Argentina - En diálogo con DIARIOHOY la socióloga Cecilia Lipszyc sostuvo que las máquinas tragamonedas son la alternativa a la que recurren los que menos tienen para engordar su jornal y mantener la esperanza de ganra un peso más. Para el rabino platense Tuvia Serbet todos los excesos son malos y en ese sentido “el Gobierno así como incentiva a jugar, debería dedicar el mismo tiempo y espacio a explicar que el juego es malo, aplicar controles y brindar contención”.
Aunque las autoridades provinciales insisten con la instalación de nuevas salas de tragamonedas y bingos, referentes sociales no descansan en alertar sobre las consecuencias que trae al jugador y su entorno las conductas compulsivas. Sostienen que el juego es una de las respuestas que los sectores de menores recursos encuentran a la hora de pensar alternativas para satisfacer las necesidades básicas.
Con la destrucción del sistema productivo nacional, el incremento de la pobreza y el estancamiento en la generación de nuevo empleo las familias que no consiguen los recursos para sostener una vida digan recurren a la ruleta, el bingo o las tragamonedas en busca de una solución.
“El juego es una tradición en argentina, pero esta incentivación que se está haciendo desde el Gobierno no me parece correcta porque la gente de escasos recursos juega para ver si puede ganar un poquito más y completar su jornal y la verdad es que siempre gana el casino porque sino no sería negocio”, opinó la socióloga Cecilia Lipszyc.
Según las leyes del judaísmo, explica a este portal el Rabino, todos los excesos son malos, pero existe una regla especial para los casos de juego. “Hay una ley judía que establece el criterio del juego como un robo, esta ley no se aplica a la lotería, pero sí a otros juegos como el póker por ejemplo. Sucede que uno apuesta su dinero y aunque pierda todavía lo siente como suyo”, especificó Tuvia Serbet.
Ambos coinciden en que la ludopatía creció y sigue creciendo en argentina. Lipszyc sostuvo a diariohoy.net que la ludopatía es una enfermedad gravísima que por la incentivación de las salas de juego que se realiza y la falta de respuestas a los sectores más necesitados, crece constantemente. Para el Rabino el Gobierno debería alertar sobre las consecuencias del juego compulsivo en lugar de invitar a la sociedad a las salas todo el tiempo.
Fuente: diariohoy
martes, 6 de enero de 2009
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