domingo, 13 de diciembre de 2009

Un paraíso de lujo perdido en las Antillas

Antillas Británicas - Robert Sillerman amasó una fortuna de unos US$1.000 millones comprando y vendiendo empresas de medios y entretenimiento. Entre sus acuerdos más exitosos estuvo la compra de la franquicia de televisión American Idol.
Pero la racha ganadora de Sillerman se estrelló en un espectacular trecho de playa en esta diminuta isla caribeña.
Su hotel, condominio y resort de golf de lujo, Temenos, languidecen a medio construir y sin un centavo. El autor del Código Da Vinci, Dan Brown, y el creador de American Idol, Simon Fuller, entre otros, pagaron millones de dólares en concepto de depósitos por las mansiones. No se sabe cuándo, o si en efecto, sus casas de vacaciones serán terminadas.
"Siento remordimientos y me arrepiento", se sinceró Sillerman en una entrevista en su oficina en Manhattan, Nueva York. Cuenta que ya no espera poder recuperar la inversión personal de US$180 millones que hizo en Temenos. "Creo que exhibí un elemento de orgullo desmedido", reconoció. El desarrollo de resorts "no era bajo ningún concepto mi área de especialización".
Para algunos de los estadounidenses más ricos, como Sillerman, las costosas inversiones hoteleras hechas durante el auge inmobiliario se han convertido en pesadas cargas.
Algunas propiedades recién inauguradas no están generando suficiente efectivo para cubrir los gastos operativos. La construcción de otros proyectos se paraliza a medida que los bancos y los inversionistas se retiran. Durante los primeros nueve meses del año, urbanistas pospusieron o cancelaron 43 hoteles de lujo, con un total de 9.300 habitaciones, en Estados Unidos y el Caribe, según la firma de investigación Lodging Econometrics.
Aunque los hoteleros con experiencia están acostumbrados a los ciclos de auge y caída, los novatos están aprendiendo una dura lección sobre los riesgos de poseer y desarrollar alojamientos de lujo, un sector que se ha visto duramente golpeado por la crisis inmobiliaria.
Un grupo de inversión encabezado por Michael Dell, fundador del fabricante de computadoras Dell Inc., se asoció con la firma de inversiones de capital privado Rockpoint Capital LLC para comprar el Four Seasons Hualalai en Hawai en 2006. Desde entonces, el flujo de caja anual del hotel de 243 habitaciones ha caído 33 puntos porcentuales a 54%, según indican documentos de préstamos. Un ejecutivo del hotel explica que parte del declive se debe a una renovación que obligó al cierre temporal de algunas habitaciones.
Por su parte, Bill Gates, cofundador de Microsoft Corp., también tropezó con varios obstáculos en el frente hotelero. En 2007, su firma de inversión se asoció con el príncipe saudita Alwaleed bin Talal para adquirir Four Seasons Hotels & Resorts, que administra 82 propiedades de lujo, por US$3.400 millones. Los ingresos por habitación disponible en esas propiedades han caído 25% desde entonces. Además, su firma de inversión ha embargado la hipoteca del Terranea Resort, en Palos Verdes, California, de 582 habitaciones, que entró en cesación de pagos sobre un préstamo de US$110 millones que había recibido de la firma de Gates poco después de su inauguración en junio.
El fundador del sitio de subastas eBay, Pierre Omidyar, es un importante inversionista en Montage Hotels & Resorts, que posee dos hoteles de lujo en California y uno que está por abrir en el estado de Utah. En su nuevo hotel boutique en Beverly Hills, la tasa de ocupación es de cerca de 60%, y hasta ahora se han vendido sólo cuatro de sus 20 residencias.
Antes, la mayoría de los grandes hoteles y resorts era propiedad de empresas como Hilton Worldwide Inc. y Marriott International Inc. Pero a finales de los años 80, las grandes compañías hoteleras empezaron a vender sus propiedades para concentrarse en administrar y operar hoteles de otros dueños.
Los inversionistas ultrarricos a veces ven los hoteles y resorts de lujo como una forma de resaltar su apología del lujo, dice Jim Taylor, vicepresidente de la junta de la firma Harrison Group, que hace un seguimiento de los gastos y las inversiones de los ricos. "También hay valor de ego en la posesión de un hotel".
La industria se encuentra actualmente en un gran declive. Desde 2007, los ingresos por habitación disponible en hoteles de lujo de Norteamérica y el Caribe cayeron 26% a un promedio de US$141,58, según la firma de investigación Smith Travel Research, comparado con un descenso de 18% a US$56,53 en todos los hoteles de EE.UU.
Un factor que posiblemente complica más las cosas es que los hoteles de lujo que empezaron a construirse en los últimos años del boom ahora están terminados, lo que incrementa la oferta. "Pienso que pasarán entre siete y 10 años antes de que el [sector de] lujo pueda volver a donde estaba antes", pronostica Bjorn Hanson, un profesor de alojamiento de la Universidad de Nueva York.
Sillerman también tiene problemas en Las Vegas, donde una de sus empresas compró más de 7 hectáreas en la avenida principal para construir un hotel-casino. El proyecto nunca arrancó, su hipoteca de US$475 millones está impaga y el terreno podría subastarse como parte de una solicitud de protección por bancarrota.
Sillerman, de 61 años, empezó a construir Temenos en 2005 junto al urbanista Flag Luxury Properties LLC. Algunas de las 78 mansiones planeadas fueron vendidas a amigos y socios de Sillerman. Según Flag, el año pasado, tres cuartas partes de las unidades estaban bajo contrato y los compradores habían pagado hasta 30% del valor. El campo de golf y la sede del club fueron inaugurados en 2007.
Temenos, que significa "santuario" en griego, pronto empezó a tener problemas. Los costos de los combustibles y el transporte se dispararon durante la construcción. Flag calcula que se necesitan hasta US$120 millones para completar la construcción del resort. Pero después de más de un año de intensa búsqueda, Flag y Sillerman aún no han encontrado nuevos inversionistas.
Sillerman afirma que Temenos será completado en algún momento. "Me gustaría acabarlo, más para los propietarios de las mansiones y la gente de Anguila", señala.
Prodiario

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