Argentina - Buenos Aires - Aunque Cristóbal López es el nombre más representativo del auge de la industria del juego en tiempos del kirchnerismo, algunos de sus competidores corren con la misma fortuna.
Es el caso de Boldt, la empresa nacional de la familia Tabanelli. La firma informó ayer a la Bolsa que tendrá, durante 3 años más, el negocio de la captación de apuestas "de lotería en línea en tiempo real, basado en terminales", concedido por el Instituto de Loterías y Casino de la provincia de Buenos Aires. Se trata de las apuestas de quiniela que se realizan en las más de 3.800 agencias desparramadas en el territorio de Daniel Scioli. Allí se juegan más de $ 3.600 millones anuales, de los cuales Boldt se queda con 5% ($ 180 millones). Cuando Casino Club (de López) quiso entrar a este negocio en la ciudad de Buenos Aires, otros oferentes impugnaron la licitación que preparó Lotería Nacional porque había condiciones en los pliegos que parecían favorecer a Casino Club. Con esa situación (la de no innovar), la quiniela porteña sigue en manos de la española Cirsa y Boldt. Mueve cerca de $ 1.200 millones por año.
Tras conseguir la extensión del negocio de la quiniela, ahora Boldt busca lo mismo con el Casino de Tigre (Trilenium), donde es socia de Sociedad Comercial del Plata, de Soldati. La concesión, que arrancó en 1999, expiró hace unos días. El gobierno dio 3 meses de prórroga mientras negocian una extensión. Como Codere consiguió que Scioli le dé por 15 años más el bingo de la Plata, Trilenium (con ventas por $ 110 millones) pide lo mismo. Allí el Estado se queda con el 100% de los juegos de "paño" (en 80 mesas) y el 50% de las 1.875 tragamonedas.
Clarín - Martín Bidegaray
miércoles, 2 de diciembre de 2009
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