lunes, 20 de agosto de 2007

El diablo en el casino ¿ficción o realidad?

La muchacha que bailó con el diablo en el casino del Country Club, iba de chaperona, “cuidando” a su hermana que iba con el novio.
Cuando aquel hombre, de buen vestir, elegante y atractivo, se paró en la puerta del salón todas las miradas se centraron en él, se detuvo un momento y luego invitó a bailar a “la chaperona”.
Sentado en el interior de una casa vieja de la colonia Centenario, donde el olor a muebles viejos y paredes de adobe dan cuenta de la antigüedad de la construcción, un hombre asegura que la aparición del demonio en Hermosillo no es ningún cuento.
Para dar la entrevista pone como condición que ni su nombre ni su apellido se revele, menos el de la muchacha y los demás implicados, pues son de “buena familia”.
“La chaperona” tendría en 1957, año en que asegura ocurrió el suceso, más de 30 años, en ese tiempo se consideraba ya una solterona, además la más bonita era su hermana, con la que salía “a cuidarla”.
Según cuenta el hombre de canas y manos arrugadas, ella vivía cerca del Palacio de Gobierno, pero prefiere no dar la dirección exacta.
El día del baile, que fue en un fin de semana de verano, relató que algunas parejas danzaban en la pista, cuando aquel hombre elegante que llamó la atención de todos se dirigió a “la chaperona”, ella aceptó bailar y así pasaron un buen rato.
Cuenta que después se supo que ella empezó a sentir los pies calientes, fue entonces cuando miró hacia abajo y vio a su acompañante con una pata de gallo y otra de caballo, entonces quiso soltarlo, pero él, que la tenía tomada de la espalda, la acercó más y ella se desmayó.
Fue cuando los demás se dieron cuenta de la presencia del diablo, que rápidamente había desaparecido del lugar y dejó un penetrante olor a azufre, y en la espalda de la chica, su mano pintada.
Después el rumor se esparció como reguero de pólvora entre la entonces más pequeña y cerrada sociedad hermosillense, la muchacha, comentó que no se sabe qué pasó con ella, pero no se le vio en la calle durante muchos años.
Según el hombre, ése no fue el último baile del Country Club, los fines de semana siguiente muchos jóvenes de la época seguían yendo, pero las jóvenes capitalinas ya no pisaban el lugar, y poco a poco los varones también dejaron de ir.
Hay diversas versiones sobre la historia del diablo aparecido en el casino del Country Club.
Con los años ha crecido el mito de la fiesta y la mujer que bailó con el demonio, pero quienes dicen haber estado en ese festejo o conocer sobre el tema cuentan su propia historia.
“Era de Tepupa, yo bailé con ella, pero cuando se le apareció el diablo yo andaba por otro lado", aseguró un albañil de la colonia 5 de Mayo.
Según dijo, la joven que bailó con el diablo en el Country Club se llamaba Manuela, tenía el cabello rojo y la piel blanca, vivía en la colonia 5 de Mayo y le gustaba ir a codearse con “los ricos”.
El albañil, que prefirió no identificarse porque asegura que tiene problemas legales, asegura que bailó con Manuela en las fiestas del barrio, y cuando regresó de trabajar en Estados Unidos supo lo que le había pasado.
La historia que cuenta es casi igual a la relatada por el hombre de la colonia Centenario, sólo que Manuela no era de buena familia, y según dice, ella se casó tiempo después y luego murió.
El diablo vino de Europa
El “diablo” que se apareció en el casino del Country Club era de carne y hueso, efectivamente alto, esbelto y bien parecido, y había llegado a Hermosillo para trabajar en los asuntos de unas minas que funcionaban rumbo a La Colorada.
Ese “diablo” que llegó del Viejo Continente, era todo un casanova, no muy bien visto por las familias locales que cuidaban las buenas costumbres y la reputación del apellido.
Quien cuenta de ese “diablo”, como los otros entrevistados también pide no revelar su identidad y no mencionar nombres ni apellidos de nadie.
Cuenta que aquél galán era un verdadero “demonio”, según dice tuvo amoríos con varias jóvenes de finales de la década de los cincuenta, cuyas familias eran muy respetadas en la ciudad, y afirma que al menos tres de ellas quedaron preñadas.
Era precisamente en el casino del Country Club donde las conquistaba, comentó.
