España - Valencia - José Luis R., tras cuatro años enganchado al juego, pide que se restrinja el acceso a las máquinas tragaperras en los bares.
"Es una enfermedad, un trastorno mental que te anula radicalmente". Son las palabras de Jose Luis Ruiz, un vecino de Valencia, que estuvo cuatro años enganchado al juego, en concreto a las máquinas tragaperras. Señala que hace dos años que no juega, pero recuerda que cuando se padece la ludopatía "te miras al espejo y no te reconoces". Jose Luis reivindica que "hay que eliminar el mito de que es un vicio", ya que apunta "es una enfermedad social".
"Estuve poco tiempo enfermo pero el suficiente para pasar por todas la fases", comenta. "Al principio la suerte te acompaña. Hechas 100 pesetas y te salen 1.000". Luego, se pasa a decir "quiero recuperar lo que he perdido. Si llevo invertidos 50 euros, aunque me cueste 150 tengo que recuperarlos"."Por último, la fase de la anulación como persona, te da igual todo y juegas sin placer. Ya es darle a la máquina con una angustia total". Destaca que la adicción lleva a "una pena por dentro que no hay quien te la quite, un sentido de culpabilidad. No debería ser así porque eres un enfermo", resalta.
Comenta que ha tenido suerte porque esta adicción no le afectó a su trabajo de auxiliar de administrativo, ni a la familia. En la máquina llegó a gastarse en una partida entre 200 y 250, pero advierte: "He visto a gente que se ha gastado 1.000 euros en la máquina del bar". Según Jose Luis esta adicción le llevó a solicitar préstamos "a diestro y siniestro", y ahora no puede hacer frente a tantas cuotas mensuales. Cree necesario que a la hora de afrontar las deudas se debería tener en cuenta la condición de enfermo de las personas que padecen ludopatía. "No se trata de condonar la deuda", apunta José Luis, quien opina que en la legislación se debería contemplar esta situación, para facilitar estos trámites.
"Esto no es vida"
"Te das cuenta de que esto no es vida". "Me ayudó mucho que siempre he tenido capacidad de reflexionar. También el teléfono de la esperanza, que lo he quemado con tres o cuatro llamadas de 20 minutos cada día". Aconseja que "si alguien tiene que salir de esto que no tenga miedo, primero que lo asuma, que transmita ese problema o lo comparta con alguien y empiece a caminar".
Ahora ha emprendido un reto personal. Ha enviado cartas a diferentes instituciones sanitarias y a los defensores del pueblo de varias comunidades autónomas para conocer cuáles son las medidas que se están tomando respecto a la ludopatía y para pedir que se incremente la atención sobre este problema. Entre otras medidas, pide que se restrinja el acceso a las máquinas tragaperras en los bares.
Ana Sánchez, psicóloga clínica de la Unidad de Salud Mental en la Fuente de San Luis de Valencia explica que esta conducta adictiva "es una enfermedad muy estigmatizada. El alcohol ya está más considerado como patología pero en el caso del juego cuesta mucho que la familia entienda que es una enfermedad". "El juego está muy instaurado en la sociedad y sobre todo en España", apunta.
Así, la ludopatía supone "un problema de control de impulsos". En el caso de esta adicción el éxito que supone ganar un premio se convierte en el refuerzo que sigue atando al enfermo a su adicción.
Por un lado, este refuerzo psicológico nutre su autoestima y por otro lado le autoconvence de que en la próxima partida volverá a salir ganador. Sánchez señala que las personalidades límites son más proclives a padecer esta adicción, así como aquellas personas insatisfechas, con autoestima muy bajas o en situaciones de estrés.
El primer paso si se sospecha que hay una adicción al juego es acudir al médico de cabecera que determinará si el paciente debe recibir tratamiento y lo destinará al especialista correspondiente.
También hay asociaciones en la Comunitat Valenciana que proporcionan diferentes tipos de ayudas a los jugadores patológicos. Según señala Ana Sánchez, tras detectar en cada caso la situación que propicia la adicción, el jugador debe principalmente "aprender a convivir con los juegos de azar y buscar satisfacciones en otros campos de su vida". También, es muy importante atender a las familias, en la que aparecen la depresión, tristeza y sentimiento de culpa. "Para la familia es muy duro, porque pierden la confianza en el enfermo", señala Sánchez.
En 2008 la dirección general de Drogodependencia de la Conselleria de Sanitat ha registrado653 atenciones en las Unidades de Conductas Adictivas (UCA) en la Comunitat Valenciana de jugadores patológicos. Estas cifras hacen referencia tanto al número de casos tratados en las UCA, como a las personas que solicitaron ayuda por primera vez o de forma reiterada tras una recaída en la adicción.Desde esta entidad señalan que respecto a 2007 el número de admisiones se ha reducido en un 0,3%, pues en ese año se registraron un total de 661.
Fuente: levante-emv
lunes, 27 de abril de 2009
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