí que no podía superarlo sola y busqué ayuda”, expresó.
Ella es una de las 148 personas que han buscado ayuda en el programa de Assmca desde 2008. A nivel isla, el 13.8 por ciento de la población tiene problemas o patologías relacionadas con apuestas en los juegos de azar, según un estudio de 1998 de Hacienda. Para más información, llamar al 751-4014 o 833-0663.
Primera Hora/Libni Sanjurjo Meléndez




No hay comentarios.:
Publicar un comentario