domingo, 3 de enero de 2010

La apuesta del gran casino de Asia

China - Macao - El mayor puente sobre el mar unirá la ex colonia portuguesa con Hong Kong a través de 50 kilómetros y costará 7.300 millones de euros Pekín celebra los diez años de la recuperación de Macao con una obra faraónica.
Ni siquiera en los sueños más megalómanos de los faraones del antiguo Egipto se hubiera gestado un proyecto tan espectacular.
Pero China ha conseguido que sus infraestructuras conviertan a las pirámides en una construcción de juego de niños. Más aún cuando hay algo que celebrar, y el décimo aniversario de la recuperación de la última colonia europea en Asia, Macao, le ha dejado en bandeja la oportunidad para superarse.
Sólo ha pasado año y medio desde que se inauguró el puente más largo jamás construido sobre el mar, que une Shanghai y Ningbo, y la pasada semana ya se colocó la primera piedra de uno que lo superará. Es el viaducto que conectará la ex colonia portuguesa con su hermana británica, Hong Kong, a través de la ciudad china de Zhuhai. Tendrá una longitud total de 50 kilómetros (14 más que el de Shanghai), forma de Y, y el ancho de seis carriles. Costará la friolera de 7.300 millones de euros.
Así, las dos muestras de capitalismo en suelo chino quedarán unidas por carretera en menos de una hora, algo que pretende dar un nuevo impulso económico a la región sureña de Cantón, una de las más afectadas por la crisis. Y, sin duda, facilitará que la población china dé rienda suelta a una de sus mayores aficiones: el juego.
Más que Las Vegas
En 2006 Macao, que es el único territorio de la república popular en el que están permitidas las apuestas, superó a Las Vegas como el casino más importante del planeta. Los espectaculares locales de juego, entre los que destacan las formas imposibles del extravagante Grand Lisboa, dan trabajo al 14% de la población y generan 12.600 millones de euros, un poco más del 70% del PIB de esta región administrativa especial, que gozará de un sistema capitalista hasta que se complete su integración total en el sistema chino en 2019.
Salvo que antes se llegue a un acuerdo que lo impida, como el que pretende llevar el sufragio universal a Hong Kong, este año se recortarán drásticamente las libertades de las que todavía disfrutan sus habitantes. Macao no es una democracia al uso, aunque varios parlamentarios son elegidos por los votantes, pero están permitidas las manifestaciones, existe libertad de prensa y de expresión, y el sistema legal está basado en el portugués. No obstante, y aunque se mantienen los nombres originales de calles y plazas, la presencia lusa es meramente testimonial. En la ex colonia viven ya más filipinos, trabajadores preferidos del sector servicios, que europeos. El cambio se va sintiendo poco a poco, pero es un alud imparable.
De hecho, este año Macao ha visto con preocupación una modificación legal sustancial que podría suponer un punto de inflexión en el respeto de las libertades individuales. La Asamblea Legislativa ha aprobado una ley local que permite la ejecución de un artículo en desuso, el número 23, según el cual «se prohíben los actos de subversión y secesionismo, y se protegen los secretos de Estado», un término indefinido que abre la puerta a detenciones arbitrarias. En Hong Kong, la propuesta de ese mismo cambio provocó en 2003 la mayor manifestación de la historia de la ciudad, que consiguió evitar su aprobación. En la vecina de sangre portuguesa ya no hay marcha atrás.
Bendición económica
Por todo ello, muchos reflexionan ahora sobre la conveniencia de haber ingresado en China. Sin duda, el regreso a la madre patria ha sido una bendición económica. En 2002, Pekín relajó las restricciones que imponía a sus ciudadanos para viajar a esta pintoresca ciudad de medio millón de habitantes que, de repente, pasó a recibir treinta millones de turistas al año, de los cuales el 60% proceden de la china continental. No es de extrañar que la crisis económica se haya sentido aquí notablemente menos que en el resto del mundo. En 2008 creció un espectacular 13,2%, y se espera que 2009 acabe también en positivo.
Son razones más que suficientes para que, según un estudio de la Universidad de Macao, el 96% de su pragmática población esté satisfecha con los cambios introducidos en la región desde aquel 20 de diciembre de 1999 en el que se izó la enseña de las estrellas amarillas sobre fondo rojo. No en vano, Macao goza de una renta per cápita similar a la de España y, allí, lo mismo en política que en economía o en infraestructuras, todo está regido por un grito: ¡Hagan juego!
El Correo Digital/Zigor Aldama

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