Hoy atiende la conserjería de una estación de servicio ubicada en el ingreso a Maggiolo. Su nombre es Guillermo Bertello aunque todos lo conocen como la Cuca.
Supo ser dueño de autos importados de gran valor y llegó a tener 400 hectáreas de campo a su disposición aunque lo perdió todo en el juego. "Quiero hacer la nota pero dejando un claro mensaje a los lectores: el juego es una enfermedad y no sugiero a nadie que se prenda en eso", aclara de antemano, y en rigor suena creíble tanto como su arrepentimiento.
Su relato inexorablemente está vinculado a su época de jugador compulsivo y no tiene reparos en sostener que fue el jugador más fuerte del sur santafesino. "Llegué a ganar 250 mil dólares en una noche en el casino de Corral de Bustos y jugué a la par de grandes jugadores de ruleta como Gerardo Sofovich o Jacobo Winograd en Mar del Plata", relata.
Dice la "leyenda" que fue un buen jugador de pelota paleta y se las rebuscaba al fútbol aunque él es tajante: "En el fútbol no se podía apostar por lo que me dediqué a la pelota paleta y lo hacía generalmente por plata. Nunca le tuve miedo a las apuestas y si tenía que apostar todo en una noche, lo hacía sin problemas".
Cuca relata pormenorizadamente sus "hazañas" que según su criterio tienen sentido si les sirven a la gente. "Estoy arrepentido de lo que hice porque los vicios terminan con todo -cuenta-. Uno no sólo pierde plata con el juego; lo más grave es que se pierden personas, afectos, familia y amigos que en las malas desaparecen".
"No son buenas las noches en que se gana y de las noches en que se pierde mejor ni hablar, pero el jugador siempre cuenta las noches de éxito y no los fracasos", dice para luego rematar: "El saldo es este, estoy subsistiendo gracias a la gente que confió en que atienda esta estación de servicio y a la cual le estoy sumamente agradecido".
Cuca es un personaje bastante atípico para la fisonomía de un pueblo por su condición extremadamente urbana.
Pese a que tuvo noches en las que ganó miles de pesos y otras -como las del mismo viaje de boda- en las que perdió hasta 35 mil dólares, reconoce que el saldo nunca es favorable.
"Perdí el crédito ante la gente y tengo deudas morales que son difícilmente saldables. Lo que no es poco", remató.
Enviado por: Carlos Feldman - Santa Fé
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