En realidad nunca se supo qué pasó con él, pero de pronto ya no se aparecía en las fiestas, añadió, y luego surgió el rumor de que el diablo se había aparecido y la gente dejó de ir.
¿Verdad o mentira?
Gilberto Escobosa Gámez, cronista oficial de la ciudad, asegura que él iba a los bailes del casino del Country Club, pero no le tocó asistir al que se apareció el diablo.
Según dijo esa historia es ya una leyenda, y como es un mito, lo que se dice es “mitad verdad y mitad mentira”.
Al casino, que se ubicaba en la parte alta del campo de golf que en la década de 1940 había instalado Abelardo L. Rodríguez, asistía gente de clase media y alta, gente que podía gastar, apuntó, era un lugar muy discreto.
Cuando se esparció el rumor de la aparición del diablo, Hermosillo era una ciudad muy pequeña, con gente muy conservadora y religiosa, así que muchos padres ya no permitieron a sus hijos e hijas asistir y el local se “vino abajo”, agregó.
Según el cronista José Rafael Aguirre, existen varias versiones sobre la aparición del demonio en la ciudad, la que más se ha difundido es la de la muchacha cuya madre no la dejó ir a bailar, se fue a escondidas y bailó con el diablo.
Otra, indicó, es que en la época un editor de un periódico local que no tenía noticias impactantes que difundir, inventó esa historia, pero esos datos hemerográficos no se han localizado a la fecha.
Una más habla de una broma en la que varios muchachos prendieron azufre en los sanitarios del casino, continuó, y luego dijeron que se había aparecido el diablo.
De generación en generación
El párroco de Catedral, Genaro Huerta, que durante su niñez vivió a unas cinco cuadras de donde se ubica el Country Club, consideró que no hay fundamentos en los relatos de la gente para creer que el diablo se apareció en ese casino.
La Iglesia, apuntó, no concibe al diablo como un ser con patas de gallo y de caballo; el demonio es el mal que hay en el hombre mismo, es una persona que hace o ha hecho daño a otras personas, ya sea moral o físicamente.
“El mal es una persona que no deja crecer a la otra”, reiteró el sacerdote.
La supuesta aparición en el casino del Country Club, manifestó, es una plática de plaza, los hermosillenses son muy dicharacheros, es un tema para tener conversación, y se platica como algo chusco, no como una situación que provoque miedo.
“La gente se divierte hablando estas cosas y lo hace no con el afán de hablar de algo malo”, agregó el padre Genaro.
En ruinas
Ficción o verdad, pero la historia de la aparición del diablo en Hermosillo causó estragos reales, uno de ellos el abandono del propio Casino donde se supone el mismito demonio bailó en esta ciudad, y la pérdida de los empleos de la gente que ahí trabajaba.
Actualmente sólo quedan algunas paredes y pisos de la vieja construcción de piedra, en la que según vecinos de la colonia El Coloso han observado personas que practican rituales satánicos o “cosas extrañas”.
Uno de los veladores comentó que incluso han corrido del lugar a personas que intentaban tomar fotografías pornográficas, y que diariamente se acercan decenas de curiosos, pero no se les permite la entrada por ser propiedad privada.
Desde la década de 1970 y hasta después de 1990 la propiedad de los campos de golf del Country Club estuvo “peleada” en la Suprema Corte de la Nación, según información no confirmada hace algunos años el predio ubicado junto a la colonia El Coloso fue vendido en 10 millones de dólares.
Actualmente, según datos de la dirección de Catastro municipal, el predio pertenece a la compañía Casson S.A. de C.V., que tiene oficinas en Culiacán, Sinaloa.
Según Benjamín Salazar, quien se encarga de pagar los sueldos de la familia que vigila las instalaciones del Casino del Country Club y el resto de las propiedades del antiguo campo de golf, los socios de la compañía se encuentran en la Ciudad de México.
Él dijo encargarse sólo de pagar los salarios de los veladores y desconoce si en un futuro se contempla reabrir el lugar o construir ahí algún fraccionamiento.
Aunque se intentó consultar a uno de los socios originales del Country Club para conocer los motivos por los que el casino decayó, éste no accedió a la entrevista.
El diablo se apareció en Hermosillo
¿Será verdad o será mentira?
Nota de: Luis González
Fuentes:
http://www.elimparcial.com/

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