Hay un lema implícito en Las Vegas: el que quiere apostar, apuesta. Los casinos están abiertos veinticuatro horas, y siempre hay decenas de tragamonedas desocupadas y mesas de ruleta, pase inglés y black jack a la espera de clientes.
La consigna vale también para las apuestas deportivas. El hotel Excalibur, por ejemplo, tiene un salón con medio centenar de butacas clase business desde las que se pueden observar cómodamente los 23 televisores de gran tamaño, más otro gigantesco, con imágenes en directo de carreras de caballos, football, beisbol.... Un "rincón" con dos docenas de computadoras de uso gratuito para que los clientes consulten datos. Y detrás del mostrador donde se toman las apuestas, un enorme tablero con todos los partidos de cualquier deporte que habrá en el día. O casi...
–¿Cómo se puede apostar a los partidos del FIBA Americas Championship (nombre oficial del Preolímpico)? Larisha (como todos los empleados aquí lleva una credencial con su nombre en la blusa), una mujer negra y delgada, entrecierra los ojos. "El torneo de básquetbol que se está jugando en la ciudad", le aclara el potencial cliente.
–Ah, no, señor. Si quiere básquetbol puede apostar a los playoffs de la WNBA (la liga femenina estadounidense), y también podemos tomarle una apuesta sobre cuál será el próximo campeón de la NBA, pero no sobre ese torneo que usted menciona.
Y es así. Se puede jugar a casi todo en Las Vegas, pero no a los partidos de un torneo que se juega en la mismísima ciudad.
Fuente: Clarín
martes, 28 de agosto de 2007
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