USA - Florida - Es una ciudad destellante que atrae a jugadores de todo el país, quizás del mundo entero, un lugar donde abundan las apuestas, grandes y pequeñas, además de tiendas, restaurantes y centros de entretenimiento.
No hablamos de Las Vegas, sino de Miami dentro de unos años.
Aunque el sector de juegos del estado está empantanado en una batalla con la Legislatura y enfrenta los efectos de la recesión, pudiera estar listo para un crecimiento sin precedentes. Eso pudiera significar cientos de millones de dólares en la construcción de casinos y la ampliación de instalaciones en los condados Miami-Dade y Broward, además de Palm Beach y otras zonas del estado.
A la luz de los retos del sector, pudiera parecer una ilusión, especialmente cuando se tiene en cuenta una legislatura conservadora que con frecuencia considera el juego un vicio moral.
La Florida es un lugar para la diversión familiar tipo Disney, no casinos que funcionen las 24 horas, dicen los que se oponen a la idea.
Pero los familiarizados con el tema opinan de otra manera
"Hay señales de un mercado de juegos significativos'', dijo Christopher Jones, analista que estudia el sector para Telsey Advisory Group, con sede en Nueva York.
De muchas maneras, la batalla en la Legislatura fija las condiciones para el crecimiento. Debido a la necesidad desesperada de ingresos por parte del estado, los legisladores estudian la firma de un contrato con la tribu Seminoles, que exige derechos exclusivos para juegos como blackjack y baccarat en sus casinos a cambio de pagar al estado por lo menos $150 millones anuales. Como nación soberana, la tribu, cuyas instalaciones incluyen los complejos Hard Rock en Hollywood y Tampa, está básicamente exenta de impuestos.
Al mismo tiempo, los legisladores también sopesan si ofrecer un mejor trato a instalaciones de juegos parimutuales --carreras de caballos y perros-- en Miami-Dade y Broward que operan casinos menores. Las parimutuales presionan por una mayor paridad con los seminoles, alegando que prefieren que les reduzcan sustancialmente su tasa tributaria (50 por ciento de todos los ingresos de las máquinas tragamonedas). También cabildean por la opción de ofrecer juegos de mesa.
¿Y si los legisladores consiguen una solución que beneficie a ambas partes y que a la vez beneficie las arcas del estado?
El ex senador estatal Steve Geller, demócrata por Hallandale Beach y que ha seguido de cerca el sector, presenta una posibilidad: dar a los seminoles el derecho exclusivo a los juegos de mesa fuera de Miami-Dade y Broward, pero dejar que las parimutuales en esos condados también ofrezcan juegos. Si eso sucede, podría haber una expansión en todos los frentes.
Y para rematar, hay una considerable presión a favor de los juegos más allá de los límites de los seminoles y las parimutuales en Miami-Dade y Broward.
El Palm Beach Kennel Club ha cabildeado para ofrecer juegos de casino en su instalación. El Palm Beach Princess, que ofrece cruceros de un día con juegos de azar, ha debatido la idea de establecer un casino estilo barcos fluvial, anclado en el Puerto de Palm Beach.
Y otras parimutuales de Miami-Dade y Broward, Miami Jai-Alai, Dania Jai-Alai y Hialeah Park, han recibido luz verde para ofrecer máquinas tragamonedas. Otra parimutual, Calder Park, debe abrir su casino en enero.
Además, en Miami-Dade se ha hablado de colocar máquinas tragamonedas en el Aeropuerto Internacional de Miami y abrir un casino en uno de los grandes hoteles de Miami Beach.
La idea, dicen los que defienden el juego, es llevar el sector al próximo nivel. Según un estimado, el mercado de juegos de azar en el sur de la Florida y Tampa, que se ha calculado que genera entre $1,800 millones y $2,500 millones anuales, es el tercero o cuarto del país, después de Las Vegas, Atlantic City y tal vez Chicago.
Para comenzar la economía no ha tratado bien a los casinos en la Florida ni otras partes del país, que en su mayoría han declarado bajas en sus ingresos. Además, con el crecimiento del juego a nivel nacional, la cuota de mercado individual de los mercados es menor.
Pero el obstáculo mayor al aumento del juego en la Florida podría ser simplemente que todavía hay una parte importante de la población, y de la Legislatura, que todavía ven los casinos como algo negativo.
Uno de ellos es el senador estatal J.D. Alexander, republicano por Lake Wales, quien favorece un trato con los seminoles como vía para ``reducir la ampliación del juego'' en el estado, lo que significa mantenerlo restringido a los territorios indígenas. De otra manera, dice que no le interesa lo que califica de ``la cultura'' de los casinos.
A corto plazo, tales ideas pueden significar que sólo se permitirá al sector crecer de manera limitada en los próximos años. Pero a largo plazo, la mayoría de los observadores dicen que el crecimiento es inevitable.
Después de todo, hace un par de décadas la gran mayoría de los floridanos se oponía a permitir la construcción de casinos cerca de sus viviendas y derrotaron iniciativas electorales en este sentido. Pero ahora hacen fila para jugar en las máquinas tragamonedas todos los días.
¿Nos convierte eso en la próxima Las Vegas?
Quizás no, porque no hay otro lugar como Las Vegas, como dicen los ejecutivos del sector. Pero la realidad sugiere que la Florida está lista para que se le tome en cuenta con seriedad, incluso según sus normas actuales.
El Nuevo Herald/Charles Passy
domingo, 29 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario